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Escaramuzas en el PP y C’s, batalla en Podemos y guerra civil en el PSOE

Los partidos políticos, después de un año con dos elecciones generales, van a cerrar 2016 inmersos en refriegas internas, (PP o Ciudadanos), en batallas orgánicas (Podemos), o casi en guerra civil (PSOE).

PSOE: la batalla pendiente entre Pedro y Susana

El Partido Socialista es, sin duda, el que vive la mayor guerra orgánica. La llamada ‘alianza de los barones’, encabezados por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, consiguió derrocar a Pedro Sánchez, ex líder socialista, al forzar una votación en un Comité Federal, a mano alzada, sobre su propuesta de celebrar unas primarias para elegir al secretario general.

Sánchez fue derrotado por 132 votos en contra por 107 a favor. En una dramática jornada con insultos, amenazas, gritos y lágrimas, el ex dirigente socialista se vio forzado a presentar su dimisión, al quedar en minoría.

El argumento del sector de los barones para provocar el relevo de Sánchez fue que había cosechado dos derrotas electorales consecutivas al obtener solo 90 y 85 diputados, respectivamente, los peores resultados de la historia del partido por dos veces consecutivas.

Y también su intento de perpetuarse como secretario general convocando un congreso express, que fue considerado como una declaración de guerra por el sector de los barones, e incluso de tratar de lograr ser presidente del Gobierno mediante un pacto con Podemos, más los partidos nacionalistas (PNV) e independentistas (ERC y CDC). Alfredo Pérez Rubalcaba, también ex secretario general del PSOE, calificó ese hipotético intento de formar Ejecutivo como “investidura Frankenstein”.

Defenestrado Pedro Sánchez, el PSOE decidió abstenerse y facilitar la investidura de Mariano Rajoy, que logró los votos a favor de Ciudadanos y Coalición Canaria, además de los del PP.

El PSOE pasó a dirigirlo una gestora con mayoría del sector de los barones, y presidida por el presidente de Asturias, Javier Fernández, muy crítico con Pedro Sánchez y con Podemos.

Pero Sánchez, lejos de darse por vencido, ha iniciado una ronda de actos con militantes por toda España. El primero fue en Xirivella (Valencia), territorio de Ximo Puig, presidente de la Generalitat Valenciana que está alineado con Susana Díaz, quien no acudió al acto e incluso ninguneó la asistencia de Pedro Sánchez. “En la Comunidad Valenciana recibimos a siete millones de turistas”, recalcó.

Pero lo cierto es que el acto tuvo bastante éxito. Alrededor de un millar de personas ovacionaron a Pedro Sánchez y acudieron numerosos de sus afines: entre ellos el secretario general del PSOE en la provincia de Valencia, José Luis Ábalos, el diputado vasco Odón Elorza o José Antonio Pérez Tapias, de la corriente Izquierda Socialista y que se llegó a enfrentar a Sánchez y a Eduardo Madina en las últimas elecciones primarias del PSOE por el liderazgo del partido.

El próximo día 10 de diciembre Pedro Sánchez celebrará otro acto con militantes, esta vez en Asturias, el territorio de Javier Fernández, presidente de la gestora, en lo que fuentes del sector de los barones lo consideran como “otro desafío de quien no admite que su tiempo ha pasado tras dos fracasos electorales”. Fernández afirmó públicamente: “Él sabrá lo que hace”.

Los sanchistas, que cuentan con el apoyo de importantes secretarios generales regionales como Luis Tudanca (Castilla y León), Francina Armengol (Baleares), Sara Hernández (Madrid), Idoia Mendia (Euskadi), María Chivite (Navarra), Rafael González Tovar (Murcia) o César Luena (La Rioja), estarían preparando la batalla por la victoria en el próximo congreso federal. Está por ver si se presentará Pedro Sánchez u optará por apoyar a algún otro candidato de entre sus afines, tipo Patxi López, frente a, probablemente, Susana Díaz.

Por su parte, el sector que tumbó a Pedro Sánchez cuenta con la práctica totalidad de presidentes de gobierno socialistas (Andalucía-Susana Díaz, Comunidad Valenciana-Ximo Puig, Asturias-Javier Fernández, Aragón-Javier Lambán, Castilla-La Mancha-Emiliano García-Page y Extremadura-Guillermo Fernández Vara, todos excepto Baleares). Además, tienen el apoyo de los ex líderes del PSOE Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba.

Ambos sectores se atribuyen importantes apoyos en los territorios en teoría controlados por sus adversarios.

Desde el sector ‘pedrista’ se reclama a la gestora que convoque cuanto antes el congreso federal del PSOE para elegir al nuevo líder… o lideresa.

Podemos: Pablo o la calle contra Íñigo o las instituciones

La batalla en Podemos tiene dos nombres: el actual líder, Pablo Iglesias, y el secretario de Política y Estrategia, Íñigo Errejón.

Errejón e Iglesias en el Congreso de los Diputados

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados.

Iglesias defiende un Podemos completamente de izquierdas, de estilo duro, que recupere las esencias frente a lo que llaman “casta” y frente a los de “arriba”, después de considerar que la estrategia de avanzar hacia el centro-izquierda y hacia la moderación les hizo perder un millón de votos en las generales de junio de 2016, pese a ir en coalición con Izquierda Unida. “Se nos percibió mentirosos al decir que éramos socialdemócratas”, reprochó Iglesias públicamente en una crítica directa a Errejón, director de la campaña. El líder de Podemos prefiere llevar la protesta a la calle, defiende centrar la labor de oposición liderando las manifestaciones en las calles en detrimento de la labor política en las instituciones.

Por el contrario, Errejón apuesta por un proyecto transversal, más moderado, y que centre su labor de oposición en las instituciones y no tanto en la calle. Además, a diferencia de Iglesias, cree que el retroceso en las generales de 2016 se debió precisamente al pacto con Izquierda Unida, que ahuyentó a votantes de uno y otro partido.

En un artículo en 20minutos, titulado «Podemos ganar», Errejón apostó por que el partido busque la mayoría social y no sea «una minoría ruidosa». Pablo Iglesias, molesto con el artículo que suponía una enmienda a su proyecto de Podemos, criticó a Errejón en twitter por hacer «propaganda».

El liderazgo de Iglesias en Podemos no está en cuestión, pero sí el proyecto de partido y los miembros de la dirección. Desde el sector errejonista temen que en el próximo Congreso Pablo Iglesias, quien ha forjado acuerdos con antiguos sectores críticos como Izquierda Anticapitalista, con Echenique (secretario de Organización que sustituyó a Sergio Pascual, afin a Errejón y destituido por Iglesias), o con Teresa Rodríguez, dirigente de Podemos en Andalucía, trate de realizar una purga para laminar a los errejonistas de la dirección, «y silenciar así las voces críticas y la pluralidad».

Desde el núcleo afin a Pablo Iglesias aseguran que son Errejón y los suyos quienes relegan en cuanto pueden a los pablistas, y citan el ejemplo de la Comunidad Valenciana, donde el errejonista Antonio Montiel, secretario general de Podemos, destituyó a la pablista Sandra Mínguez como secretaria de Organización.

Ciudadanos: críticas a Rivera por falta de democracia

El liderazgo de Albert Rivera también parece incuestionable en Ciudadanos, pero los sectores críticos se están organizando en diferentes comunidades autónomas denunciando la falta de democracia interna en un partido que hace gala de ella, así como una supuesta tibieza frente al nacionalismo catalán y vasco, a diferencia de la frontal oposición con la que nació el partido.

Albert Rivera y Carolina Punset

Albert Rivera y Carolina Punset.

La cara visible de la oposición a Rivera la está representando Carolina Punset, la ex líder de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana, quien está criticando abiertamente la estrategia de la actual dirección del partido. Ciudadanos ha cambiado sus valores por frases huecas, sostiene la eurodiputada, que dimitió de la cúpula pero no renunció al escaño.

Carolina Punset, hija del escritor Eduard Punset, denuncia que Ciudadanos ha incorporado a “despojos” y “rancios” procedentes de otros partidos mientras que han expulsado a militantes válidos por reclamar más democracia interna. Por todo ello, Punset reclama “juego limpio” en el próximo Congreso y no descarta enfrentarse a Albert Rivera con el apoyo de los sectores críticos que, según aseguran, se están organizando por todo el país.

Partido Popular: Aznar, el azote de Rajoy

Después de ser investido presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afrontará en febrero un congreso tranquilo, previsiblemente. La suya es la única candidatura. Pese a la tranquilidad interna, en el PP también se están produciendo escaramuzas.

Aznar y Rajoy

Rajoy junto a Aznar durante la clausura del campus de verano de FAES. (EFE)

Hay quien, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, defiende las elecciones primarias, frente la apuesta tradicional de elección por compromisarios que defienden Rajoy y su equipo.

Además, a raíz del fallecimiento de la ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, dos días después de comparecer ante el Tribunal Supremo investigada por un posible delito de blanqueo, hubo críticas directas a Rajoy del expresidente del Gobierno, José María Aznar, quien aseguró: “Ha muerto excluida del partido al que dedicó su vida”.

Además, sectores afines a Rita Barberá y de la vieja guardia del PP criticaron el “hostigamiento” que, en su opinión, sufrió la ex senadora durante meses por parte los nuevos dirigentes del PP, en concreto de los vicesecretarios Pablo Casado, Javier Maroto o Fernando Martínez Maíllo, quienes defendían que Barberá diera un paso atrás y renunciara ella misma al escaño para evitar dañar la imagen del PP.

El ex ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, amigo de Barberá, aseguró que la ex alcaldesa de Valencia “se sentía muy decepcionada por el comportamiento de algunos compañeros del PP”.

El ex presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, que tuvo que dimitir tras ser imputado por cohecho en el caso de los trajes de Gürtel (en el juicio fue absuelto), también ha reivindicado su figura, tras el fallecimiento de Rita Barberá, y ha insinuado que podría optar a alcalde de Valencia, aunque sus opciones reales son casi nulas, pues las candidaturas las aprueba la dirección nacional del PP.

Pese a la marejadilla interna tras el caso Barberá, Rajoy carece de una verdadera oposición interna (fuera de algunas críticas aisladas y ocasionales de Aznar o Esperanza Aguirre), mientras mira tranquilo cómo el PSOE sigue fracturado y sin líder y los dos líderes principales de Podemos se enfrascan en batallas tuiteras… e incluso a Albert Rivera, su socio de gobierno pero también su principal rival por el voto de centro-derecha, le aparecen sectores críticos de forma inesperada.

Así quiere Sánchez formar su gobierno, ¿se lo permitirán Mas y Junqueras?

Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, está decidido a intentar liderar un gobierno de centro-izquierda en España. Cree que puede lograrlo y piensa que en caso de no conseguirlo se convertiría en presa fácil para Susana Díaz, la lideresa socialista andaluza.

Rajoy con Sánchez

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con el líder del PSOE, Pedro Sánchez.

Para ello, va a esperar su momento. Sabe que Mariano Rajoy, con el voto en contra del PSOE, no tiene posibilidad ninguna de ser investido presidente del Gobierno. El jefe del Ejecutivo en funciones sólo contaría con los 123 diputados del PP (122 más el díscolo Gómez de la Serna, que estará en el Grupo Mixto), así como los 40 escaños de Albert Rivera, que se ha mostrado –como Rajoy- partidario de un gobierno de concentración PP-PSOE-Ciudadanos.

Y nada más. Rajoy (con 163 escaños a favor) se quedará a 13 de la mayoría absoluta. Con un esfuerzo máximo y, sobre todo, con cesiones competenciales e inversiones relevantes en infraestructuras podría llegar a lograr el respaldo de los 6 escaños del PNV. Ese escenario se contemplaba en Moncloa antes de los comicios, quedarse a tres o cuatro escaños de la mayoría absoluta junto a Ciudadanos y necesitar al PNV. Pero se han quedado más lejos de lo que esperaban y la aritmética no cuadra: 163 escaños más seis del PNV serían 169 y Rajoy tampoco llegaría. Rivera

Además, el PNV es más proclive a entenderse con el PSOE –que ya es su socio prioritario en el Parlamento vasco y lo consideran un partido centralista pero menos reacio a ampliar competencias autonómicas-. El partido de Íñigo Urkullu no tiene ahora malas relaciones con el PP, e incluso coinciden en muchos proyectos e iniciativas de corte económico y laboral, pero los nacionalistas vascos sí se oponen frontalmente a Ciudadanos, el único partido –junto a UPyD– que hablaba abiertamente de eliminar el concierto vasco y recentralizar competencias.

Así, Pedro Sánchez da por hecho que, si Rajoy fracasa en su intento de conformar un gobierno, el Rey Felipe VI tanteará sus opciones y le encargará a él la tarea de armar un nuevo Ejecutivo. Pedro Sánchez tendrá seguramente su oportunidad y la quiere aprovechar.

¿Pero cómo? El PSOE cuenta con sus 90 escaños, más los dos de IU, que pese a obtener un resultado digno en votos, se hundió en escaños y no está para grandes exigencias. El gran socio del PSOE sería Podemos, con 69 escaños. El escollo principal es el referéndum de autodeterminación en Cataluña. Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, quiere mantener el pulso a favor del referéndum hasta el límite. No quiere renunciar al llamado derecho a decidir, una promesa electoral de En Comú-Podem, que les llevó a ganar con claridad las elecciones generales no sólo en Barcelona sino en el conjunto de Cataluña. En Comú-Podem logró 12 escaños con el 24,74% de los votos, por los 9 de ERC (15,98%), 8 del PSC (15,7%) y DL (15,08%, el partido de Artur Mas), y 5 de C’s (13,05%) y el PP (11,12%). iglesias-colau

Fue un triunfo histórico en Cataluña y tanto Ada Colau como Pablo Iglesias saben que renunciar al llamado derecho a decidir sería engañar a su casi millón de votantes catalanes. La CUP y ERC serían los grandes beneficiados en un futuro de esta promesa incumplida.

Además, en Galicia, la coalición Podemos-En Marea-Anova-EU logró un gran resultado, segunda fuerza con seis escaños y el 25,04% de los votos, por detrás del PP (10 escaños, pero por delante del PSOE en votos y con los mismos escaños) también con la promesa de defender el derecho a decidir tanto en Cataluña como en el “resto de naciones del Estado, como Galicia”. Y tampoco están dispuestos a renunciar a su promesa electoral.

Pedro Sánchez es muy consciente de que el Comité Federal del PSOE, a instancias de Susana Díaz, le ha puesto como límite para pactar con Podemos que la formación que lidera Pablo Iglesias renuncie al derecho de autodeterminación. El artículo 1 apartado dos de la Constitución Española dice textualmente: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”. Chacon-Diaz

La postura histórica de los dos grandes partidos españoles, el PP y el PSOE, es que cualquier eventual referéndum que afecte a la soberanía nacional, que afecte por tanto a la unidad de España, se debería realizar al conjunto del pueblo español, y no a una parte de él (en este caso Cataluña). Esa posición es compartida por otros partidos nacionales, como Ciudadanos.

Podemos e IU, en cambio, defienden que el referéndum debería ser en la región afectada (ya fuera esta Cataluña o Euskadi), alineándose con las tesis de los partidos nacionalistas, pero con la diferencia sustancial de que tanto el partido de Pablo Iglesias como el de Alberto Garzón aseguran que defenderían un ‘No a la independencia’ en un hipotético referéndum. Además, ambos partidos contraponen a la independencia y al actual Estado autonómico una tercera vía consistente en un Estado plurinacional plenamente descentralizado y federado.

Fuentes del PSOE creen que en este punto podría llegar el entendimiento con Podemos (también con IU). Aparcar el referéndum a cambio de apostar por una profundización del Estado federal y plurinacional, así como un nuevo sistema de financiación autonómica. Pedro Sánchez no se negaría a calificar a Cataluña como nación, en la línea de lo que defiende el PSC. Pero sabe que varios de sus barones no se lo pondrían nada fácil, como Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Javier Fernández (Asturias), Emiliano García Page (Castilla-La Mancha), además de Susana Díaz (Andalucía).

Pero 90 (PSOE), más 69 (Podemos y sus aliados), más dos (IU), 161, siguen sin dar para la mayoría absoluta. E incluso serían menos que los 163 de PP y Ciudadanos.

¿Cómo prevé conseguir Pedro Sánchez los escaños que le faltan?

Da por hecho que puede lograr el voto a favor de los seis parlamentarios del PNV (bastaría con seguir apoyando un gobierno cómodo de Urkullu, comprometerse a culminar el Tren de Alta Velocidad a toda Euskadi y ceder algunas competencias estatales, el PNV cifra en 35 las pendientes del Estatuto de Guernika).

De lograrlo ya serían 167 diputados, cuatro más que los 163 del PP y Ciudadanos. Pedro Sánchez también podría lograr fácilmente el apoyo del único diputado de Coalición Canaria, con quien ya gobierna en coalición en Canarias. Ya sumarían 168.

Bildu, con dos escaños, podría abstenerse, o incluso votar a favor del gobierno PSOE-Podemos-IU. No en vano, difícilmente Bildu se opondrá a un gobierno en el que esté Podemos, que ha sido socio electoral en Navarra en los recientes comicios –en el Senado- y con quienes comparten gobierno autonómico en Navarra o municipal en Pamplona.

La clave volverá a estar en Cataluña. El voto en contra de ERC (nueve escaños) y de Democràcia i Llibertat (el partido de Artur Mas, ocho escaños) impediría el gobierno “progresista” al que aspira a liderar Pedro Sánchez. artur mas

¿Qué puede ofrecer el secretario general del PSOE a ERC y CDC, dos partidos que están abiertamente por la ruptura de España y la independencia de Cataluña, para que le voten a favor, o al menos se abstengan los dos?

El aludido referéndum de autodeterminación no, ya que es una línea roja que le ha marcado expresamente el Comité Federal del PSOE a Pedro Sánchez.

¿Un Estado plurinacional y federal que reconozca a Cataluña como nación, además de un nuevo sistema de financiación que primara a la región? Difícilmente contentaría a quienes pretenden la independencia total, y además contaría con el recelo de los barones más poderosos del PSOE (Díaz, Page, Vara, Fernández, Puig…), además de con la oposición frontal del PP y de Ciudadanos.

Pedro Sánchez y Ximo Puig

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

Por la vertiente social, y la influencia de la izquierda catalana, desde el PSC y En Comú-Podem quizá podrían arrastar a la abstención de ERC. ¿Pero cómo convencería Pedro Sánchez a Artur Mas y Carles Puigdemont, nuevo presidente de la Generalitat catalana para que se abstengan sus diputados? ¿A cambio de qué? Esa es la gran incógnita sobre la investidura de Pedro Sánchez.

Necesitará, probablemente, mayoría simple en segunda votación. La clave será la posición de ERC y el partido de Artur Mas. Si votan en contra de su investidura, habrá nuevas elecciones en España. Si se abstienen, habrá gobierno de centro-izquierda, seguramente del PSOE apoyado en el Parlamento por Podemos, IU y el PNV como socios centrales.