Me gustaría haber escrito sobre Wario Ware Do It Yourself hace una semana pero resulta que, a medida que jugaba, descubrí que tras la aparente simplicidad del juego se escondían muchas posibilidades. La primera impresión no fue demasiado positiva. Como fan declarado de la saga de microjuegos de Wario, me parece que este DIY ofrece retos de lo más simplón.
En esta ocasión Wario nos ofrece tan sólo 50 microjuegos nuevos y además todos ellos plantean mecánicas poco complejas y variadas para tratarse de un título de Nintendo DS. Olvidaos de pulsar botones y cruceta, de trazar líneas, de hacer zig zags, de crear círculos, de dibujar en la pantalla y, por supuesto, de soplar al micro. En esta ocasión todo funciona mediante toques con el puntero. Uno o varios toques en cada juego, nada más.
En un primer momento no percibí cuál era el problema. Cuando profundicé en el sistema de creación de juegos (que es la gracia de Do It Yourself) empecé a entenderlo todo. El editor de videojuegos, pese a permitir sólo creaciones basadas en toques simples en la pantalla, abre una cantidad casi infinita de opciones. La inclusión de otras mecánicas, como dibujar líneas, habría complejizado demasiado el editor.
En ese supuesto, la creación de gráficos y de música no habría cambiado apenas (probablemente nada). Los gráficos se crean con una especie de Paint con una cantidad de herramientas no muy elevada pero sí más que suficiente para saciar nuestra imaginación. Quizá el mayor fallo en este punto sea la imposibilidad de deshacer más de un paso cuando nos equivocamos. ¡Ains, con lo útil que es la filosofía del Ctrl+Z!
El editor de música nos permite colocar las notas en cuatro pistas, establecer un ritmo con la percusión e incluso añadir nuestros propios tarareos, grabados a través del micrófono de la Nintendo DS. Para los más zotes en materia musical también existe un generador automático de melodías. Yo os animo a que probéis suerte con la edición manual. Aun con mi falta de oído he logrado sacar algunos temas que no suenan nada mal.
La complejidad llega con el montaje, es decir, con las órdenes que tenemos que dar a los objetos para que se muevan e interactúen entre sí. Hay que establecer un sistema de interruptores, una lógica de acciones y efectos y unas condiciones para ganar el juego. Todo esto se explica a través de un extenso pero utilísimo tutorial que ayuda a resolver muchas dudas. Es en este punto en el que un mayor número de opciones habría perjudicado la accesibilidad de Wario Ware DIY, haciendo que un buen número de jugadores huyesen abrumados por la complejidad.
No hay censura, no hay problemas de copyright (tal vez sí los haya a la hora de compartir los microjuegos online, que también es posible). Todo queda en nuestras manos, nuestro talento y nuestro ingenio (tanto para hacer juegos como discos y cómics). A lo tonto, a lo tonto yo ya le he echado unas doce horas al juego.
¿Os gusta la posibilidad de crear nuestros propios microjuegos?, ¿creéis que eso justifica la simplificación del resto del juego? (Zolpidem)
Comento, sólo como curiosidad, un par de detalles que me sorprendieron en la traducción, un aspecto que suele estar muy cuidado por Nintendo pero que en esta ocasión ha dejado colar un «ivamos» y una frase de Wario que, por mucho que sea Wario, resulta un poco espinosa: durante uno de los tutoriales de edición de música, el simpático antihéroe comenta «¡Bien! ¡Robar cosas es muuucho mejor que hacerlas!». ¿Qué opinará González-Sinde de esto?