José Manuel Aparicio, autor de ‘Banderizos’: «Los banderizos no eran más que criminales con escudo»

Monumento a Lope García de Salazar, frente a su torre en Portugalete (WIKIPEDIA)

Monumento a Lope García de Salazar, frente a su torre en Portugalete (WIKIPEDIA)

Bernard Cornwell tiembla, que te ha salido un competidor del mismo Bilbao. Eso pensaba cuando terminaba Banderizos (Roca Editorial, 2016), de José Manuel Aparicio. La comparación, obviamente, es injusta por la longitud de trayectoria literaria de uno y por la brevedad del otro. Pero ambos tienen en común que han sabido recrear la guerra medieval de una forma cruda y épica en sus historias.

Charlo con el autor y se lo cuento. Cornwell, le suena pero no lo ha leído. «Soy más de clásicos», dice y no le saco ningún autor contemporáneo más allá de Arturo Pérez-Reverte. «Es lo que tiene leer a autores que la mayoría están bien muertos», dice este administrativo, traductor y ahora director comercial de la web para servicios editoriales Mundopalabras.

Banderizos, ganadora del IV premio de novela Histórica Ciudad de Úbeda, nos lleva a las tierras del Portugalete del siglo XV, a un episodio de las conocidas como guerras de banderizos que enfrentó a dos familias nobles: las casas de Salazar y Velasco. Aparicio mete al lector en la vida del líder de una de las facciones, el histórico vizcaíno Lope García de Salazar, y nos adentra en su complicada vida familiar y política, hasta llevarle a una batalla final, auténtico punto culminante de la novela. Hay un realismo crudo, salvaje y oscuro, pero también épica en esta historia que enamorará a los que gusten de buenas recreaciones de la guerra medieval.

Tras un inicio un poco lioso (el asunto de los nobles y los bandos de este conflicto, aunque se agradece que el autor no entre en grandes disertaciones explicativas), Aparicio se centra en los conflictos internos y externos de Lope y la novela gana muchos enteros. Coge fuerza y los brutales sucesos van preparando la batalla final, último tercio de la historia y su punto culminante. El autor logra introducir al lector en una confrontación medieval con una fuerza física, con horror, con el sudor resbalando y la sangre salpicando.

Le pregunto al autor cómo nació esta historia en su cabeza. «Todo empezó cuando yo leía Limpieza de sangre, segunda novela de Alatriste, de Pérez-Reverte. Unas obras que me hicieron enamorarme del Madrid del Siglo de Oro. Pero también estaba cansado de ver siempre ficciones sobre Madrid, Barcelona o París, sobre sitios impresionantes«, explica. «Quería hacer algo distinto, contar historias de otros lugares menos conocidos». Así que la idea le llegó paseando por su «pueblo», Portugalete. «Vi su casco medieval y me dio por investigar qué historias había tras esos muros», recuerda. «Y entre esas historias estaban los conflictos entre banderizos«.

Brutales conflictos entre nobles. Muy similares a los conflictos que narra, en la Galicia de la época, Fran Zabaleta en En tiempo de halcones (Grijalbo, 2016). Luchas nobiliarias que se daban en toda la Europa de la época como estertores de una nobleza que muy pronto se vería aplastada por las grandes monarquías.

Fotografía del autor (ROCA EDITORIAL)

Fotografía del autor (ROCA EDITORIAL)

«Los banderizos no eran más que criminales con escudo y su supuesta nobleza», explica el autor de esta novela, «su modo de vida era saquear y matar, era la guerra medieval». Y así justifica el tono oscuro de su obra, con personajes acorde con las ficciones del siglo XXI donde no hay buenos. «En Banderizos hay un ‘malo’ y un ‘bueno’ literarios, pero no quería hacer un folletín y como en la vida real no hay buenos puros, aquí tampoco: Lope García no era para nada un santurrón».

Bromeamos sobre los parecidos entre estas guerras de nobles de la Baja Edad Media y la trágica batalla de poder en el PSOE, y le pregunto por si se puede extrapolar algo de esa historia a nuestro tiempo. «No he escrito una novela histórica para extraer similitudes con el ahora, pero claro que se puede hacer. La historia tiene algo de bucle y los errores y aciertos se repiten: la ambición desmedida, la violencia…».

Tengo curiosidad por saber cómo se ha preparado para hacer una composición ficticia tan física, tan verosímil, sobre todo en el asunto del combate. El me habla de años de investigación, consultas a especialistas, pero lo acaba resumiendo en dos ideas: «Trabajo de investigación e imaginación». Reconoce que se ha tomado licencias (como buen novelista que escribe ficción) e incluso las describe en una nota final. «Me interesa más la parte épica, el tener algo emocionante. Quería trasladar al lector la emoción literaria de los combates y los conflictos entre los personajes. Seguro que viene algún historiador especialista en guerra medieval y me saca cosas; pero yo, si lo he logrado hacer emocionante y realista, me doy por contento».

Como ahora está de moda y muchos escritores lo hacen, le pregunto si como parte de ese trabajo ha hecho recreación histórica. «He cogido alguna espada real, pero poco más», contesta, «me limité a pensar cómo se sentiría alguien en esas situaciones«.

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