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Thank you Mario! But our princess is in another castle! Toad (Super Mario Bros.)

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Títulos de crédito: los míos son más largos

Últimamente he hablado bastante de Kinect Star Wars, tanto para mal como… para menos mal. Hoy vuelvo a sacar a relucir el nombre de esta reciente aventura galáctica, pero no para señalar virtudes o criticarlo sino para mencionar una peculiaridad: sus extensísimos títulos de crédito.

En concreto, los créditos finales de Kinect Star Wars duran la friolera de 22 minutos. ¿Cuántos jugadores se habrán quedado a verlos hasta el final? Si alguien ha aguantado todo ese tiempo probablemente haya sido para escucharlos más que para verlos.

Si quieres que alguien vea los créditos de tu juego, debes darles un valor añadido. En este caso, el reclamo es el hilo musical. Los temas de la soberbia banda sonora de La guerra de las galaxias se van sucediendo uno tras otro mientras por pantalla pasan los nombres de los cientos de personas que han trabajado en el juego. Eso sí, entre tanta épica choca de mala manera la inserción de las canciones versionadas creadas para el modo de baile.

Te guste o no la música, me parece un reclamo insuficiente para tantos minutos de ver letras y más letras. En los videojuegos, como en el cine, hay que aportar algo más: un diseño original, ilustraciones, parte del final del juego o —ya que el medio lo permite— entretenimientos interactivos. Nintendo tiene bastante habilidad a la hora de hacer títulos de crédito divertidos (los de Super Smash Bros Brawl, por ejemplo), los de Portal son geniales (Still Alive), Okami tiene unos créditos preciosos y los de We Love Katamari, tan peculiares como el juego en sí.

Hacía mucho que no veía unos títulos de crédito tan largos como los de Kinect Star Wars, pero lo cierto es que no son una excepción. Los créditos de Scott Pilgrim vs the World duran unos 13 minutos, más o menos lo mismo que los de Metal Gear Solid 4 y los de Crysis 2. Sin embargo, estos juegos se quedan en pañales si los comparamos con Sonic Colors (15 minutos)Resistance 3 (17 minutos) o GTA IV (casi 20 minutos).

Los videojuegos de Ubisoft también suelen destacar por sus larguísimo títulos de crédito, como demuestran Rayman Origins (18 minutos) y Splinter Cell: Conviction (unos 22 minutos).

¿Cuáles son los títulos de crédito más largos que recordáis?, ¿y los mejores?

Bailecitos en Kinect Star Wars, vergüenza ajena

Estábamos advertidos. Ya en diciembre sabíamos que Kinect Star Wars no se limitaría a momentos de acción sable láser en mano, ya nos dijeron que habría carreras de vainas y también pruebas de baile al más puro estilo Dance Central.

En aquel momento la idea me pareció una aberración. Después de ver las primeras capturas e imágenes en movimiento, estoy más convencido que nunca de que alguien debería arrebatarle por la fuerza -y por la Fuerza- los derechos de la saga galáctica al senil George Lucas y sus oscuros compinches, criaturas sin la menor conciencia de ese extraño concepto denomiado «buen gusto».

Echando un ojo al texto que escribí hace un par de meses veo que no erré demasiado. Hablé de Leia bailando frente a Jabba y de seductoras Twi’lek en la cantina de Mos Eisley. Salvo lo de la cantina, lo clavé. Pero hay más, hay más y mucho peor. ¿Una versión del Tu vuò fà l’americano?, ¿tropas imperiales bailando el YMCA? No quiero imaginar las canciones que completan el repertorio. Y, ¡por Zeus!, ¿¡habéis visto la captura de C3PO en pleno roborgasmo danzarín!?

Muy bien, Georgy, tú creaste esto y entiendo que quieras hacer con tus criaturas lo que te salga de los midiclorianos, pero en el momento en el que Star Wars se convirtió en imaginería de los siglos XX y XXI y pasó a formar parte de la cultura pop, el momento en el que sus mundos y personajes sobrepasaron el fenómeno comercial para convertirse en algo más, tu creación dejó de ser solo tuya y comenzó a ser también un poquito de todos y cada uno de nosotros, niños grandes con sueños de Padawan.

Vale, George, yo no poseo acciones de Lucasfilm e imagino que no soy el único, así que no espero que me consultes cada vez que te plazca hacer un puñetero cambio en el color de las espaditas de luz, sustituir una reliquia física por un ‘moñeco’ virtual o conceder licencias para la creación de aberraciones interactivas varias, pero no estaría de más que pensases en mí, en mí y en los millones de fans que antaño te veían como un venerable maestro Jedi y que ahora piensan que has perdido más tornillos que el bueno de Stan Lee (otra reliquia física que tú no dudarías en sustituir por un androide de protocolo cualquiera, no me cabe duda).

¿Cómo es posible que la franquicia se haya dispersado, distorsionado y corrompido hasta este extremo?, ¿no hay nadie que lo controle?, ¿no se llevan a cabo exhaustivos procedimientos de evaluación que garanticen una calidad mínima y un respeto por la imagen de marca? A la vista de lo acontecido y de lo que está por acontecer, es obvio que la respuesta a estas preguntas es «NO».

Solo las amenazas de agresión física que conllevó la creación de ese engendro llamado Jar Jar Binks hicieron que Lucas cediese un poco a las presiones del lobby friki. Tal vez sea hora de que volvamos a hacer algo al respecto: saltemos todos a la vez para mover la Tierra, prometámosle a Mark Hamill una tercera trilogía producida por fans (él interpretaría tanto al héroe, un envejecido Luke Skywalker, como al villano, un Joker en versión Sith), reunamos fondos y contratemos a Amanda Lucas para que inmovilice a su padre… ¡Hagamos algo!

Si no hacemos nada, pronto veremos un Dance Star Wars. Yo lo sé, vosotros lo sabéis. Porque recordad: Así es como muere la democracia, con un sonoro baile de Lady Gaga.