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Thank you Mario! But our princess is in another castle! Toad (Super Mario Bros.)

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El imprescindible de Nintendo 3DS: The Legend of Zelda – A Link Between Worlds

Si Mario es el rey este año en Wii U, Link y Zelda son los incontestables soberanos de Nintendo 3DS gracias a The Legend of Zelda: A Link Between Worlds, secuela oficial de aquel maravilloso A Link to the Past de Super Nintendo, juego de rol sobresaliente y, desde ya, uno de los mejores videojuegos del catálogo de la portátil de Nintendo.

A pesar de lo que pudiera parecer en un principio, este A Link Between Worlds no es un remake ni un refrito en HD de aquellla joya de 1991. Se trata de un juego único, un Zelda con personalidad propia, una muy potente.

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El trabajo artístico y el diseño de las mazmorras se merecen, como casi siempre en esta saga, un sonoro aplauso. Todo a nivel jugable es brillante, desde las características clásicas de la franquicia hasta las novedades, que no son pocas. La más destacada, claro, es la habilidad del héroe para convertirse en una pintura capaz de desplazarse por las paredes, un poder que permite el planteamiento de situaciones de lo más original.

Además, la libertad ha alcanzado cotas nunca vistas en la saga: ahora se puede elegir el orden de los desafíos, todos los objetos pueden alquilarse o comprarse desde el principio, se penaliza la muerte (se pierden todos los objetos acumulados)… A todo esto hay que sumarle decenas de secretos y minijuegos que redondean una aventura sobresaliente.

Luigi, Zelda, Yoshi, Donkey Kong y otras armas infalibles de la gran N

Con Wii U pasando por un momento delicado, incapaz aún de despegar y a la espera de ampliar su catálogo con títulos interesantes, Nintendo parece decidida a seguir potenciando lo que ya sí parece un éxito consolidado, Nintendo 3DS. El plan de actuación no puede ser más sensato. Después de todo, si nos ponemos en lo peor, no sería la primera vez que la compañía salva la papeleta gracias al mercado portátil (y a Pokémon).

El ritmo de lanzamientos para Nintendo 3DS parece haber cogido un gran ritmo —eso es bueno—, aunque la mayoría de títulos son nuevas versiones no demasiado originales de franquicias explotadas hasta la saciedad —eso es malo—, pero de calidad sobresaliente —eso es bueno—, y aunque el yogurlado está maldito —eso es malo—, los juegos de Nintendo no —eso es muy bueno—.

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Entre los títulos que ya están en el mercado se encuentra Luigi’s Mansion: Dark Moon, una fantástica aventura protagonizada por el hermano de Mario que sirve de continuación de aquel peculiar juego de GameCube tan breve y extraño que casi parecía un experimento de los desarrolladores. Esta segunda parte amplía y mejora la experiencia en todos los aspectos salvo quizá en los jefes finales, menos inspirados de lo deseable pero sin llegar a estropear la diversión.

Mención aparte merece Fire Emblem Awakening (y la haré en otro post, lo prometo), que contra todo pronóstico se ha convertido en uno de los mejores juegos del catálogo de Nintendo 3DS. Pese a ser muy fan del rol táctico en general y de esta saga en particular, soy consciente de que es un género de minorías y no esperaba que Intelligent Systems pudiese crear una entrega tan atractiva, profunda y al mismo tiempo tan accesible para todo el mundo. Un must have incontestable.

Dentro de poco, el 24 de mayo, llegará también Donkey Kong Country Returns a la portátil, el excelente juego de Wii pero en 3D. Poco interesante para los que ya exprimieron la aventura pero una fantástica novedad para los que no lo hicieron. Algo más tarde, el 14 de junio, será el turno de Animal Crossing: New Leaf.

El pasado NIntendo Direct de abril demostró que Nintendo quiere seguir en esta línea continuista de franquicias clásicas que aseguran buenas ventas. Esto me produce sentimientos encontrados. Me encantaría que ña gran N volviese a innovar, que mostrase una IP inesperada, que sorprendiese con algo revolucionario o simplemente un poco diferente. Por otro lado, no me cabe duda de que, a pesar de no ser un derroche de originalidad, los juegos anunciados serán fantásticos.

El gran anuncio fue la continuación del magnífico The Legend of Zelda: A Link to the Past. Como decía, aunque sé que será una aventura mágica y apasionante, lo primero que pensé al verlo fue que estaba ante un A Link to the Past HD. Los enemigos, lo escenarios… todo me parecía demasiado igual a lo visto en 16 bits. Espero que al menos la jugabilidad sí nos depare retos diferentes a los vistos en la anciana Super Nintendo (la habilidad de Link de convertirse en una figura plana que se pega a la pared alimenta mis esperanzas).

Pero no sólo Link y Zelda están de vuelta, también habrá un tercer Yoshi’s Island, claro heredero del original de SNES, y un nuevo Mario Party, además de Mario & Luigi: Dream Team Bros, Mario & Donkey Kong: Minis of the Move y Mario Golf: World Tour. Viendo esto parece que a Nintendo se le hayan acabado las ideas. Yo pienso que en realidad se están preparando para soportar con cifras decentes lo que podría ser el comienzo de una mala racha.

El último indicativo del cambio de estrategia de Nintendo, aparentemente más defensiva que ofensiva, es la renuncia a realizar su tradicional gran conferencia en el próximo E3 de Los Ángeles, un macroevento que será sustituido por presentaciones menores. Tras esto, tengo mucha más curiosidad por ver hacia dónde van los pasos de la veterana compañía.

Mientras el presente y futuro de Wii U se aclaran, nintenderos y no nintenderos, disfrutemos del bueno momento de Nintendo 3DS.

La mágica melodía de Wii

Mucho ha llovido desde que Nintendo sorprendiera a medio mundo con el nuevo concepto de juego que suponía la Wii, desde que Wii Fit le diera una vuelta de tuerca a la idea, desde que Super Mario Galaxy se convirtiera el enésimo hito en la carrera del famoso fontanero.

La consola que popularizó los juegos familiares basados en la detección de movimiento ya es una máquina veterana a punto de jubilarse. Su sucesora, Wii U, asoma en el horizonte y Wii tiene que conformarse con unos pocos videojuegos que llegan con cuentagotas para engordar su catálogo.

Sin embargo, el crepúsculo de Wii está resultando mucho más brillante de lo que jamás habría imaginado. En estos últimos meses están viendo la luz algunos de los mejores videojuegos que se han desarrollado para la consola de sobremesa de Nintendo, producciones que habrían hecho mucho bien a la compañía, sobre todo a nivel de imagen, de haber salido en los primeros años de vida de Wii.

En un alarde de ironía, los momentáneos rejuvenecimientos de la ajada consola han coincidido con destellos de brillantez de un género caído en la desidia, anclado en los clichés, embarrado de mediocridad: Wii se ha alzado esplendorosa sirviendo de anfitriona a los más sobresalientes juegos de rol japoneses (JRPG) de los últimos años.

Con el RPG estadounidense en pleno auge y el japonés relegado al olvido, a mediados de 2011, Wii recibía Xenoblade Chronicles, un cuento bellísimo, en esta ocasión y a diferencia de muchos de los juegos de rol clásicos más aclamados, con más acentuación en la hermosura técnica que en la intensidad de la trama. Su punto fuerte son, sin embargo, sus grandes posibilidades de personalización y la amplia libertad, que llega a hacer que el juego se asemeje en muchos puntos a los títulos de rol masivos. Cabe destacar la soberbia banda sonora, muchas veces citada como la mejor de 2011.

A finales de año llegaba otra gran joya a la corona de Nintendo. En esta ocasión no hay que hablar de JRPG sino de Action RPG o, para ser más precisos, de The Legend of Zelda, que casi podríamos considerar un género específico dentro del rol y la aventura debido a su inimitable estilo. Skyward Sword llegó para corroborar que no hay Zelda pequeño. Con una carga de épica y de profundidad argumental más acusada que la que poseen mayoría de las entregas anteriores de la franquicia, este juego demuestra en qué es la excelencia en el diseño de videojuegos.

Por último, hace solo unas semanas, llegaba a las tiendas The Last Story, la más reciente creación del padre de Final Fantasy, Hironobu Sakaguchi, y de uno de los compositores de música para videojuegos más aclamados de todos los tiempos, Nobuo Uematsu. Con tales credenciales, el resultado es predecible. Los dos maestros demuestran en esta producción para Wii que siguen en plena forma.

No hace falta que les avale un poderoso nombre como el de la conocida franquicia de Square Enix para que ellos realicen un buen trabajo: Sakaguchi recoge elementos clásicos de los juegos de rol japoneses, les da una pequeña vuelta de tuerca y cede algo de terreno a la linealidad para poder conformar una historia compleja y emocionante, salpicada de geniales combates y revestida con un envoltorio sonoro que pone la piel de gallina.

Wii se está despidiendo, pero lo está haciendo a lo grande, demostrando que nada se puede dar por sentado, ni que una consola no tenga más que dar de sí ni que un género esté muerto y enterrado.

El poder latente de Nintendo

Gravemente herida, oculta y en silencio, descansa e intenta recuperarse. La guerra está siendo larga y muy dura. Tras años en los que parecía que los enemigos no tenían ninguna posibilidad contra ella, sus fuerzas fueron flaqueando hasta el punto de quedarse casi sin energías y tener que alejarse de la refriega.

Sin embargo, a pesar de su espinosa situación actual y su incierto futuro, aún conserva un gran poder en su interior. La magia sigue ahí, latente, esperando el momento idóneo para salir a la luz. El día señalado está cerca y será memorable, ya que supondrá su mayor despliegue de poder en mucho tiempo y llegará justo en el momento en el que está más debilitada. Lo que no está claro es si servirá para recuperar posiciones en el combate.

Ella es Nintendo, claro, la compañía que durante varios años consecutivos consiguió que en los hogares del mundo hubiera más Wiis que PS3 y Xbox 360 juntas (ya no es así). Su preocupante presente viene dado por las últimas cifras de resultados: unas pérdidas por valor de 70.000 millones de yenes (657,9 millones de euros) en el trimestre que concluyó el 30 de septiembre. El intrigante futuro está patrocinado por el lento despegue de Nintendo 3DS y las dudas que envuelven a Wii U.

En cuanto al poder latente, tranquilos, Nintendo no va a lanzar un Kame Hame Ha, va a lanzar dos: The Legend of Zelda: Skyward Sword y Super Mario 3D Land. Mi alma nintendera se enciende cada vez que veo una nueva imagen, un nuevo vídeo, ¡una nueva ilustración de cualquiera de estos dos juegos! Son nuevos pero conservan el espíritu clásico de sus respectivas franquicias, que fluye por cada uno de los personajes, escenarios, melodías…

De momento sólo he tenido oportunidad de jugarlos unos minutos escasos en varias ferias y presentaciones. Esos pocos momentos de juego me han bastado para quedarme prendado de lo nuevo de Link y de Mario, pero esperaré hasta tenerlos en mis manos para hacer un reseña más profunda de cada uno de ellos. Ambos verán la luz el 18 de noviembre, fecha que quedará marcada en el calendario de Nintendo para los restos.

Resulta irónico que, justo en el momento más flojo de la compañía dentro de la actual generación de consolas, tengamos ante nosotros una de sus mejores ofertas navideñas.

Miyamoto nos tiene pillado el punto

Puedo quejarme y me quejo de que Zelda debería buscar una nueva fórmula revolucionaria. No tiene por qué estar relacionada con el desarrollo, también valdría estética. Haría falta un cambio importante para alcanzar el nivel de obra maestra, para asestar un golpe de efecto como el que supusieron A Link to the Past, Ocarina of Time o, aunque muchos se quejasen en su día (creo recordar vagamente que yo fui uno de los que se quejó), el precioso The Wind Waker.

Puedo quejarme y me quejo de que The Legend of Zelda: Skyward Sword llega muy tarde, a una consola tecnológicamente anticuada y que hace años que abandonó sus mejores años de existencia. Tal vez un nuevo Zelda podría convertirse en la munición más poderosa para la próxima arma de Nintendo, la Wii U. En cambio, en vez de usarse como reclamo para vender la futura consola, se emplea como último cartucho para una máquina ya casi abandonada (una readaptación a Wii U como la que se hizo con Twilight Princess tampoco me gustaría, claro).

Puedo quejarme y me quejo de que a Miyamoto ya no le fluyen las ideas como antes, de que ya no es capaz de innovar y sorprender y de que cuando lo hace le salen cosas como Wii Music. No quiero ser injusto con el hombre que me ha regalado algunos de los momentos más felices y divertidos de mi vida. De hecho, en medio de una crisis generalizada de ideas, el bueno de Shigeru casi siempre se las apaña para ofrecer productos de calidad notable o sobresaliente.

Puedo quejarme y sin embargo se me quitan las ganas cuando veo vídeos como el último de The Legend of Zelda: Skyward Sword. El juego rebosa color, magia, épica, aventura, carisma y muy buenas vibraciones. No me hace falta jugarlo para saber que me transmitirá (nos transmitirá) sensaciones maravillosas y experiencias inolvidables. La saga nunca nos ha fallado y está claro que ésta no va a ser la primera vez. Además, alegra descubrir nuevas mecánicas como los momentos de vuelo o las pruebas de equilibrio que se unen a situaciones más clásicas como las zonas submarinas, los combates de espada o las zonas de comercio.

¿Qué expectativas tenéis puestas en The Legend of Zelda: Skyward Sword?

Mario y Zelda nunca fallan

Mi alma de nintendero se rinde siempre, irremediablemente, ante las bondades de los juegos de Mario y Zelda. Admiro a Shigeru Miyamoto, disfruto de las aventuras de Link como un enano (no soy mucho más alto que uno) y descubro cada nuevo juego del fontanero con absoluta fascinación.

Pero hoy no quiero rendirles el enésimo homenaje, no voy a hacer un recorrido por la larguísima trayectoria de estos grandes iconos del videojuegos, no voy a recrearme en su pasado. Lo que quiero es llamar la atención sobre su presente, sobre los últimos títulos de ambas franquicias: New Super Mario Bros. Wii y The Legend of Zelda: Spirit Tracks, los juegos más importantes de la temporada para Wii y Nintendo DS respectivamente.

¿Por qué Mario y Link han regresado tan pronto? La franquicia de Mario es muy prolífica, lo admito, pero no es habitual que se lancen dos juegos «principales» del personaje, en una misma plataforma, en un lapso de tiempo tan corto. Recordemos que en Gamecube sólo tuvimos Super Mario Sunshine, en Nintendo 64, únicamente esa obra maestra llamada Mario 64, y en Super Nintendo jugamos a dos escasos y brillantes Super Mario World… y casi podríamos decir que uno, ya que el segundo fue en realidad el que inició la saga de Yoshi.

En cambio, para Wii tenemos, aparte del recién estrenado New Super Mario Bros., el Super Mario Galaxy, que salió a finales de 2007, a los que hay que sumar el futuro Super Mario Galaxy 2, anunciado en el pasado E3. El caso de Zelda es aún más obvio. Puesto que no hay spin off ni subfranquicias sobre las aventuras de Link y la princesa de Hyrule, su presencia se suele limitar a un juego por plataforma (lo de Majora’s Mask fue una cosa rara). Sin embargo, ahora, dos años después de Phantom Hourglass, el héroe de los ropajes verdes regresa a la Nintendo DS.

Repito, ¿por qué los dos personajes más emblemáticos de Nintendo se han dado tanta prisa en volver a saltar a la palestra? Creo que tengo la respuesta: para defender a la compañía que los vio nacer. En este año que ya termina, Nintendo ha visto cómo sus beneficios (aún muy impresionantes) han comenzado a resentirse. Satoru Iwata ha reconocido un estancamiento de la Wii y muchos jugadores y medios de comunicación han comenzado a hablar de un serio desgaste de la consola y del tipo de juegos que la hicieron triunfar en un principio. Y aquí es donde entran en escena nuestros héroes, porque Mario y Link nunca fallan.

New Super Mario Bros. Wii tiene más o menos los mismos gráficos que su versión de Nintendo DS, la mecánica es básicamente la misma, también el control y la historia. Todo muy clásico. Todo, incluido el espíritu. Y eso es lo bueno de este juego, que te da toda la diversión de los mejores plataformas de Super Mario y además, aunque suene a tópico repugnante, multiplicada por cuatro.

Creo que jamás he encontrado un solo videojuego que no sea mínimamente divertido en multijugador, incluso los más horrendos (o especialmente los más horrendos) tienen su punto cuando los juegas en compañía. Imaginad entonces lo que puede ser un Mario Bros. con modo cooperativo / competitivo. El único problema es encontrar a tres colegas dispuestos a compartir la experiencia. Desgraciadamente los amigos no vienen incluidos en la caja, y entre los míos, los que juegan, abunda mucho la Nintendofobia, así que apenas he podido sacarle jugo al multi.

Sobre Spirit Tracks no hay mucho que decir. Es una secuela de libro del Phantom Hourglass, que a su vez es una secuela del revelador Wind Waker, que a su vez mantenía las características básicas de todo Zelda. Con esto, Nintendo nos está diciendo: «¿no te gusta hacer ejercicio con la consola?, ¿te has cansado de entrenar tu cerebro, cuidar mascotitas, imaginar que eres panadero y aguantar a tu padre en los party games? Olvídalo todo, pega un brinco al estilo Super Mario y súbete al tren de Zelda».

Podría criticar la falta de originalidad, el recurso fácil de modificar un trabajo que ya estaba hecho, el oportunismo de estos lanzamientos. Sí, podría, pero la calidad objetiva de estos juegos y el amor que siento por sus personajes me ha quitado las ganas. Criticadlos vosotros si queréis. Eso o desempolvad la Wii y la Nintendo DS y disfrutadlos.