‘Falcó’, un James Bond revertiano para la Guerra Civil española

Aparcado por un tiempo Alatristefalco, Arturo Pérez-Reverte nos ha presentado su nueva criatura literaria que tiene pinta de quedarse varios libros con nosotros (no lo digo yo, lo dice el autor): Falcó. No voy a negar que era de los que tenía ganas de hincarle el diente al nuevo héroe de este autor.

Falcó es un niño bien calavera, expulsado de la Armada, traficante de armas reclutado por el espionaje de la República española, que, al inicio de la Guerra Civil, se pasa al bando sublevado con su superior. No es un hombre de ideologías, es un superviviente. Es tan feroz como atractivo.

Falcó (Alfaguara, 2016) es una novela cien por cien reconocible. Primero, porque es una novela de género, de espías concretamente, con todos los recursos y elementos que se esperan: jefes que oscilan entre lo cabrón y lo leal, agentes dobles, tramas enrevesadas, misiones suicidas, etc. Segundo, porque es una obra donde el estilo, temática y universo de su autor es plenamente identificable. Avisados quedáis, de lo uno y lo otro. A los que no les guste ni lo uno, ni lo otro, abstenerse. Los demás, de cabeza.

Porque, para los que gusten de ambos elementos, Falcó es una novela endiabladamente entretenida que se lee en tres tragos. Su personaje es una especie de James Bond (pero el de de Daniel Craig, glamouroso, mujeriego y machote) en la España de los años 30. Es un héroe más vividor y menos triste que Alatriste al comienzo, aunque acabe siendo un héroe cansado puramente revertiano.

No desglosaré mucho el argumento pero el protagonista se verá en vuelto en una misión suicida para rescatar a Primo de Rivera de la cárcel de Alicante. El autor, afortunadamente la verdad, sitúa a su ‘héroe’ en el bando nacional, lo que puede provocar alguna reacción airada. No se sulfuren, en esta novela son todos unos hijos de perra, rojos y azules. Quizá los falangistas se lleven la imagen más beatífica, ya que aparecen retratados como una especie de violentos idealistas infantiles abocados al fracaso. Además, como comentara hace unos meses Ignacio del Valle en este blog, hace falta que la literatura experimente con el bando de los malos y abandone los clichés: «Era muy fácil ponerme en lado republicano: el reto era ponerse la máscara de Darth Vader».

Literariamente, la novela parece el embrión que ha germinado de dos libros recientes del autor, El tango de la vieja guardia y La guerra civil contada a los jóvenes. En esas dos obras parecen estar las semillas de Falcó.

Por lo demás, no pasará a la historia por ser la mejor obra de Pérez-Reverte, ni creo que adelante a Alatriste como su personaje más emblemático, aunque quizá debamos esperar a las próximas novelas para juzgar ese extremo. No aporta nada nuevo, ni sorprenderá en exceso. Está bastante llena de lugares comunes de las novelas de espionaje y del universo Pérez-Reverte, pero está bien escrita y engancha. Y tiene gracia jugando con la historia, eso es innegable.

Se agradece al autor el intento juguetón de desacralizar la Guerra Civil como subgénero literario y pervertirlo con elementos de género puro y duro. Apuesta segura para ser una de las novelas más vendidas del año.

Y vosotros, ¿la habéis leído? ¿Qué os ha parecido Falcó?

¡Buenas lecturas!

Puedes seguirme en Facebook, Twitter y Goodreads.

Si te ha gustado esta entrada, quizá te interese…

Los comentarios están cerrados.