Buffalo Bill: el triste circo del Far West, la banalización de la Historia y su paso por Barcelona

Buffalo Bill y Toro Sentado (1885).

Buffalo Bill y Toro Sentado (1885).

Hoy hace seis días y hace 126 años (Yagüe, llegas tarde con la efeméride… lo sé, lo sé) tuvo lugar en Barcelona la última actuación en España del Buffalo Bill’s Wild West. Después, aquel espectáculo que llevó el mundo del Salvaje Oeste por todo el mundo continuaría su periplo europeo hacia Italia.

He de confesar que nunca fui un niño de circo: me resultaban falsos y un punto siniestros. En todo caso, si ha existido un circo que me hubiera gustado ver fue aquel de finales del siglo XIX que montó ese icono construido a sí mismo llamado William F. Cody, conocido como Buffalo Bill. De pequeño veía una y otra vez aquella entrañable película de Las aventuras de Buffalo Bill con Joel McCrea y Mauren O´Hara, comprendedme.

Al ver esa efeméride (que relató hace tiempo El listo que todo lo sabe) he caído en que no os he hablado suficiente de un libro que destaqué en mis nueve novelas destacadas del 2015: Tristeza de la tierra. La otra historia de Buffalo Bill (Errata Naturae,  2015), de Éric Vuillard. Finalista del premio Gouncort 2014, premio Lire a mejor novela corta 2014 y premio Joseph Kessel 2015, este librito llegó a finales de año y se convirtió en una obra a destacar en cuanto la terminé. Es cautivadora, impactante, rebelde, enjundiosa, reflexiva y dibuja un personaje vacío, sí, pero con caras contrapuestas (falsea las masacres de los indios pero defiende y da trabajo a los derrotados).

No es un western, ni una novela de género, ni una narración lineal llenas de acción o diálogos o la biografía del símbolo de la conquista del Oeste, nada de eso. Vuillard compone a través de poderosas miniaturas, estampas, metáforas o relatos una visión crítica o una deconstrucción de ese mito hecho así mismo a través de la ficción (las novelas de baratillo, su espectáculo, su imagen pública). Vuillard desnuda el mito y lo reduce a un «fantasma».  Su atractiva mirada lo reduce a un ejemplo claro de la cultura estadounidense y su relación con la historia: todo es banalizable, todo se puede reducir a espectáculo, con todo se puede comerciar. «El cuerpo de Buffalo Bill es ya puro producto de marketing» escribe y dibuja al mayor John Burke, el productor de su espectáculo, como «el inventor del show business». A finales del siglo XIX.

El ejemplo más efectivo de Vuillard es la brutal y estúpida masacre de Wounded Knee y su recreación en el circo de Buffalo Bill como una «batalla» épica y estética. Una obra excelente (no encuentro otra palabra) para dar la vuelta al mito de este cazador y explorador y reflexionar sobre el lado oscuro de la historia de los EE UU y el trato que dio a los indios nativos.

No sólo eso, es un modo de reflexionar sobre nuestra sociedad actual y cómo la Historia, el pasado, todo, puede ser objeto de ‘espectacularización’, banalización y explotación comercial.

Ya que estamos, voy a aprovechar para daros otra pequeña recomendación, relacionada, pero totalmente diferente. Hablando al principio de la estancia de Buffalo Bill en Barcelona, hace unos años el escritor Jordi Solé publicó El revólver de Buffalo Bill (Ediciones Pàmies, 2011). Es una historia llena de detalles documentales deliciosos sobre aquella estancia de Cody  y su circo en la ciudad condal, pero sobre todo es una novela de aventuras trepidante y muy divertida, para todo tipo de lectores. Es la historia de un joven periodista al que encargan entrevistar a Buffalo Bill y, a partir de ahí…

Ahí os quedáis con dos buenas recomendaciones, muy diferentes, sobre Buffalo Bill. Si os interesa, también es fácil encontrar la autobiografía que Cody escribió sobre sí mismo y con la que asentó su mito. Es tan entretenida como fantasiosa, claro, es lo que pasa con los mitos autoconstruídos con éxito.

¡Buenas lecturas!

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2 comentarios

  1. Dice ser Seminole

    Al contrario de lo que muchos creen, el «Western» no nació en el cine (aunque la primera película «del Oeste» fue «El Asalto al Tren», de una fecha tan temprana como1905, y que ya incluía muchos de los tópicos del género) sino a mediados del s. XIX en la literatura de folletín, por entregas, publicada en los periódicos del Este de los EE.UU. Se creó con el fín de «glosar» las hazañas de los colonos que se expandían cada vez más hacia el Oeste y del ejército que les apoyaba, confrontándolo al «salvajismo» de indios y mexicanos. Era el principal instrumento publicitario de la doctrina del «Destino Manifiesto», que otorgaba un supuesto «mandato divino» que «permitía» al hombre blanco y anglosajón extenderse sobre las tierras de los indios, aún a costa de deportarlos desde sus territorios ancestrales hasta desérticas reservas en el culo de Oklahoma …o, directamente, de masacrarlos por millones. Pura propaganda ideológica para justificar su imperialismo. Y recordermos que muchos de los (supuestos) «héroes del Far West» crearon su propia leyenda primero en esas noveluchas (¿recuerdan el personaje del «biógrafo» de pistoleros y sheriffs de «Sin Perdón»? Pues éste sí que está basado en gacetilleros reales) y luego en el cine. Por ejemplo, Wyatt Earp, el famoso protagonista real del «Duelo en O.K. Corral», acabó sus días en el Hollywood de los años 1920’s y 30’s como «asesor» para pelis del Oeste, inflando su propia «leyenda» como «pistolero más rápido a este lado del Mississippi». Pero, como decía el gran John Ford, director de algunos de los Westerns más míticos: «si hay que elegir entre la realidad y la leyenda, me quedo con la leyenda».

    26 enero 2016 | 22:47

  2. Dice ser ciudadanokane

    SI Bufalo Bill fuera español ya estarian los tontos de siempre echando pestes sobre el por villano y genocida…y mientras en sus paises estos personajes son heroes venerados…

    27 enero 2016 | 01:01

Los comentarios están cerrados.