Homenaje a las mujeres nacidas en los 50 y 60: Aquellas niñas que fuimos y las mujeres en las que nos convertimos

Cedida por Editorial Edaf.

Cedida por Editorial Edaf.

María Pilar Queralt del Hierro, buena amiga de este blog desde que nos habló de los amantes de las reinas hace un año y de la historia de la gastronomía española con este trivial hace unos meses, regresa a nuestras estanterías con un libro que, me consta, ha disfrutado y ha volcado mucho de ella en él. Ha volcado conocimientos y también su vida.

Con Tal como éramos… Las niñas que fuimos y las mujeres que somos (Edaf, 2016) esta historiadora recuerda a la generación de mujeres españolas nacidas en los cincuenta y sesenta que, sin ellas saberlo muchas veces, adentraron en muchos aspectos, a España en la modernidad. En mucho, tuvieron éxito. Y en otros aspectos, todavía deben seguir luchando, ellas y todos. Un libro estupendo para recordar y homenajear a madres y abuelas, que nos presenta la autora misma…


Aquellas niñas que fuimos y las mujeres en las que nos convertimos

Por María Pilar Queralt del Hierro | Historiadora y escritora

Aprendimos a escribir con plumilla, crecimos escuchando la radio, compramos los primeros tocadiscos,… pero hoy somos unas expertas manejando el Whatsapp; vimos nacer la televisión, y ahora escuchamos música en MP3 o a través de Spotify. Veranear era un lujo al alcance de unos pocos y ahora nos plantamos en la otra orilla atlántica y nos bañamos en el Pacífico o en el Índico con toda naturalidad. Es más, aún recordamos aquello de las conferencias “con demora” pero no sabemos vivir sin el móvil.  Nos maravillamos cuando apareció el fax y  hoy dependemos absolutamente del correo electrónico, mientras que nos asomamos a diario a esa ventana abierta al mundo que es Internet. El lavavajillas, el aspirador, la lavadora han transformado nuestro hogar que ya no tiene nada que ver con aquel que esclavizó a las mujeres de generaciones anteriores.  Conducimos coches, motos y aviones; hablamos idiomas, viajamos, pagamos con dinero “de plástico”, nos hemos incorporado al ejército y a la política, somos mayoría en la universidad y nutrimos el mundo del trabajo. Estoy hablando de las  mujeres  nacidas en los años 50 y 60 del siglo XX.  Es decir, aquellas que tanto en España como en el resto de occidente, hemos vivido un cambio radical en nuestro día a día.

Unas niñas que, como cantaba Rocío Dúrcal,  éramos  “una niña buena”, escribíamos  “sin ningún borrón”, aprendíamos “a sumar ” y seguíamos “los consejos de papá y mamá”. No se nos exigía más. A fin de cuentas se suponía que nuestro destino era ser madres y esposas y, por tanto, con saber las cuatro reglas, coser decentemente, saber cocinar y llevar una casa teníamos más que suficiente. Sin embargo, contra lo que la mayoría pensaba, íbamos a ser precisamente aquellas niñas tan buenas y obedientes las que, definitivamente, y contra lo que se nos demandaba, asaltaríamos la Universidad y el mercado laboral, y conformaríamos un nuevo tipo de mujer que poco tenía que ver con el modelo que nuestros mayores con la impagable colaboración de la Sección Femenina nos imponía.

Fotografía cedida por Editorial Edaf.

Fotografía cedida por Editorial Edaf.

El cambio se inició mediados los sesenta, cuando llegaron desde Europa aires de revolución en forma de minifalda o revueltas estudiantiles y, pese al férreo control de la censura que impedía la difusión de toda noticia que augurara un nuevo tiempo,  captamos el mensaje. La semilla del inconformismo que ya habían sembrado en nosotras madres y abuelas, germinó y los últimos años sesenta y los primeros setenta contemplaron el despertar de niñas y adolescentes que reproducían modelos de conducta aprendidos mediante el cine o la televisión, que comenzaban a viajar al extranjero, estudiaban idiomas, se pintaban y no dudaban en acortar sus faldas aunque solo fuera doblando la cinturilla en el ascensor de casa para evitar las iras del pater familiae. Luego, las más osadas, ya en la universidad, iban a ser uno de los motores del cambio político y social que auspició la España de la Transición.

Ha sido un camino largo y difícil, hecho de renuncias, contradicciones, y dificultades. Todavía en los años 70 los “Payasos de la tele”  cantaban la peripecia de una niña que quería ir a jugar pero no podía porque tenía que planchar, coser, fregar… y mil y una tarea más. Pero a quienes lo recorrieron  (lo recorrimos) deben las mujeres del siglo XXI su actual estatus y es bueno que conozcan cómo fue la niñez y adolescencia de sus madres o sus abuelas.  Eso, precisamente, es lo que hemos tratado de recordar, sin acritud, sin juicios de valor, con un punto de nostalgia y –discúlpenme aquellas que no se vean reflejadas en las páginas del libro—mucho de memoria personal en Tal como éramos.

Del día a día, de los sueños y las esperanzas, la música, los juegos, o el quehacer diario de aquellas mujeres que nacieron en los años 50 y 60 del pasado siglo. La revolución tecnológica y el cambio político y social que registró España a partir de 1975, nos llevó a vivir en una sociedad que poco o nada tiene que ver con aquella para la que nos educaron. El mundo era otro. Y nosotras también. Las niñas que fuimos quedaron atrás y ya como mujeres hechas y derechas, educamos a nuestras hijas  para que pudieran decidir la clase de vida que deseaban tener con los únicos límites de su circunstancia social y económica. Nosotras también lo habíamos hecho, pero con muchas más dudas y sorteando múltiples impedimentos tanto en el campo personal como en el profesional. Si lo hemos hecho bien o mal, la historia tiene la palabra. Ahora es su turno. Nosotras, aquellas niñas que nacimos en los 50 o en los 60,  les hemos pasado el testigo. Hay que esperar que nuestro ejemplo haya servido para que las jóvenes mujeres del siglo XXI encuentren su propio camino y consigan hacer del mundo –no solo de Occidente- un lugar acogedor y justo donde no haya discriminación alguna en razón de sexo, ideología o condición social.  Las circunstancias de nuestra infancia y adolescencia fueron muy diferentes a las suyas.  Cierto que no se nos preparó para el mundo que se avecinaba pero supimos distinguir con precisión nuestros objetivos, nadar a contracorriente y llegar a la orilla deseada. Por eso no hay que olvidar que gracias a las niñas que fuimos, hemos acabado por convertirnos en las mujeres que somos.

¡Buenas lecturas!

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13 comentarios

  1. Dice ser la gente según cómo se porte y la hipocresía

    Hay otras mujeres que también valen cantidad y no tienen por qué ser madres, ni esposas obedientes, ni universitarias. «La mujer» es lo mismito que «el hombre». Siempre se intenta englobar un estilo, una conducta, una forma de ser, cuando la realidad destruye esa mentalidad de manera clara. Hay mujeres y hombres, seres humano, de todo tipo. Yo siento el mismo respeto por una modelo que en webcam comparte su vida sin tabúes a una mujer con chaqueta y corbata en un puesto relevante. Las respeto igualmente, del mismo modo que respeto a un hombre que realiza un trabajo importante como a un mendigo, como a un actor porno. Mientras no se dediquen a abusar de otros seres humanos, a reprimirlos, a castigarlos, respetito que es muy bonito. Lo que no veo nada bien es que Europa, un lugar supuestaemnte evolucionado, lleno de mentres racionales que dicen (aquí unas risas) permita que la mujer cobre menos que el hombre por realizar el mismo trabajo. Vergonzoso. Rotundamente injusto.

    28 noviembre 2016 | 10:24

  2. Dice ser mitxel

    Pues que se esterilicen, asi no asesinan a nadie que vaya a nacer y no tendran remordimientos de conciencia (la que tenga, aunque lo dudo), y pueden fornicar todo lo que les plazca y con quien les plazca.

    28 noviembre 2016 | 10:30

  3. Dice ser mercería puri

    uf, parece el anuncio de navidad de turrones el almendro, un poco de freixenet, por favor

    28 noviembre 2016 | 23:38

  4. Dice ser survey

    A las españolas de hoy en día no se las puede considerar ya ni mujeres.

    29 noviembre 2016 | 00:46

  5. Dice ser eris

    Otra mentirosa hablando de que las mujeres cobran menos que los hombres por el mismo trabajo en Europa… no se cansan, no… es increible
    COBRAIS MENOS SI TRABAJAIS EN TRABAJOS PEOR PAGADOS QUE UN HOMBRE O MENOS HORAS QUE ELLOS. ES ILEGAL PAGAR MENOS A UNA MUJER QUE A UN HOMBRE, SI PASA SE LE CAE EL PELO AL QUE LO HAYA HECHO, SI FUERA ASI SOLO SE CONTRATARIAN A MUJERES PARA AHORRAR EN SUELDOS , NO HE VISTO JAMAS UNA SOLA EMPRESA LLEVADA A JUICIO POR ESE MOTIVO, NI UNA, JAMÁS, NUNCA… ¿te has enterado ya o vas a seguir mintiendo a sabiendas?
    no hace falta que me contestes…se la respuesta

    29 noviembre 2016 | 01:23

  6. Honestamente, me pareció interesante el artículo,pero no comprendí porqué se refleja tanto enojo en los comentarios anteriores al mío. Después de todo, les debemos mucho a las generaciones anteriores y cómo mujeres,deberíamos sentirnos orgullosas de nuestras madres y abuelas.

    03 diciembre 2016 | 14:42

  7. Excelente soy del 50 y estoy muy orgullosa de serlo .Y tal como lo describe la autora del artículo he tenido todas y cada una de esas vivencias
    Somos esa generación que lucho y sufrió persecución y cárcel X sus ideales.Abrimos puertas.Hicimos caminos.dejamos juventud X un ideal. .
    .SI ESAS NIÑAS QUE FUIMOS ! ! !

    04 diciembre 2016 | 02:08

  8. Dice ser Alis

    El artículo excelente, leeré el libro. Me queda una gran duda al leer los comentarios, de que ser nacieron?, nos queda a las mujeres otro siglo de lucha, para lograr una igualdad digna y no seguir siendo asesinadas, violadas, discriminadas impunemente, por varones que nos temen aún habiendo nacido del vientre de una mujer

    04 diciembre 2016 | 14:24

  9. Dice ser Lorena Salmon

    Soy del 59. Asi nos educaban. En México en la clase media se nos fomentaba estudiar pero a la vez saber cosas «de mujeres». Ayer me reuni con compañeras de bachillerato. La gran mayoría son médicos, químicas, arquitectas, abogadas, biólogas… Y todas hicimos malabares para llevar carrera, matrimonio e hijos.

    05 diciembre 2016 | 02:23

  10. Dice ser Margot

    María Pilar hace un excelente análisis de quienes calzamos en ese modelo educativo y experiencia de vida de esa época Lo que me parece hermoso y que articula con tanta maestría, pareciera despertar lo más amargo y destructivo de otras personas que no han sido tocadas en el comentario. Debe ser muy triste la vida de aquellos que sin ser ofendidos, reaccionan con tanto encono.

    Sin lugar a dudas, el libro de María Pilar, está en primera prioridad para este verano. Felicidades a esas jóvenes de la década de los cincuenta. Las jóvenes que tuvimos la experiencia de los años 60, creo que fuimos tremendamente felices. Nos sacrificamos, estudiamos y luchamos a concho y sin egoísmos por un mundo mejor. La mayoría, aún seguimos luchando por esa gran visión.

    05 diciembre 2016 | 21:14

  11. Dice ser Merce

    Yo soy una de esas niñas ahora mujeres de mediana edad. Me encuentro identificada con muchos aspectos del artículo porqué lo he vivido en primera persona. Me quedo con lo más importante: respecto a las personas y por supuesto para todas las mujeres del mundo, presentes,pasadas y futuras.

    05 diciembre 2016 | 21:37

  12. Dice ser marga

    Mi primera impresión al ver esta página fue un latido de corazón, me sentí identificada en la foto e incluso en parte del texto. Para mi fue una época de incertidumbre, el querer avanzar y no poder adquirir conocimientos, todo estaba vetado para esa etapa de inicio…
    Sí, creo que toda etapa de la vida tiene sus pros y sus contras y, en medio de esa incertidumbre disfrutamos y fuimos felices cada cual a su manera
    Un cordial saludo a tod@s los que formamos parte de esa etapa..

    06 diciembre 2016 | 03:27

  13. Dice ser Maria Helena

    Naci en el 51 y me siento identificada, es mas creo que abrimos muchas puertas a la mujer de ahora y continuamos luchando, a veces pienso que tenemos mentes mas abiertas (intelectualmente, en derechos de la mujer), que muchas mujeres de ahora, que solo poensan en sexo y no mas, pero aceptan el mal trato, no defienden su lugar en la sociedad como nosotras lo hicimos. En fin hay que leer el libro que a propósito en colombia donde se consigue?

    06 diciembre 2016 | 04:56

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