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Thank you Mario! But our princess is in another castle! Toad (Super Mario Bros.)

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Ya nos hemos asentado en Draenor

He vuelto a World of Warcraft, definitivamente, para quedarme durante una larga temporada. No soy el único, millones de jugadores han retornado a Azeroth para asistir a la segunda apertura del Portal Oscuro. Esta vez, el destino no es Terallende sino Draenor, la versión primigenia de ese mundo antes de ser destrozado por magias oscuras, y no podría ser más bonito y espectacular.

No tengo quejas. Creo que Blizzard ha dado en el clavo y nos ha regalado la expansión más emocionante desde aquel lejano The Burning Crusade. El primer día y medio leí muchas quejas. Que si no es normal que se colapsen los servidores, que si el lag era insoportable… Lo cierto es que, aun siendo normal que sucedan estos contratiempos —dada la gran cantidad de jugadores conectados al mismo tiempo y concentrados en un mismo lugar—, en esta ocasión todo fue increíblemente bien, al menos en mi servidor.

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La primera noche hubo una caída al poco de dar el pistoletazo de salida a la nueva expansión. Fue brevísima, no hubo pausa, desconexión y conexión inmediata. La latencia fue especialmente significativa el viernes por la tarde, pero tan sólo duró unas pocas horas. Por lo demás, el juego fue como la seda, algo admirable dada la cantidad y calidad del contenido. Parece ser que en muchos otros servidores sí hubo problemas y, de hecho, Blizzard ha decidido regalar cinco días de juego por las molestias. Yo, por mi parte, no tengo queja.

Me encanta Warlords of Draenor, no lo niego. Me gusta la trama (los viajes al pasado suelen dar buenos resultados) y me maravilla cómo está contada, con gran cantidad de cinemáticas y —a diferencia de lo que sucedía en la mayor parte de Pandaria y acercándose de nuevo un poco más a Cataclysm— utilizando las misiones como vehículo narrativo y no como mero relleno.

El desarrollo también ha ganado en interés una barbaridad. Es admirable todo lo que rodea a la ciudadela, nuestro asentamiento permanente en Draenor: los edificios que construimos, nuestros seguidores, las posibilidades exclusivas que nos ofrecen unos y otros… Pero no es lo único.

Me apasiona que haya tesoros escondidos por el mundo, le da al juego un toque aún más aventurero. En la misma línea, es maravilloso no poder volar, ni siquiera cuando se alcanza el nivel 100. En Blizzard están considerando la posibilidad de no implementar esa opción a corto plazo. Tarde o temprano lo harán, pero lo cierto es que la sensación de riesgo y sorpresa que aporta desplazarse siempre por tierra no tiene precio. Además, algunas mecánicas, como los citados tesoros, perderían todo el sentido con monturas voladoras.

También es muy buena idea la abundancia de rares, monstruos poco comunes que campan a sus anchas por Draenor y que también contribuyen a nuestro progreso, con recompensas muy interesantes por un lado (desde equipo de gran calidad hasta juguetes) y con recursos para nuestro asentamiento por otro.

La sensación global es la de que este nuevo continente es inmenso y hay infinidad de cosas por hacer, tareas y misiones que nos llevará meses completar, horas y horas de explorar, combatir y colaborar. Porque recordemos que uno de los principales factores que hicieron grande al WoW fue su factor social, algo que se ha ido perdiendo con los años y que puede que ahora vuelva a tomar fuerza.

Blizzard ha cumplido su parte, ahora nos toca a los jugadores cumplir la nuestra y darle vida y buen rollo a este nuevo mundo que se abre entre nosotros.

¡Nos vemos en Draenor!

Hearthstone, el vicio de World of Warcraft, en versión juego de cartas

Desde hace una semana, World of Warcraft me está volviendo a quitar el sueño. No el MMO al que tantas horas de mi vida dediqué en otros tiempos sino el juego de cartas basado en ese universo, Hearthstone: Heroes of Warcraft, que desde hace poco está en beta abierta y, viendo lo cuidado y bien acabado que está, probablemente abandone esta fase pronto.

El título desprende ese aura de calidad que poseen prácticamente todos los productos de Blizzard. Partiendo de un planteamiento similar al de Magic: The Gathering y añadiéndole el atractivo de World of Warcraft, la compañía ha conseguido crear un título interesante, vistoso y endiabladamente adictivo (este domingo casi no hice otra cosa más que jugar).

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Aunque lo que quizá acabe de convencer a los indecisos es que no hace falta pagar ni un céntimo para jugar a Hearthstone. Por supuesto, existe la posibilidad de comprar sobres de cartas con dinero real, pero no hay nada que no se pueda conseguir a base de echar partidas y partidas.

Existen un buen número de cartas comunes que pueden ir en cualquier mazo, pero otras están vinculadas a los grandes héroes de Warcraft. De momento hay nueve, cada uno de una clase diferente: mago, cazador, paladín, guerrero, brujo, sacerdote, pícaro, chamán y druida. Además, Blizzard ya ha anunciado que está trabajando en las clases monje y caballero de la muerte. Lo interesante es que estas cartas exclusivas de cada tipo de personaje, unidas al poder especial que tiene cada uno de ellos (Jaina lanza bolas de fuego, Thrall invoca tótems…), hace que sea muy diferente jugar con el mazo de uno o con el mazo de otro.

Todos tienen posibilidades muy interesantes. Por mi experiencia personal, diría que el guerrero y el pícaro son los que actualmente cuentan con una mayor desventaja, pero quizá es que no he sabido sacarle partido a sus mazos. Hearthstone aún está en fase beta, así que aún hay tiempo de que algunas cosas cambien (la compañía ha asegurado que no muchas). La llegada de expansiones con nuevas cartas probablemente también cambiará las estrategias posibles con muchos de los héroes.

Título gratuito de gran factura aun estando en fase beta. Me ha dejado muy buen sabor de boca. Demasiado bueno. A ver si soy capaz de desengancharme.

Despliegue pandárico

Esta semana daba comienzo con lo que para muchos jugadores supone un gran acontecimiento: la llegada de la nueva expansión —la cuarta— del ya antiguo universo de World of Warcraft. El lunes a las 12 de la noche, Mists of Pandaria se ponía a la venta y millones de ansiosos fans de todo el mundo no dudaron en hacer cola para adquirirlo.

El evento que tuvo lugar en Madrid, en el centro comercial de Príncipe Pío, supuso un auténtico despliegue por parte de Blizzard, yo diría que mucho más de lo habitual. En una gala conducida por Berta Collado, se habló de juego, hubo un espectáculo de artes marciales, intervinieron desarrolladores de la compañía, se organizó un pequeño concurso de disfraces y se realizaron conexiones en directo con otras ciudades europeas como París, Londres, Milán y Colonia.

¿Por qué tanto despliegue para promocionar la expansión hasta el momento menos atractiva de todas las que han visto la luz? Pues quizá por eso precisamente, por las dudas que flotan en el aire. No cabe duda de que World of Warcraft sigue siendo el rey de los MMORPG, pero el liderazgo ya no transmite la misma solidez que hace años.

Para empezar, el número de suscriptores, aunque sigue siendo elevadísimo, va en continuo descenso desde hace un par de años: de 12 millones que había en 2010 se ha caído hasta los 9 millones en 2012. Por otro lado, mientras que el WoW envejece, nuevos competidores más jóvenes ganan adeptos con facilidad: League of Legends ha llegado a ser el juego online más jugado (por delante de World of Warcraft) mientras que el lanzamiento de Guild Wars 2 ha causado un gran revuelo en el mundillo.

En cuanto a Mists of Pandaria en concreto, la elección de argumento y novedades dejó fríos a muchos de los jugadores. Yo mismo he manifestado aquí mis reparos, casi seguro injustos, hacia los pandaren, Pandaria y el resto de elementos pandáricos del juego. El problema no es que no me guste la nueva raza, que siempre me ha caído simpática, sino que en general me parece bastante menos interesante que todo lo mostrado en las expansiones previas.

Soy consciente de que esto no son más que prejuicios e intuyo que la expansión es mucho mejor de lo que pudiera parecer. De momento es solo una sensación, pero estoy a punto de comprobarlo. Ya tengo Mists of Pandaria en mi poder y lo cierto es que estoy deseando comprar un nuevo ordenador (el actual está ya para mandarlo a la residencia) y redescubrir ese maravilloso mundo de enanos, elfos y orcos que tantas satisfacciones me produjo en otro tiempo.

En Blizzard no son tontos ni mancos, así que lo más probable es que, para reforzar el producto, mantener a los fieles y atraer a nuevos jugadores, además de realizar una inteligente campaña de marketing, habrán echado el resto con la calidad de la expansión. A mí aún me quedan un par de días antes de hacerme mi monje pandaren, pero imagino que ya hay miles campando a sus anchas por Azeroth.

¿Habéis probado ya Mists of Pandaria?, ¿qué os está pareciendo?

La tentación vive abajo, al sur de Azeroth

«Daniel: Regresa a World of Warcraft con 7 días gratis‏». Así de directo, así de imperativo era el título del correo electrónico que me envió ayer Blizzard. Se trata del mismo email que habrán recibido miles o quizá millones de jugadores de todo el mundo que han abandonado las ya antiguas tierras mitológicas de Kalimdor, Rasganorte o los Reinos del Este.

El motivo de este nuevo reclamo es el lanzamiento de la cuarta expansión del rey de los MMORPG, titulada Mists of Pandaria. La oferta de los siete días de juego gratis finaliza el 19 de septiembre y la citada ampliación sale a la venta el día 25. Por este motivo, la compañía me anima en su correo a actuar rápido, a no perder la oportunidad.

Cuando leí el mensaje sentí cierta congoja, primero por ese inicio tan agresivo y segundo por los sentimientos tan encontrados que me produce World of Warcraft. Yo fui un jugador muy activo del WoW durante varios años —con un par de grandes pausas en todo ese tiempo— y experimenté un poco de todo: me maravilló la vastedad de ese mundo, hice amigos, descubrí experiencias de juego que no había experimentado jamás antes, pero también perdí mucho el tiempo y descuidé cosas que no debería haber descuidado.

Nunca tuve grandes problemas por jugar a World of Warcraft, jamás llegó a írseme de las manos. De hecho, casi todo lo recuerdo con mucho cariño: las risas, el compañerismo, la sorpresa, la sensación de triunfo, las continuas quejas por todos y cada uno de los cambios en el juego («el WoW ya no es como antes» es una frase que ya era vieja cuando salió la versión del juego en español), mi hermandad, mis hermandades, algunos momentos mágicos e inolvidables (la primera vez que cayó tal boss, la obtención de un épico, la alianza espontánea y muda con un miembro de la Horda que te ayuda a cumplir una misión complicada, devolverle el favor y recibir un gesto de agradecimiento…)

¿Y por qué la inquietud al leer el correo?, ¿por qué los escalofríos? Pues porque, aunque esta nueva expansión es quizá la que menos me atrae de todas las que han salido, la tentación por volver a Azeroth siempre ha estado ahí, durmiendo latente en mi corazoncito de jugón. Volver es un peligro, y no lo digo en el sentido más tremendista de la expresión. Me refiero a que el WoW es un juego acaparador, que requiere todo nuestro tiempo y atención. Si ya me cuesta tan solo probar unos minutos todos los videojuegos que salen al mercado, volver a World of Warcraft significaría dejar las consolas acumulando polvo.

No creo que aproveche esta oferta de siete días gratuitos de juego, pero no descarto probar la expansión cuando vez la luz. Si dijera lo contrario, me estaría engañando. ¡A ver qué se cuenta Chulin!

Los MMO se pasan al modelo gratuito

La tendencia parece imparable. Tras muchos años con World of Warcraft como líder indiscutible en el negocio del juego multijugador masivo online, la situación parece estar cambiando. El WoW sigue dominando de forma absoluta, por supuesto, pero ya se aprecian señales de una nuevo orden de cosas.

La colosal obra de Blizzard nació en 2004 y, pese a las constantes actualizaciones y diversas expansiones, empieza a notarse algo envejecida. Aunque no se trata, por supuesto, del primer MMORPG (o momorropogo, como le gusta decir a un amigo) de la historia, enseguida se convirtió en la principal referencia del género, con un sólido sistema de suscripción que generaba y genera ganancias millonarias año tras año.

Con el paso del tiempo muchos otros videojuegos vieron la luz con el propósito de hacerse con una pequeña cuota de mercado. Fueron meros arañazos para World of Warcraft, quizá menos que eso. Sin embargo, en los dos últimos años ha empezado a ganar empaque una variante de los MMO, aquellos que se basan en el modelo free to play, es decir, títulos online a los que se puede jugar gratis, sin pagar una mensualidad. El negocio está en las microtransacciones que se realizan dentro del mundo virtual, en la compra de ventajas tales como armas, monturas y otros contenidos adicionales.

El sistema de juego gratuito generó muchas dudas en un principio pero, a día de hoy, ha alcanzado una gran solidez. Con importantes exponente como Runes of Magic o Forsaken World, el free to play ha ido creciendo en popularidad a la par que en solvencia. De este modo, en parte empujados por Blizzard y en parte animados por esta viabilidad para el negocio, grandes MMORPG han abandonado la suscripción y se han subido al carro del juego gratis. Ese ha sido el caso de El Señor de los Anillos Online, Age of Conan, City of Heroes, Champions Online

En Blizzard no son nada tontos y, viendo los vientos que empezaban a soplar, el pasado junio anunciaron que World of Warcraft pasaría a ser gratuito hasta nivel 20 y que ya no sería necesario pagar por The Burning Crusade, la primera expansión del juego. Aun así, la compañía ha perdido más de un millón de suscriptores en la segunda mitad de 2011.

No creo que sea un fracaso sino más bien algo natural. World of Warcraft tiene muchos enemigos: su citado envejecimiento, los rivales gratuitos, el nuevo Star Wars: The Old Republic (recién lanzado y por tanto mucho más fresco y adaptado a los tiempos que corren) y el que en mi opinión es el obstáculo más peligroso de todos: él mismo. ¿Cómo demonios va a hacer Blizzard para repetir el éxito sin precedentes alcanzado con WoW? ¿Lograrán migrar a 10 millones de jugadores a un hipotético y espectacular World of Warcraft 2?, ¿mantendrán un apoyo masivo a un MMO alejado del universo Warcraft como el futuro Titan?

Lo único que me atrevo a asegurar es que World of Warcraft no podrá mantenerse por siempre tal como es ahora mismo. Supongo que, tarde o temprano, a Blizzard no le quedará más remedio que dar el salto a un nuevo MMORPG o apostar por el free to play total, un modelo con el que podrían asegurarse mínimo otro lustro de éxito arrollador. También existe la posibilidad de que la compañía haga ambas cosas.

Aunque ahora mismo parezca una posibilidad lejana, esta decisión no sería ningún disparate. Un buen ejemplo es el de DC Universe Onine. Tras hacerse gratuito aumentó su número de jugadores en un 1.000% y sus ingresos en un 700%. Star Trek Online también acaba de añadir la opción del free to play, aunque aún no hay datos sobre cómo ha afectado este movimiento a la comunidad de usuarios.

Intuyo que la acogida de Mists of Pandaria, la cuarta expansión de la franquicia, será un elemento clave para Blizzard a la hora de decidir los siguientes movimientos de la franquicia. Puestos a arriesgar, yo apuesto por un WoW free to play para mediados de 2013. ¿Qué decís vosotros?

La «épica» de los osos panda

Este fin de semana, Blizzard ha celebrado su gran encuentro anual, la Blizzcon. Yo, desenganchado desde hace tiempo de World of Warcraft, no esperaba gran cosa del evento. Quizá alguna novedad no demasiado significativa sobre Diablo III, pero poco más. Sin embargo, el WoW se ha convertido de nuevo y por sorpresa en la estrella de estos días con el anuncio de su cuarta expansión, Mists of Pandaria.

Sé que, a poco que se me tiente, puedo volver a caer en las garras de este colosal MMORPG, pero desde luego la expansión no es, a priori, lo más atractivo que podría esperar. Hagamos un repaso: The Burning Crusade fue una primera expansión espectacular, bonita, con mazmorras muy interesantes, un trama apasionante y excelentes mazmorras; Wrath of the Lich King, pese a no cumplir las expectativas, nos llevaba hasta el impresionante Rasganorte y suponía el retorno de Arthas; y Cataclysm destacó por sus originalísimas y vistosas nuevas zonas y la total renovación de las antiguas.

Frente a estas tres expansiones, en Mists of Pandaria nos encontramos con un nuevo continente, de corte oriental, y una sola nueva raza, los pandaren, los osos panda maestros de artes marciales que nacieron en el epílogo de Warcraft 3 y que se convertirán en la primera . Además, tan sólo se añade una clase más, los monjes (que por lo visto podrán actuar tanto de tankes como de healers o de DPS).

El caso es que ni siquiera hay un gran enemigo como lo fueron Illidan, Arthas y Alamuerte en los capítulos anteriores. La historia en esta expansión se centrará en cómo la guerra entre Horda y Alianza acaba llevando el caos a la pacífica tierra de Pandaria. Muy bonito todo pero, ¿no suena acaso poco épico?, ¿no parece escaso y poco ambicioso para una expansión? Blizzard asegura que no, que Mists of Pandaria derrochará cantidad y calidad de contenidos.

Digan lo que digan los desarrolladores, y aún sin conocer todo lo que vendrá con MoP, las reticencias son inevitables. El mismo vídeo de presentación deja un poco en evidencia al mismo juego que se pretende promocionar puesto que, antes de mostrarse Pandaria, se realiza una introducción con escenas de las expansiones previas, en mi opinión más atractivas.

No voy a entrar en criticar a los pandas como nueva raza jugable, puesto que todos sabíamos que tarde o temprano aparecerían y hay mucha gente que así lo deseaba, pero una única raza y una única clase nueva para una expansión me saben a bastante poco. Además, el hecho de que haya pandas en las dos facciones, ¿no va a hacer muy caóticas las batallas jugador contra jugador? Entre las pocas novedades que se han anunciado hasta el momento también están los duelos de mascotas. Para ser sinceros, este minijuego me parece más propio de un juego social que de un MMO…

Me consta que no soy el único al que no le convence Mists of Pandaria, de hecho Blizzard ha pedido a los fans que por favor no se burlen, que no es una broma. Yo no me burlo, lo prometo, pero es que esta expansión no me motiva. ¿Cómo lo veis vosotros?

El MMORPG interminable

Hacía mucho que no hablaba de World of Warcraft. Hace un tiempo estuve muy enganchado durante un par de añitos, después lo dejé una larga temporada, lo retomé para la segunda expansión, lo volví a dejar bastante rápido y, por última vez, regresé a Azeroth para disfrutar del cataclismo hace solo unos cuantos meses.

La última expansión me gustó mucho. Me pareció muy bonita, con líneas argumentales muy trabajadas, más variado que antaño y con un rediseño brutal de las zonas clásicas. Sin embargo, tras completar las misiones de todas las zonas nuevas y repetir varias veces las mazmorras de nivel 85, volví a cansarme y abandoné el juego casi sin pretenderlo.

Sin embargo, ahora se anuncia un nuevo parche para Cataclysm, con mucho nuevo contenido, y el gusanillo vuelve a picarme. No quiero hacer comparaciones con ningún vicio chungo y perjudicial, pero es innegable que World of Warcraft tiene un algo que nunca desaparece del todo. Tarde o temprano, todo el mundo que alguna vez ha juegado al juego, siente el deseo de volver.

Sé que esta vez no regresaré, sobre todo por falta de tiempo, pero no sé yo si podré decir lo mismo cuando vea la luz la cuarta expansión.

Así es World of Starcraft

No, Blizzard no ha presentado ningún nuevo lanzamiento. Ha sido el talento de los jugadores el que ha conseguido parir, vía mod, este espectacular Starcraft de mecánica World of Warcraft. Desde el editor de personajes hasta las escenas de juego de World of Starcraft destilan una calidad impresionante.

Las herramientas de modificación existentes hoy día son tan potentes que tan sólo hace falta un grupo de aficionados con muchas ganas, ingenio y conocimientos informáticos para sonrojar a desarrolladores profesionales que a veces se dejan llevar por la desidia o por la pereza.

El juego se ha realizado modificando Starcraft II. No es la primera vez que vemos una modificación de este título de Blizzard realizada por fans. Hace unos meses ya se difundió un mod que convertía el famoso juego de estrategia espacial en un asombros survival horror tipo Dead Space.

Estos trabajos dejan en pañales al que durante años fue mi mod favorito, el vistoso aunque mucho más sencillo mapa de la casa de los Simpson para el Quake III Arena

¿Qué otros mods espectaculares recordáis?

A la espera de un cataclismo

Prometo no volver a hablar de World of Warcraft en mucho tiempo, pero hoy no me queda más remedio que hacerlo. Tengo sudores fríos por el mono. Hace ya una semana que debería haber recibido Cataclysm, la tercera expansión del juego, pero no aparece por ningún lado. El plazo estimado de entrega concluye esta misma tarde. Si no aparece, me temo que  tocará reclamar a la empresa de mensajería.

Pero mientras espero, Azeroth rebosa vida y la historia avanza. Millones de jugadores exploran Infralar y otras nuevas zonas mientras suben hasta el nivel 85. De hecho, una buena parte de esa multitud ya ha alcanzado el máximo nivel y se concentra en mejorar su equipo y completar las mazmorras de mayor dificultad.

Muchos otros (o esos mismos) se concentran en las aventuras de los huargen y de los goblins (las dos nuevas razas jugables), descubren las posibilidades de la arqueología (la nueva profesión) o intentan completar los nuevos logros, entre los que destacan los desafíos de hermandad, dirigidos a potenciar el componente social y la cooperación entre jugadores.

Por fortuna, mientras veo cómo hombres lobo de nivel 30 (a uno he visto ya de nivel 69) corretean a mi alrededor, yo me alivio con un bálsamo de lujo: el rediseño casi total de los ancianos continentes originales, Kalimdor y los Reinos del Este. El cataclismo ha sacudido la tierra, ha alterado la paz de los espíritus elementales y, en consecuencia, se han transformado los escenarios y se han generado nuevas líneas argumentales y miles de misiones.

El viejo juego ha rejuvenecido y me llevará cientos de horas sacarle todo el jugo, pero tengo a mi personaje principal estancado en el nivel 80 mientras mis amigos virtuales y desvirtualizados progresan. Necesito la expansión. Sé que debo controlar el vicio, pero ahora mismo no puedo, quiero verme las caras con Azshara y Alamuerte.

Cientos de personas no comprenderán este ansia… pero habrá unos cuantos millones (más de 12) que sí.

Recomendaciones para PC

Tras haber regresado hace unos pocos días al universo de World of Warcraft, sorprendentemente remozado con la última actualización, parecería lógico que recomendase su inminente tercera expansión (Cataclysm verá la luz el próximo 7 de diciembre). Pero no, en lugar de esta obvia propuesta prefiero sugeriros que le deis caña al Call of Duty: Black Ops de ordenador. Aunque esta versión está varios niveles por debajo de las desarrolladas para consola, merece la pena recordar lo útil que era el ratón en los shooters. El aún jovencito Starcraft II, también de Blizzard, es una opción algo menos absorbente que el WoW muy recomendable. Puestos a elegir, lo que más me apetece es recuperar el gusto por la estrategia. Civilization V no ofrece nada revolucionario, pero engancha como siempre. Probadlo.

¿Cuáles es vuestra recomendación navideña para PC?