Anécdotas y divulgación histórica: la batalla contra la «Historia aburrida»

Todavía no se ha enterado que la Historia no es un coñazo (GTRES)

Todavía no se ha enterado de que la Historia no es un coñazo (GTRES)

En XX Siglos, ya lo sabéis algunos, me preocupa no sólo hablaros de novela histórica e Historia, sino también, de cómo aprendemos, de cómo nos acercamos a la Historia. En la última década (o al menos, desde que yo empecé a trabajar/colaborar/observar el mundo editorial en España), he visto cómo han ido creciendo los libros sobre esta materia con el formato de anecdotarios.

Por eso hoy he querido contar con cuatro divulgadores que han utilizado y utilizan este recurso para hablar de Historia ya sea en la radio, en Internet o en sus libros: Nieves Concostrina (@NConcostrina), Alfred López (@yelqtls), Javier Sanz (@jsanz) y Jesús Hernández (@jhernandez66). Los cuatro han logrado, con sus peculiares estilos y formas llegadas desde el periodismo, la Historia o la misma afición, lograr una legión de seguidores multimedia. Así que tienen todo mi aplauso y admiración por lograr interesar por la Historia a miles de personas.

Javier Sanz, es un gran aficionado a la Historia y hombre acostumbrado a contarla a su modo. Responsable de Historias de la Historia (Mejor Blog Cultural en los premios 20Blogs de 2010), colabora además en varias radios y medios, creó su propia revista digital (iHistoria) y ha publicado varios libros ( Nunca me aprendí la lista de los reyes godos y el último Los inventos de los Antiguos, del que ya nos habló aquí, entre otros). ¿Tienen valor divulgativo las anécdotas históricas?

Las anécdotas me parecen que son el formato adecuado para acercar la historia al público en general. Al tratarse de un contenido ameno, curioso, fácil de leer, que va directo al grano y, normalmente, desconocido es más fácil que interese y enganche a la gente que si vamos directamente a un ensayo académico. No digo que sean incompatibles, sino simplemente que se pueden utilizar las anécdotas como un puente hacia textos y contenidos más extensos y profundos.

No todo el mundo piensa igual, claro. Nieves Concostrina es otra periodista que lleva muchos años contando al gran público la Historia de otra manera. Muchos recordamos con cariño su sección de RNE Polvo eres, pero actualmente sigue dando entretenidas píldoras de Historia en radio (Cadena Ser, RNE y M-80). También tiene varios libros sobre el tema (Polvo eres, Menudas historias de la Historia, Se armó la de San Quintín,  etc) pero huye del término anécdota…

No me gusta que relatar una historia de forma desenfadada se reduzca a “contar anécdotas”, porque parece que pasa a ser irrelevante. La Historia es divertida y está repleta de anécdotas que le dan sentido, pero eso no significa que un episodio histórico contado de forma entretenida sea una anécdota. Es Historia.

Un compañero de bitácora en 20minutos, Alfred López de Ya está el listo que todo lo sabe (que, por cierto, ha cumplido 10 años hace poco, ¡felicidades!), en cambio, disfruta de esa terminología como demuestra en su blog, en charlas, colaboraciones y en sus libros  (Ya está el listo que todo lo sabe y Vuelve el listo que todo lo sabe,  con 366 curiosidades y anécdotas históricas cada uno).

El valor divulgativo de las anécdotas históricas es enorme. En pequeñas píldoras se concentra una gran información sobre hechos y personajes y la ventaja que tienen es que se hace de una manera ágil, curiosa y divertida. He de confesar que, como coleccionista de anécdotas históricas que soy desde hace más de tres décadas, llegué a ellas gracias a mi proscrastinación y pocas ganas de ‘hincar los codos’ en mis años de estudiante. Descubrí que a través de ellas me aprendía muchísimo mejor las lecciones y me quedaba con la esencia, con aquello que realmente me interesaba de la Historia.

El historiador y periodista Jesús Hernández (conocido ya en este blog por su trivial sobre la Segunda Guerra Mundial o su opinión sobre Mi lucha) ha cultivado en sus, hasta ahora, veinte libros, traducidos a muchas lenguas, la divulgación histórica en muchos formatos, incluidos también los anecdotarios (como en su último Pequeñas grandes historias de la Segunda Guerra Mundial o su recientemente reeditado ¡Es la guerra!) , aunque…

Creo que el mero relato de anécdotas históricas tiene un recorrido limitado, y eso que tengo publicados algunos libros de ese género. Puede servir para pasar el rato en el metro o el autobús, y puede también despertar en algunos lectores el interés por la historia, pero la anécdota por sí misma no aporta mucho. Como bien dices, en Internet abundan esas curiosidades, y no es difícil recopilarlas y publicarlas en un libro, tal como veo que algunos hacen.

¡Ah! Internet, ese es un buen punto que me gusta exponerlos a estos cuatro divulgadores. «Internet ha cambiado el interés por la Historia para bien y para mal, pero sobre todo para bien porque facilita el acceso de todo el que tenga curiosidad por conocer. La mala noticia es que hay que estar muy atento y separar bien el grano de la paja. Hay que contrastar y saber de qué páginas se extrae información y quienes son los autores», me dice Concostrina, apreciación con la que coincide Sanz.  En cambio Alfred, en cuyo éxito ha tenido mucho más que ver Internet que en el caso de Nieves y Jesús da más peso aún al lado positivo. «Internet se ha convertido en un medio de llevar información rápida y concisa y cuanto más concentrado esté lo que quieres explicar más receptivo está el que lo recibe. Esto es lo que ocurre con las anécdotas Históricas. Al ser esas píldoras concentradas de información hace que se reciba con más interés, además de ser fácilmente memorizables», asegura.

Me pregunto si no sentirán que este género divulgativo que cultivo está un poco minusvalorado…

Javier Sanz: «Quizás haya sido un género minusvalorado por los profesionales en la materia al creer que es un «género menor». En mi caso concreto, que no soy historiador pero como aficionado me propuse acercar la historia a los que la dejaron de lado, considero a estas historias (con minúscula) la forma adecuada para acercarse a la HISTORIA (la que escriben y cuentan los historiadores y escritores)»

Alfred López: «No, para nada. Hay grandes aficionados a este género y por experiencia propia, a través de mis blogs, libros, colaboraciones en radio o las charlas que doy, puedo asegurar que las anécdotas históricas suelen ser de las curiosidades que más gustan y atraen a la gente».

Nieves Concostrina: «No es un género. Y tampoco creo que esté ni más ni menos valorado. ¿Quién lo dice? ¿Quién se encarga de valorar semejante cosa? Si a alguien no le gusta, pues muy bien. Y a quien le guste, estupendo. Insisto en que los términos “Historia divertida” no son sinónimo de anécdota».

Cada uno tiene una visión, desde luego. Entiendo lo que dice Concostrina, aunque yo sí creo que al menos, las anécdotas o curiosidades son un género, o al menos, un subgénero de la divulgación o un formato. Como se quiera decir. Pero entiendo que, como pasa a algunos novelistas históricos cuando se les dice que su novela tiene un aire folletinesco, no les guste porque consideran que tienen un matiz peyorativo. En mi caso, al menos, no es así.

Lo que sí creo es que los cuatro, matices y formas de trabajar a parte, coinciden es que esta forma de divulgar y de acercar la Historia a un gran público, que hoy por hoy, tiene mucho con lo que distraerse. Es poner la Historia de forma «divertida», «atractiva»,…

Nieves Concostrina: «No me cansaré de insistir: no cuento anécdotas. Hablo de la Historia a mi manera, disfrutando yo e intentando que disfrute el que me escucha. Solo soy periodista y los periodistas contamos a la gente cosas que le pasan a la gente; lo que ocurre es que una serie de circunstancias me han llevado a hablar últimamente de gente de mucho tiempo atrás. Yo no cuento nada nuevo; solo lo cuento de otra forma. Soy una humana normal y corriente, a la que le enseñaron la Historia de forma aburridísima profesores que se habían tragado el palo de una escoba. Por eso creo que un tema que me divierte o me interesa a mí, también interesará a la mayoría, porque somos muchas las víctimas de maestros aburridos. Esa es mi mejor forma de seleccionar temas y de compartirlos».

Jesús Hernández: «Intento ir más allá; la anécdota ha de ser una excusa para explicar el hecho en el que está imbricada, y dar así a conocer otros aspectos que poseen un interés superior al de la propia anécdota. Debe ser el anzuelo para atrapar al lector y que, a partir de ahí, éste haga nuevos descubrimientos, o le haga reflexionar sobre  el episodio en cuestión. Ahí entraríamos en el género de la divulgación histórica, que sí que creo que merece ser reivindicado».

 Pues precisamente eso intento en XX Siglos, con este pequeño (y otros) granitos de arena a la labor que hacen profesionales como estos cuatro grandes, a los que agradezco la amabilidad que han tenido pasándose por esta bitácora. Vosotros ¿Cómo lo veis? ¿Os gusta la presentación de la Historia con anécdotas? ¿Preferís otros formatos de divulgación?
¡A divulgar y disfrutar de la Historia! ¡Buenas lecturas!

4 comentarios

  1. Estimado David, muchas gracias por la invitación a participar en este post. Ha sido un auténtico placer y lujo hacerlo.
    Un abrazo

    09 febrero 2016 | 10:09

  2. Dice ser Azulmarinocasinegro

    La historia nunca es aburrida, nunca, algunos profesores son los que hacen que parezcan aburridas por su mala preparación pedagógica.

    09 febrero 2016 | 13:20

  3. Dice ser Azulmarinocasinegro

    Como dijo el mejor estadista (al menos para mi) del siglo XX. «Si el presente olvida la historia, lo pagará el futuro «. (Wiston Churchill).

    09 febrero 2016 | 13:23

  4. Dice ser Javier

    Muchas gracias por permitirme formar parte de este debate.
    Un abrazo David

    11 febrero 2016 | 20:53

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