Una verdad incómoda: los campos de concentración aliados en la Segunda Guerra Mundial

Campo de Recolización de Manzanar

Campo de Recolocación de Manzanar, California, en una fotografía del 3 de julio de 1942. (Foto de Dorothea Lange / U.S. Federal Goverment)

Hay temas que son desconocidos no por ser ocultados por el poder o por faltar información, sino por la incomodidad que despiertan. Pienso que los campos de concentración (o internamiento, o reubicación, si lo preferís) de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial son una buena prueba de ello. No hay falta de documentación sobre el asunto, pero hemos tenido que esperar hasta 2015 —70 años después de la conclusión de la guerra— para que coincidan en nuestras librerías dos novelas que traten, aunque de refilón, el tema: Perfidia y El amante japonés.

A los vencedores de la guerra del Holocausto, de la guerra contra el nazismo, no resulta agradable achacarles campos si quiera parecidos a los de sus enemigos. Como tampoco es cómodo preguntarse por los crímenes de guerra cometidos por los aliados o la necesidad de los bombardeos en Dresde o los ataques atómicos contra  Hiroshima y Nagashaki. Es incómodo, desagradable. Tanto, como estúpido es pensar que los campos de concentración de los aliados, con sus derechos atropellados y, también, con algunas muertes violentas, son comparables de algún modo con los de los nazis.  Del mismo modo, resulta tonto justificar su existencia arguyendo que su construcción estuvo justificada por algún tipo de necesidad de seguridad interna. Parece que las pruebas y el tiempo apuntan a que respondían más al racismo y a la paranoia de la guerra que a otra cosa.

Por eso me gusta que, aunque tarden, los tabúes y las incomodidades vayan cayendo. Para eso está la Literatura, ¿no?  Aunque tarden 70 años.

La histórica-negra de James Ellroy

Perfidia

Cubierta de ‘Perfidia’.

El último novelón del siempre intenso James Ellroy es Perfidia (Literatura Random House, 2015). Uno de los autores más interesantes del género negro del momento —él asegura que lo que escribe es novela histórica, y desde luego algo de eso hay, aunque con este autor nunca se sabe qué es franqueza y qué provocación— se adentra en un nuevo cuarteto de Los Ángeles para tratar cómo se vivió la Segunda Guerra Mundial en esa ciudad. En Perfidia, la acción arranca con el asesinato de una familia japonesa un día antes del ataque de Pearl Harbour. La investigación mostrará no pocas de las injusticias a la que se sometió a la población nipona, o estadounidense de origen japonés, durante aquellos años.

Ellroy ya trató algo el asunto, si no recuerdo mal, en el comienzo de La Dalia Negra, donde narraba unos disturbios racistas contra japoneses. Se me ocurren pocos autores contemporáneos mejores para poner la lupa en esta historia que el excesivo, crudo y poco políticamente correcto Ellroy.

Tras el ataque de la Armada japonesa en Hawaii, los EE UU, instigados por la paranoia quintacolumista (que hasta el FBI intentaba desmentir) y el racismo, crearon un área de exclusión en la costa Oeste del país y evacuaron a la población de origen nipón. Miedo a los sabotajes, acciones de retaguardia… El 19 de febrero de 1942, el presidente Roosevelt firmó la orden ejecutiva 9066. Se crearon 10 campos bajo control militar en California, Utah, Idaho, Wyoming, Colorado, Arizona, Arkansas y Georgia. El más conocido fue el de Manzanar, en California. Albergarían a unas 112.000 personas hasta el final de la guerra. A los japoneses, muchos de ellos nacidos en EE UU, se les obligó a vender sus posesiones, negocios y tierras y se les encerró.

“Fuimos llevados como criminales. Perdimos nuestra libertad y tuvimos que acostumbrarnos a condiciones horribles”

Así lo recordaba hace unos meses una superviviente de los campos a AFP, con motivo del 70 aniversario del cierre de los campos que se ha cumplido este año.

Isabel Allende: amor, muerte… y campos japoneses

El amante japonés

Cubierta de ‘El amante japonés’

Precisamente Isabel Allende, en su última novela El amante japonés (Plaza&Janés) rememora estos hechos como parte de su última historia (alguno pensará: ¡Menuda locura mezclar a Allende y a Ellroy! Sólo puedo responder: ¡Es culpa suya!). Es esta una novela hermosa y emocional que habla de muchas asuntos como el amor, la vejez, la muerte, pero Allende introduce astutamente la historia de una familia japonesa que acaba encerrada en el campo de Topaz (Utah) durante la guerra. Allende describe durante varios capítulos el transporte al campo y la vida allí de los internos. No es, ni mucho menos, el eje de la narración pero sí tiene un peso específico y resulta francamente interesante la mezcla de ese hecho histórico con el peculiar universo de esta autora.

Sea como fuere, estoy seguro que el hecho de que dos pesos pesados del mundo de la novela traten este tema, presentará aquellos hechos a miles de personas que los desconocían. Será bueno.

Hasta hoy, que tuviera constancia, sólo una novela había tratado este asunto y tampoco era el eje de la misma. Se trata de Mientras nieva sobre los cedros (1994), de David Guterson. Un primera novela que cosechó éxito de crítica y público y tuvo adaptación cinematográfica, con Ethan Hawke entre otras caras conocidas. La historia giraba sobre un crimen en una pequeña comunidad que abría heridas que se remontaban al trato dado a los japoneses durante la guerra.

EE UU revocó la orden 9066 en 1975. El presidente Gerald Ford, en ese año, dijo “Sabemos ahora lo que debíamos haber sabido antes: que la evacuación no sólo fue errónea, sino que los estadounidenses japoneses eran y son estadounidenses leales”. No sería hasta 1988, cuando el Gobierno indemnizó con 20.000 dólares a cada superviviente. A buenas horas. Cuando los liberaron, en 1945, después de haber perdido todo y pasado tres años encerrados, les dieron un billete de transporte público y 20 dólares.

Los ingleses también tienen lo suyo

Ah, pero los yanquis, pobrecitos míos, no fueron los únicos. La Gran Bretaña, al principio, decidió tratar con cariño a los miles de refugiados alemanes (muchos eran judíos huyendo del nazismo). Sin embargo, según el conflicto avanzaba, tomó medidas contra ellos. Se calcula con unos 25.000 extranjeros (alemanes, austriacos e italianos) fueron concentrados y algunos transportados a otros territorios de la Commonwealth: Irlanda, islas del mar del Norte, etc.

Los objetivos secretos.

Los objetivos secretos.

También asunto poco tratado en la ficción. Sólo el inglés David Baddiel en Los objetivos secretos (Kailas, 2006). En esta novela, interesante aunque mi recuerdo de ella es un tanto vago, Baddiel nos adentraba en la historia de un judío alemán —»demasiado judío para los alemanes; demasiado alemán para los británicos«, creo que decía el personaje— refugiado en Reino Unido, que acaba encerrado con otros muchos compatriotas en la Isla de Mann. Allí, se meterá en un complot para asesinar a un alemán pronazi. No es, pese a las apariencias de esta descripción del argumento, una novela de suspense sino bastante introspectiva y reflexiva. En su  momento, me resultó una aportación interesante y un punto de vista diferente para la literatura sobre la Segunda Guerra Mundial.

¿Conocíais esta historia? ¿Y las novelas? ¿Alguna sugerencia más?

¡Buenas lecturas!

Nota: por cierto, una lectura de no ficción, interesantísima sobre la Segunda Guerra Mundial y que da una visión estremecedora y humana del conflicto, lejos de los habituales enfoques militares y políticos, es La Segunda Guerra Mundial. Una historia de las víctimas, de Joanna Bourke. Por si a alguien le apetece.

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6 comentarios

  1. Dice ser Nemigo

    en campos de concentración en francia estuvieron ANTES del inicio de la segunda guerra mundial los republicanos españoles que huyeron de la españa franquista

    26 octubre 2015 | 23:47

  2. Dice ser alejo

    La historia la escriben los vencedores. No siempre se cuenta todo, unos cuantos ejemplos:

    http://momentosdelpasado.blogspot.com/2014/08/la-historia-detras-de-25-conocidas.html

    26 octubre 2015 | 23:54

  3. Dice ser Daniel L.

    todo lo que desmonte el negocio del holocuento es una verdad incómoda.

    27 octubre 2015 | 08:58

  4. Dice ser Cristiano R

    Claro que es un tema incómodo, utilizado incluso en varias películas de USA. Pero comparar un hecho injusto por el miedo de una guerra provocada por Japón, con los millones de judíos, y no judíos, asesinados….

    Solo pensar cual de los campos de concentración tenía cámaras de gas, deja claro los objetivos de unos y de otros.

    27 octubre 2015 | 13:47

  5. Dice ser JORGE CESAR

    EN LA PELICULA KARATE KID EL MAESTRO MIYAGUI,CUENTA QUE SU FAMILIA ESTUVO ENCERRADA EN UN CAMPO DE CONCENTRACION,DONDE MURIERON VARIOS DE ELLOS………

    27 octubre 2015 | 16:50

  6. xx-siglos

    JORGE CESAR, no lo recordaba, pero gran aporte¡

    Cristiano R. como has podido leer, en ningún momento comparo los dos. De hecho, digo que esa comparación es una «estupidez».

    Muchas gracias a todos por opinar¡

    27 octubre 2015 | 17:52

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