Como ya os comenté hace días, en este abril, celebro en el blog el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes hablando de novelas históricas que hayan tratado el personaje. La primera en pasar por aquí es una de las más recientes, publicada el pasado enero, El hidalgo que nunca regresó (Ediciones Pàmies, 2016), de Carlos Luria. Y por cierto, en Facebook sorteo dos ejemplares de la misma.
Los puntos oscuros de la biografía de Cervantes son un filón para los novelistas. Luria aprovecha la marcha de Cervantes de Madrid tras un duelo con un tal Antonio Sigura (o Segura en otras versiones). La historia nos dice que acabó en Italia, pero el escritor lo convierte en una huida a vida o muerte del padre -un veterano del Tercio- del contendiente al que Cervantes ha dejado malherido. El futuro escritor llega a Barcelona para intentar embarcar hacia a Italia y allí correrá diversas aventuras.
El hidalgo que nunca regresó es, en pocas palabras, una novela de aventuras, casi de capa y espada. Tiene ritmo, algo de humor, lances y amoríos imposibles. Quizá los dos grandes hallazgos de la historia sean la recreación de la Ciudad Condal (colorida y llena de detalles) y el juego de referencias que va dejando durante la trama con El Quijote. Luria construye una ficticia aventura de juventud de donde Cervantes sacará inspiración para su magna obra, más allá de llevar a su célebre caballero a la ciudad. Y el juego, que pica desde el comienzo al lector, funciona a las mil maravillas.
También resulta convincente la recreación de un Cervantes sobre todo de joven (divertido, audaz), más que el anciano que rememora la historia, que me ha gustado menos, comparado con otras novelizaciones del personaje como, por ejemplo, Ladrones de tinta.
Me comentaba hace unos días el catedrático José Manuel Lucía Megías que la juventud de Cervantes era un momento apasionante y que éste, al contrario que Shakespeare, tenía una vida llena de «geografías». Carlos Luria aprovecha eso para imaginar las posibles (que no comprobadas) andanzas catalanas de un Cervantes joven, pendenciero, ingenioso y enamoradizo. Una lectura muy entretenida.
Si os interesa, como os decía más arriba, en mi página de Facebook sorteo dos ejemplares que me ha cedido Ediciones Pàmies.
¿Alguno la habéis leído? Espero que en estas entradas vayáis dejando vuestros comentarios sobre las novelas ‘cervantinas’ que os han gustado más.
¡Buenas lecturas!
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Me parece indignante que en este pais que tanta cova da a Cervantes,el mejor escritor castellano, donde tanta corrupción hay, no se sepa que Cervantes murió en la miseria y fué enterrado de caridad en una fosa común. ¡Viva la literatura española!
Clica sobre mi nombre
07 abril 2016 | 17:07
Ha mi me parece más indignante todavía, que alguien que se las da de escritor, escriba «coba» con uve.
08 abril 2016 | 00:39
Bueno, con respecto a la juventud de Cervantes, no tengo claro si fue apasionante, la verdad es que se ve teñida de frustraciones, de dolor, de ansia de libertad (cuando estuvo preso en Argel), etc. Si acaso lleno de emociones encontradas…
Abraxas, por cierto, si te estás piitorreando, fantástico por ti, pero al principio de tu frase dices HA, cuando se escribe A, «ha» es un tipo de presente del verbo haber (creo que era del presente indicativo), según tengo entendido… Pero tu frase en realidad habla de «A», una preposición que se dirige a sujeto, que eres tu, es decir «a mi», mi usado como sujeto… y vamos, no es que yo tengo mucha idea de gramática, que me aburre supinamente… y aunque de vez en cuando cometo errores (más bien de estructuras de la frase) es porque hablo varios idiomas desde muy niño, y tengo problemas por un accidente cerebro-vascular, pero aún así, de algo me acuerdo….
en fin, saludos, y buen fin de semana… dice que igual hará sol… buena idea de irse a dar una vuelta, y si acaso sentarse en un banco callejero a leer dándote el sol, los que puedan leer, claro.. si no, audiolibros 🙂
09 abril 2016 | 06:26
¡uy! no había caído… el mismísimo «antonio larrosa con su clicá sobre mi nombre» de toda la vida….. hace años que no lo veía (claro que yo a veces me he perdido también por muy largos períodos).
09 abril 2016 | 06:28