Esto es al menos lo que creo que le está pasando a Square Enix: tanto recurre la desarrolladora a Final Fantasy que, cuando menos se lo espere, se va a encontrar con que está ante el verdadero final de sus fantasías, cumpliendo así, casi un cuarto de siglo después, la «profecía frustrada» de Hironobu Sakaguchi.
Me parece que no yerro en exceso si afirmo que esta compañía fue de las primeras en sufrir la tan comentada crisis de ideas en la industria nipona, esa que llevó a Tomonobu Itagaki a despotricar de sus compañeros o a Keiji Inafune a abandonar Capcom. Square Enix hace tiempo que quedó atrapada en un limbo que ni es el pasado ni es el presente, que conserva los vicios y que no es capaz de asimilar las nuevas virtudes.
Hace algunas semanas, durante una conferencia exclusiva de la compañía, Square dejó muy claro que eso que algunos llaman «cambio» les suena a gallego profundo. Para empezar, su gran anuncio fue Final Fantasy XIII-2. Doble error. Primero por repetir la indecencia de crear una secuela de un capítulo concreto de la franquicia y segundo por elegir como objeto de ampliación uno de los Final Fantasy más criticados de la historia.
Su segunda baza no era menos impactante: Final Fantasy Versus XIII, del que se confirmó la exclusividad para PlayStation 3 y se mostró además un extenso vídeo. ¡Sublime!, ¡qué originalidad! No sé qué me gusta más, si el elaborado título o la fresca y rompedora imagen del juego. Obviamente estoy siendo irónico (lo aclaro porque aún se dan casos de sujetos que no son capaces de apreciar estos matices en un texto).
Todo esto no es más que la prolongación de un virus que nació con el infecto Final Fantasy X-2 y que produjo una descontrolada proliferación de títulos derivados tales como Final Fantasy Type 0 (hasta hace poco llamado Agito XIII), Final Fantasy XII: Revenant Wings, el aceptable Dissidia, Crisis Core (en todas partes tiene que haber una excepción)o algunos olvidables Crystal Chronicles para Wii.
De aquella conferencia de la que hablaba antes, sólo salvaría de la quema indiscriminada y sin beneficio de la duda al Kingdom Hearts de la Nintendo 3DS. Lo salvaría, sí, pero con dudas. Kingdom Hearts es una franquicia más sana que Final Fantasy, pero sólo porque está mucho menos explotada. Aun así, va por el mismo camino. Son ya muchos los KH derivados que no hacen más que darle vueltas y vueltas a lo que ya se contó en la primera y segunda parte de la saga.
Kingdom Hearts 3D: Dream Drop Distance añadirá un nuevo elemento a la lista de la que ya forman parte Chain of Memories, 358/2 Days, Birth by Sleep y Re:coded. Vamos, que hay muchas más aventuras «satélite» que de la línea principal de la historia.
Quizá es que los señores de Square Enix no saben lo que quieren los jugadores, tal vez es que no se les ha ocurrido la posibilidad de hacer un Kingdom Hearts 3, a lo mejor es que no llevan años y años recibiendo cartas de fans enloquecidos que venderían su alma por jugar a un remake de Final Fantasy VII… (estas últimas frases también son un pelín irónicas).
No me gusta ser negativo. Intento ver el lado positivo de las cosas y dar una oportunidad a cada juego, consola o compañía, pero esto me supera.
Si los de Square Enix siguen por este camino, van listos.
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