A nadie le gusta todo, nadie sabe de todo ni es experto en todo. Si tuviéramos que hacer una lista de nuestros videojuegos o géneros favoritos, tal vez dudaríamos sobre qué situar en los primeros puestos de la lista, pero creo que muy pocos vacilarían a la hora de completar los últimos escalones del ranking. En mi caso, tengo muy claro quién ocuparía el vagón de cola: los videojuegos de fútbol, que no me han gustado ni interesado jamás y en los que, en consecuencia, soy bastante malo.
Los juegos de lucha en 3D también han sido siempre una piedra para mí. Es tal la adoración que le he tenido siempre a los combates en 2D que en su día nunca supe verle el lado bueno a títulos como Tekken o Virtua Fighter (VF3 casi me hace cambiar de opinión, pero no). No diría que este subgénero está entre los últimos en mis preferencias pero desde luego no está entre los primeros.
Sin embargo, cuando hablo de comida siempre afirmo que nunca se puede decir de forma definitiva que algo no te gusta. A lo largo de la vida siempre hay que darle segundas y terceras oportunidades a los alimentos (¿quién me iba a decir cuando era un chaval que acabaría adorando las verduras o las legumbres?). Con los videojuegos sucede algo parecido. Hay momentos en los que uno tiene que intentar reconciliarse con según qué géneros. Yo ya lo logré hace pocos años con los shooters en primera persona, ahora me he propuesto lograrlo con la lucha en 3D y… ¡con los juegos de fútbol!
El primer reto es más o menos sencillo. He jugado algunos títulos de lucha tridimensional que no me han disgustado y Tekken Tag Tournament 2, al que ya he echado alguna partida que otra, es muy prometedor. La calidad gráfica es obvia y el control me parece satisfactorio. Eso sí, aún no he disipado por completo mi mayor preocupación, que un jugador inexperto sea capaz de vencer a otro un poco más experimentado con tan solo aporrear botones. Siempre me dio la impresión de que era muy complicado establecer niveles de jugadores en los títulos de lucha 3D. Estaban los expertos y todos los demás. Será cuestión de echarle horas y, en el peor (o el mejor) de los casos, llegar a ser uno de los expertos.
Más duro será lo de volver a ponerme delante de un juego de fútbol. La elección para este desafío, pese a que la mayoría de mis amigos juegan a FIFA en la Xbox 360, es Pro Evolution Soccer 2013 para PlayStation 3, casi el único juego al que juega mi primo (uno de mis mejores amigos), quien podrá disfrutar aplastándome una y otra vez (el resto de videojuegos no se le dan demasiado bien). Él será quien intentará enseñarme a disfrutar del Pro. Siendo sincero, no tengo demasiadas esperanzas en este experimento, pero prometo que lo voy a intentar. ¿Quién sabe? Lo mismo el año que viene me presento al campeonato del PES, o al menos al torneillo para periodistas.
¡El reto comienza hoy! Bueno, hoy no creo que me dé tiempo. ¡Mañana!
¿Cuál es son vuestros géneros «odiados»?, ¿alguna vez os habéis reconciliado con algún género, personaje o franquicia?