Viaje iniciático por las siete maravillas: el Mediterráneo, arquitectos, mujeres y talibanes del pensamiento

Magdalena Lasala (Roca Editorial)

Magdalena Lasala (Roca Editorial)

Hay novelas históricas que se centran en las batallas y las conjuras políticas; otras, en la vida de los personajes anónimos que jalonan el pasado; otras se adentran en la espiritualidad y las religiones, en un intento de zambullirse en la cara más oculta e inaccesible de la vida privada de la Historia. La última heredera (Roca Editorial, 2015), de la escritora zaragozana Magdalena Laso es una de estas últimas.

Entrevisto a esta autora de largo recorrido —16 novelas ya, todas históricas— en Úbeda y, como las sacerdotisas que abundan en su última historia, me hace de guía por los secretos de esta aventura vital.

«Mi relación con las maravillas del mundo antiguo es una relación de vida», me explica la autora. «Mi padre sembró en mi esa fascinación, fue el primero que me habló de ellas. Me regaló un libro sobre las maravillas que me ha acompañado toda la vida. Cuando me marché de casa, ése fue el libro que me llevé. La idea de esta novela fue germinando poco a poco y no me planteé escribirla hasta hace unos siete u ocho años. Formaba parte de mis recuerdos de infancia, tenían mucha carga personal y necesitaba estar preparada para abordarlo. Y la manera de hacerlo era construir este viaje alrededor de las maravillas, un viaje que narraba mi padre, un juego de fantasía como si él fuera el viajero que las recorría», recuerda.

Las siete maravillas (WIKIPEDIA)

Las siete maravillas (WIKIPEDIA)

Todos esos conceptos (la relación de vida, el juego) están en la aventura de Hiram, un príncipe desterrado del reino de Petra, y Duanna, una sacerdotisa de Babel, que realizan un viaje iniciático por las siete maravillas siguiendo el tablero de un juego de la Oca. Buscarán descubrir secretos místicos, pero también a sí mismos y su destino.

Lasala rememora una cierta frustración cuando, investigando, se daba cuenta de que las maravillas no coincidían temporalmente. Su hallazgo fue descubrir que sí lo hicieron en el siglo I a. C. Coincidieron en el tiempo, eso sí, en distintos estados: algunas ya estaban casi destruidas, otras se rehabilitaban… Lasala describe los célebres Jardines colgantes de Babilonia como «un amasijo de sombras»; los restos del Coloso de Rodas, destruido hace décadas por un terremoto, se mantenían en el mismo lugar donde estuvo erigido… Y que su existencia, cronológicamente, coincidía con la expansión de la por entonces, República Romana.

Con esos dos elementos, Lasala se lanza a pergeñar una visión oculta de la Historia bajo los amoríos, secretos y peripecias de sus personajes ficticios.


Llegué a entender la figura de Alejandro Magno como el gran artífice de esa idea del Mediterráneo como un todo


«Llevaba tiempo sintiendo la llamada del Mediterráneo como cultura. La cultura griega, la egipcia, la fenicia,… una comunión de tierras que abrazaban un mismo mar que les permitía no colonizar, sino intercambiar ideas, y eso les daba unas claves comunes», explica. «Llegué a entender la figura de Alejandro Magno como el gran artífice de esa idea del Mediterráneo como un todo. Él es el primero que entiende que esas tierras comparten creencias en torno al culto femenino, a la búsqueda del dios Sol, unifica las lenguas y leyes, favorece los matrimonios mixtos… Él es el inspirador de la sexta maravilla, el faro de Alejandría, y el guía de la aventura de los personajes».

En esas creencias precristianas vinculadas a la reencarnación, al culto creador femenino, Lasala incluye a los grandes arquitectos de la Antigüedad, creadores de las maravillas, «auténticos magos», encargados de «alumbrar» en la realidad lo que «sólo se encuentra en sus mentes». Es una búsqueda de unas «culturas ancestrales cuya memoria hemos olvidado».

Sin embargo, ese sueño de Alejandro —más allá de interpretaciones culturales o espirituales—, como todos sabemos, se va al traste con su prematura muerte en Babilonia y las luchas entre sus herederos. Y en la época de la novela (200 años más tarde), esa idea está amenazada por la actitud expansiva e imperialista de la República romana, con personajes como Lucio Cornelio Sila y Pompeyo, que quiere «colonizar y controlar los pensamientos».

Lo femenino, los cultos de la Gran Madre, entroncan de lleno con una constante en las novelas de Lasala: la reivindicación de lo femenino en la Historia. «Tengo el placer, no la obligación, de sacar a al luz la existencia de reconstruir el papel de lo femenino en la Historia«, asegura la escritora. «Lo femenino es la otra mitad de la Historia que se ha tratado muy mal y que este es ya el momento de rescatar su papel indudable. Es una sensación de hacer justicia, pero a eso he llegado, no me lo planteaba al principio».


Este es ya el momento de rescatar el papel indudable de lo femenino en la Historia


Y toda esta reflexión sobre las creencias de la Antigüedad entronca con el mundo contemporáneo, obviamente. «Hablo de la recuperación de una memoria mal contada y que al lector le puede valer para recuperar una parte de la memoria a la que pertenece», asegura, «propongo un viaje iniciático a unos personajes y ofrezco al lector la posibilidad de alquimia personal».

La última heredera.

La última heredera.

«Las ideas de la novela se enfrentan a la obsesión de los romanos por destrozar y controlar las memorias anteriores a ellos. Necesita dominar no sólo los territorios sino los pensamientos, y eso se logra a través de crear una religión que sirva a sus fines: el crisitanismo. Era el diseño de religión que querían los romanos, lo que no querían eran esos cultos anteriores que transcurrían en los oscuro, en el vientre de la madre, en lo secreto. Lo quieren todo a la luz», explica.

Lasala refiere que hoy también tenemos «talibanes y terroristas del pasado» que quieren «controlar el pensamiento».  Y volvemos a estar lejos de esa cultura mediterránea que defiende la autora.»Hemos perdido la idea del Mediterráneo como un todo cultural, nos preguntamos ¿qué tengo que ver yo con Siria o con Egipto?»

«Pero también estamos en el advenimiento de un mundo nuevo. Estamos en un momento de construir algo y que depende de nosotros cómo lo hacemos: manteniendo la memoria o borrándola». Y para mantener la memoria, leer es algo fundamental.

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2 comentarios

  1. Dice ser Sociólogo Astral

    ¿También escribe libros la Pantoja?

    28 noviembre 2015 | 20:24

  2. Dice ser little

    El feminazismo esta alcanzando ya limites que rozan la enfermedad mental

    29 noviembre 2015 | 10:01

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