Esta expresión, que a muchos nos trae entrañables recuerdos, la he tomado prestada de un reciente post de mi compi El Becario porque creo que refleja a la perfección la relación entre videojuegos y convivencia, un concepto éste que se ha convertido hoy en núcleo de todos los blogs de 20minutos.es.
¡Qué recuerdos jugando a la Master System II, a la Super Nintendo o a la Play con un viejo amigo!, ¡qué de tiempo en el videoclub tratando de ponernos de acuerdo sobre qué juego alquilar para ese fin de semana!, ¡qué momentazos echando partidas a dobles con mi primo! Turnándonos el mando con cada vida, flipando con los modos cooperativos, quejándonos de la poca visibilidad que ofrecen algunas «pantallas partidas», echándonos unos piques a juegos de lucha o de carreras…
¡Y qué subidones al superar una fase, al eliminar a un boss, al completar un juego, al descubrir un secreto o resolver un puzle!, ¡qué maravilla cuando la compenetración es perfecta! ¡Qué fantástica sensación de complicidad! Y es que los videojuegos, pese a la imagen que tuvieron durante muchos años, no fomentan la soledad y el aislamiento. No hacían falta party games para compartir la experiencia.
Yo siempre he dicho que muy malo tiene que ser un juego para que su modo a dobles no resulte divertido. El deseo y el placer de compartir es algo inherente al ser humano e intentamos extenderlo a todos los aspectos de la vida. Los videojuegos no son una excepción. ¿Y qué mejor convivencia puede haber que aquella en la que se comparte, ya sean vivencias íntimas o actividades aparentemente banales?
No nos engañemos, los videojuegos también generan disputas: grandes piques con un colega, enfados monumentales con una hermana, arrebatos de egoísmo que es mejor olvidar… Pero es que esto también es parte de la convivencia. La armonía absoluta es algo utópico.
Desde hace unos años, las compañías de videojuegos están apostando con gran fuerza por el juego social, por las actividades que sirvan para agrupar a grupos de amigos y familias en torno a la consola. Fiestas de SingStar, torneos al Wii Sports, partidas al Buzz y al Scene It!, días de Rock Band, un futuro próximo entre Kinect y PlayStation Move…
¿Videojuegos y convivencia?
– Gracias a los videojuegos conocí a mi primer gran amigo de la infancia.
– Mi Super Nintendo fue la reina en muchos de mis cumpleaños (incluso aquel en el que me obligaron a alquilar un infumbale FIFA de la época).
– Juegos como el Super Smash Bros. de Nintendo 64 sirvieron para que mi hermana y yo dejáramos a ratos nuestras continuas peleas para picarnos con la consola.
– Mario Kart: Double Dash!!, Mario Party 6 y Mario Power Tennis son probablemente los juegos con los que mejor me lo he pasado en grupo. Los recuerdo como parte de una época inolvidable de mi vida.
– Mi afición al WoW me ayudó a sobrellevar la convivencia con dos extraños compañeros de piso: un elfo (así se denominaba él) y una francesa rubia, muy guapa, con acento que casi parecía forzado, dependienta en una perfumería… y muy friki del MMORPG de Blizzard.
– El Guitar Hero fue el protagonista de algunos de los mejores y más divertidos momentos que pasé en compañía de mis dos siguientes compañeros de piso y también compañeros de curro.
Jugad, compartid y convivid felices con los que os rodean 😉