"El deseado bien último se alcanza mejor mediante el libre comercio de ideas".(1919) Juez O. Wendell Holmes del Tribunal Supremo de EE UU

Archivo de mayo, 2008

Bombas de racimo y minas antipersona

Todas las bombas, todas las armas, son contra las personas, es algo consustancial. Unas armas son más armas que otras, peores que otras. Entre las más indeseables aparecen las minas antipersona sembradas por el campo y con efectos indiscriminados en el tiempo y en la víctimas; algo semejante ocurre con esas bombas racimo cuyos efectos vemos en las televisiones e imaginamos en los lugares de impacto.

La movilización social, promovida por gentes de buena voluntad y con mucho valor y entrega, ha sensibilizado, ha forzado a algunos gobierno (no a los grandes que monopolizan la guerra o a los más belicosos que viven de ella) a calificar algunas armas como indeseables.

Fue un logró social con las minas antipersonas, millones sembradas en zonas de conflicto, fueran prohibidas e incluso que se organizaran operaciones de retirada sistemática de las ya sembradas. Una noble tarea y un objetivo cumplido en buena parte.

Ahora se ha suscrito un acuerdo para retirar y prohibir las “bombas racimo” por iniciativa de una serie de organizaciones civiles, privadas, que han sido capaces de sensibilizar a muchos gobiernos, especialmente a los europeos. En el plazo de ocho años se retirarán esas bombas de los arsenales.

Son noticias de esperanza, de civilización, que ocupan espacios menores en los medios, seducidos ahora por esa bronca política en la derecha española entre personas que pueden ir de la mano, o a la contra, según que circunstancias.

La bronca popular parece que no impresiona demasiado a los electores populares a la vista de los resultados de la última encuesta del CIS. Aunque las divisiones internas inquietan a los votantes de base, las actuales del PP producen el efecto de que son broncas de corrala sin demasiada trascendencia, más allá de que alguno que se signfiicque acabe en las tinieblas exteriores.

El debate del crucifijo

El Parlamento dedicó ayer tiempo a debatir una proposición para retirar los símbolos religiosos de los actos públicos. La propuesta no salió adelante, el gobierno, su grupo parlamentario, seriamente enfrentado a la jerarquía católica española, no entendió oportuno dar luz verde a esa proposición que significa modificar hábitos mediante leyes.

La presencia de los símbolos religiosos, especialmente el crucifijo, en espacios públicos y, en concreto, en el acto de aceptación de cargos relevantes como el nombramiento del gobierno, ha sido habitual hasta ahora y algún día dejará de serlo. El diario “El País” critica la presencia del crucifijo en el juramento del gobierno ante el Jefe del Estado, en la Zarzuela. Fue la pregunta que un representante del diario trasladó al candidato socialista, a Zapatero, en una de las entrevistas de campaña mantenida en una televisión. El candidato evadió la respuesta con algo así como ¿que más da?

La pretensión de retirar el crucifijo se inscribe en una demanda laicista que podría (o debería) haber sido iniciativa de la propia iglesia católica, decidida a separarse del poder civil, de dar sentido y vigencia a aquello de “al cesar lo que es del césar…”

Sin embargo la presencia pública de lo religioso, de los símbolos de los católicos, ante el público y en ámbito oficial, forma parte de los objetivos de los actuales obispos que tratan de mantener y resistir costumbres de etapas anterior, cuando la Iglesia formaba parte del Estado y en muchos ámbitos le dirigía. Forma parte de la pugna por el poder material y del dominio de las conciencias y las personas.

El gobierno no está cómodo con estos obispos y cardenales, pero evita la confrontación simbólica, aguanta, soporta, tolera; entre vez y cuando ensaña las uñas, pero mantiene una estrategia de evitar enfrentamientos de mucho ruido y pocas nueces.

La presencia oficial de un catolicismo político es trasnochada, revela la debilidad de una jerarquía que mira al pasado y que va en repliegue aunque se muestre muy activista. El caso no merece leyes ni normativas, simplemente que la normalidad se vaya imponiendo sin herir ni alborotar. El crucifijo forma parte de lo personal, de lo privativo de los católicos, merece el mayor de los respetos, pero en los espacios oficiales ya no tiene caso, quizá nunca lo tuvo.

Partido Popular, ¿otra vez coalición?

No han faltado en la historia de la democracia española partidos políticos que se han despeñado por sus propios méritos: desde UCD al PCE, pasando por el CDS de Suárez y muchos partidos en la derecha, el centro y la izquierda y los extremos de todos ellos. ¿Le sucederá al PP algo semejante? No parece, tiene demasiado volumen: militantes, patrimonio, votos, aparato… como para que se vaya todo por la gatera. Intentarlo ya lo intentan sus actuales dirigentes, a leñazo limpio entre ellos, con una diligencia asombrosa. ¿Qué pretenden? ¿Será ofuscación pasajera o es que son así, propensos a romper los juguetes porque les falta alguno o no son de uso exclusivo?

Este PP es fruto de la refundación de 1989, cuando Fraga se fue a presidente de honor y entregó las llaves a Aznar. Entonces existía la Coalición Popular, que era una fusión inestable de partidos de distinta factura ideológica: la derecha clásica, conservadores de Alianza Popular (donde estaban Fraga, Gallardón, Rajoy…y Aznar y Cascos); los liberales de Segurado (cabían en un autobús) donde viajaba Esperanza Aguirre; los democristianos de derechas con Alzaga al frente y Arenas detrás. Mayor Oreja también era democristiano, pero en este caso vasco y foral, y con filiación de exUCD. Porque en aquella mezcla estaban también los de la extinta UCD que inventaron Suárez y Calvo Sotelo y donde se sumaron las familias y tendencias antes citadas y también socialdemócratas de distintos acentos, y los azules (del anterior régimen) como Martín Villa o Fernando Suárez.

Aznar disolvió las familias (las metió en disciplina), suprimió las vicepresidencias y logró un partido que no parecía una coalición. Perdió dos elecciones frente a González: la primera no debe cargarse en la cuenta de Aznar, no juzgaron sus credenciales sino las de la etapa anterior de Fraga, como el 2004 se juzgó a Aznar y no a Rajoy. Y en las segundas (1993) para las que el PP y Aznar se sentían ganadores indiscutibles, tropezaron con un PSOE agonizante pero ganador por poco.

Finalmente Aznar condujo al partido, unido y satisfecho, a la victoria durante dos legislaturas, y desde su éxito descansó, designó sucesor y vuelta a empezar. Y otra vez aparece la coalición, las banderías, las familias y las intrigas permanentes. ¿Acabará el lío en otra coalición a la anterior usanza? ¿vuelven a las andadas? ¡Que tropa!

Rajoy pelea contra su sombra

Rajoy lucha con su sombra, no tiene adversario identificado, simplemente gentes que no le quieren al frente del partido, que buscan sustituirle y que imaginan que quien llegue les hará más caso. La lista de adversarios se nutre, sobre todo, con los que se ven descolgados de la direcciópn popular por las ideas renovadoras que destila el cuestionado jefe.

En su día Esperanza Aguirre lanzó un desafío lateral con un discurso de matiz liberal para animar un presunto debate. El debate no se ha abierto o, en todo caso, no en ese sentido. Las quejas de María San Gil, Ortega Lara… no van en clave liberal. Y las insinuaciones de Cascos, Aznar y demás compañeros de fatigas tampoco tienen claves ideológicas. Esta mañana se suma a la lista de los que quieren jubilar a Rajoy Gabriel Elorriaga, anterior responsable de información del Partido, pero ahora sin tarea relevante en la nueva corte del PP.

La pregunta que se hacen muchos, incluido Rajoy, es quien dirige la maniobra, donde trazan la estrategia y quienes participan en ella. Desde algunos medios informativos llegan los mensajes, lo cual forma parte de la naturaleza de las cosas, casi siempre ha sido así en la política de una forma más o menos grosera.

Pero la trazabilidad del enredo no es notoria. Con el tiempo sabremos casi todo, quien dijo qué y quien llamaba o se veía con quien; se pondrán en evidencia los tontos útiles, que nunca faltan en estas coyunturas, los que se notan kenedianos y los que se sienten salvadores.

La estrategia contra Rajoy pasa por tumbarlo antes del Congreso, aburrirle, cansarle, agotarle para que tire la toalla y se abra espacio para un elefante blanco previsto o por aparecer. Quizá no hay ni conspiración, ni director, simplemente agitación de activistas que se mueven por estar en la pomada, por enredar sin perder posición, por miedo al cambio y lo desconocido.

Hasta el Congreso faltan cuatro semanas, 25 largos días que serán un desgranar de partiodarios y opositores. Puede incluso que emerja el candidato alternativo aunque parece que se trata primero de crear el vacío, de abrir el hueco, para que luego aparezca el salvador, con victoria asegurada y por aclamación.

Los precios de los pisos…bajando

Desde que empezó la crisis inmobiliaria, hace casi un año, los portavoces del sector han ido escalando posiciones de defensa y respuesta. Primero sostuvieron que los precios no debían bajar, que la crisis se resolvería con unos paquetes de ayudas que no pusieran en riesgo los precios nominales. Por un lado pretendían que se materializaran las preventas en curso y que los potenciales compradores no se desanimaran, ni asumieran que cualquier precio de hoy mejoraría (a la baja) con el paso de los días; que lo que hoy vale (o lo pretende) cien mañana valdrá manos. Incurrieran en un error de apreciación, cuando cambia el ciclo además de tantear hacia dónde va, parece recomendable proceder a reconocer el cambio y las desvalorizaciones cuanto antes.

Ahora el sector reconoce que las pérdidas de valor se sitúan en torno al 15%, como media. No es sencillo fijar esa medida ya que se trata de un mercado muy amplio, muy complejo y muy segmentado. Los economistas del Banco de España estimaban hace un par de años que la sobrevaloración inmobiliaria rondaba el 20%, para ello se apoyaban en los estudios sobre crisis precedentes y en las opiniones de los especialistas.

En Estados Unidos, una sociedad más flexible que las europeas, el ajuste inmobiliario está siendo intenso y profundo, los precios han caído más del 20% y aun no han encontrado el fondo. En España lo que se ha producido es una paralización del mercado, las compraventas materializadas andan por un tercio con respecto a los mejores momentos previos y los visados de nuevas construcciones andan por el 40%. De manera que estamos ante un ajuste profundo de la oferta y también ante un replanteamiento de los precios.

Ni con esas la demanda reacciona con operaciones cerradas, sigue buscando oportunidades y apostando por mejores precios. Los ajustes inmobiliarios suelen tonarse entre dos y cuatro años, y el actual no llevará menos. De manera que el recorte del 15% puede ser conveniente, estimulante, pero insuficiente para que cambie la tendencia. Queda calvario por recorrer, y sobra miedo en las respuestas.

Cuando María, hace de María San Gil

Los iconos suelen ser silentes, mero y solemne testimonio; en cuanto hablan y se fajan en lo cotidiano, dejan de ser iconos. Rato (o fue Felipe) dijo días atrás que no se puede sorber y soplar… o quizá si, depende quien lo intente. Se referían a Rajoy que es gallego aunque el bachillerato lo hizo en León.

Quien no sopla y sorbe al tiempo es la dirigente del PP en el País Vasco, María San Gil, simplemente María en el partido Popular y sus alrededores. Como María tiene aureola, licencia, es víctima permanente y por tanto con derechos no escritos. Habla claro porque puede. La quisieron de nº 2 por Madrid, para el congreso, pero con buen criterio ella prefirió respetar el mandato de sus paisanos guipuzcoanos para el Parlamento de Vitoria.

Como María San Gil ha entrado en la bronca del PP con el crédito de ser un icono del partido, un referente dijo Ana Botella, y le ha arreado a Rajoy un bofetón de aupa: “no eres confiable” ¿se puede decir algo peor de un político con pretensiones de líder?

Y dicho eso San Gil ha ido más allá, se ha metido en harina y ha puesto condiciones y plazos. Incluso se les ha impuesto a los suyos, a los compañeros en la exigente militancia popular vasca. Y a estos les han pesado los pies, no quieren confrontarse con María, pero tampoco están dispuestos a seguir a ojos ciegas a San Gil. Un dilema incómodo.

María San Gil ha pedido adelantar unos meses el congreso del PP vasco, ¿Qué significa ese adelanto? ¿Qué aporta? Sus colegas no lo han entendido, no lo han rechazado por cariño a la jefa, pero la han dejado colgada de la brocha. Los 28 votos a favor sirven para aprobar, pero los 33 que han preferido abstenerse dejan a San Gil en precario, a la intemperie.

¿Puede pasarle algo parecido a Rajoy en su congreso? Puede ganar pero con un voto de castigo que debilitaría su liderazgo hasta dejarle mellado, inservible. Son los riesgos de la política a la contra.

A diputado con criterio propio…multa

Un diputado socialista decidió ayer no taparse la nariz y votar a favor de una moción de IU contra la resolución que no ve incompatibilidad en el fichaje del anterior jefe de la Oficina Económica del Presidente por el lobby constructor SEOPAN. Sólo un diputado socialista antepuso su propia conciencia a la disciplina del partido. Una disciplina por la propia disciplina ya que la moción no tenía consecuencias prácticas más allá del reproche y del bofetón al ministerio de Administraciones Públicas.

El caso se mueve en el ámbito de la estética, salvo que alguien decida irse a los tribunales de lo contencioso para impugnar la resolución administrativa y buscar una interpretación de la ley en el ámbito judicial.

El Psoe no quería empezar la legislatura con tropiezos en la cámara y por eso buscó la ayuda de CiU, siempre sensible a estos asuntos y a echar una mano (hoy por ti, mañana por mi).

Al diputado rebelde, Juan Antonio Barrio de Penagos, de Izquierda Socialista, que entró en la pedrea de la repesca. una vez que los nuevos Secretarios de Estados dejaron hueco (Barrio ocupa el asiento que correspondió a Jaime Lisavesky), y se ha dejado notar desde primera hora.

Sus jefes han decidido ponerle una multa, aunque solo para disuadir otras disidencias. Una multa contra la conciencia, que hace doble el pecado de impaciencia del asesor económico del presidente.

Al grupo socialista no le hacía feliz defender el caso, pero la disciplina pesa. Solo un diputado ha hecho uso de su libertad de discrepar. La sanción es improcedente y se inscribe en la zona villana de la política partidista.

Relevo inmediato en el Constitucional

El fallecimiento del magistrado del Constitucional Roberto Garcia-Calvo forzará al Partido Popular a facilitar la renonavación del Tribunal, y probablemente del Consejo del Poder Judicial que también anda en vergonzosa prórroga, durante más de un año.

Desde hace medio año debería haberse producido el relevo de los cuatro magistrados del Constitucional designados en noviembre de 1998 (el mandato es por 9 años), por votacion mayoritaria del Senado. Entre ellos está la actual (y prorrogada) presidenta, ya que existe el criterio de que ese puesto, con voto de calidad, lo ocupe alguien del tercio de magistrados más antiguos.

El fallecido García-Calvo (65 años), fue un polémico candidato, pata negra del PP, designado en el cupo del Congreso el año 2001, con mayoría absoluta de los populares. El Tribunal se queda ahora con once miembros, seis de ellos de la llamada rama progresista y además con el voto de calidad de la presidenta.

Ahora hay que renovar cinco puestos lo cual conduce a bascular de una situación de cierto equilibrio a otra de predominio socialista. Así que los populares tendrán que cambiar de estrategia y defender designaciones por consenso con las mejores credenciales profesionales, buscando la mayor independencia de criterio de los designados. Y los socialistas tendrán que contener el entusiasmod e imponer sus candidatos (necesitan 3/5 en la cámara).

El azar conduce a una oportunidad imprevista para que al Tribunal se incorporen cinco personas por encima de filiación y de lote político sospechoso. A eso se llama hacer de la necesidad, virtud ¿será posible? Y de paso ¿será trasladable al CGPJ?

¿Tan dificil es tumbar a Rajoy?

Que sus compañeros de partido van a por Rajoy es evidente. Que quieren tumbarlo antes del Congreso, también. Con Rajoy pasa que no está claro quienes son los suyos, que administra silencios y ambigüedades de tal manera que produce dudas, de las que tampoco conviene estar seguro. Administra el tiempo con una parsimonia exasperante.

Rajoy lleva en primer plano político desde hace casi tres décadas, desde que dejó el Registro al poco tiempo de haber tomado posesión del mismo. Presidente de Diputación, vicepresidente de la Xunta, vicesecretario del partido, ministro varias veces, vicepresidente del gobierno, presidente del PP… es de los más veteranos en el partido y en la pomada; no se ha bajado de cargo durante un cuarto de siglo. Y en todo ese tiempo no ha definido su posición ideológica más allá de que es una persona de derechas de toda la vida, del PP de toda la vida, sin añadidos ni adjetivos.

Le colocó de líder Aznar y nadie se atrevió a protestar; todas las familias del PP consideraron que podían trabajar con persona tan flexible como el de Pontevedra educado en León y residente en Madrid. Ante las elecciones del 2008 sus compañeros consideraron que si ganaba era su hombre y si perdía se iría y abriría una incierta sucesión ante la que solo Gallardón puso la cara, para que se la partieran.

Perdió y decidió quedarse, le animaron a quedarse y con ello frustró expectativas no confesadas. Y al quedarse decidió sacudirse grasa y renovar, con lo cual agitó un gallinero que ya andaba alborotado, aunque disimularan. Ahora quieren tumbarle antes del Congreso pero no saben cómo, ni cuándo. Le animan a abandonar, intentan aburrirle, para que su natural desdén le lleve a dejar las llaves y no volver. Pero en vez de producir ese efecto ocurre lo contrario. ¡Cuidado con los mansos!

Rajoy se ha puesto resistente, encaja los golpes sin apenas devolverlos, pero cuando manda un guantazo (el de Gandía) envía a la lona a unos adversarios desgastados en un combate esquivo y con golpes al aire. ¿Que sorpresa y golpe le han preparado para el lunes, para los cinco lunes previos al Congreso? ¿Quién encabeza la alternativa y por qué no se atreve a dar la cara? ¿qué impide que Esperanza Aguirre pida los avales para competir?

A Rajoy quieren tumbarlo para que abra paso a una sucesión por aclamación. Si es tan blando su liderazgo ¿tanto temen a la confrontación en las urnas, con voto secreto pero a cara descubierta? Rajoy no entusiasma, no es Aznar, pero conoce el paño y proteje la finca.

Y ya van 942 asesinados

Cuando ETA asesina llega la inevitable catarata de lamentos y condenas. Y algunos silencios. Es imposible sustraerse al impacto de estos asesinatos, hablar o escribir de otra cosa parece indecoroso. Sin embargo la respuesta al terrorismo tiene que ser la normalidad, la impasibilidad y la persecución más diligente de los asesinos, lo cual corresponde a la autoridad. El terrorismo busca notoriedad, impacto, salir en los medios, atemorizar, protagonismo. Y no es realista evitarlo, silenciar sus fechorías aunque así arruinaríamos sus pretensiones.

Así que como no es posible el silencio la respuesta debe ser clara, firme y comprometida. Un cuarto de siglo atrás ETA llegó a asesinar casi un centenar de personas en un año, dos asesinados a la semana. ¿Cómo se puedo sobrellevar aquello? Con el paso de los años se hace más difícil de entender.

Deseable sería que eso que llaman “respuesta de los demócratas” fuera más consistente que la sucesión de comunicados y declaraciones más o menos previsibles. Cerrar filas en torno a una idea, un principio sin notas a pie de página ni observaciones para aclarar podría ser un avance.

El millar de asesinatos da la medida de la ETA, y también arruina la causa en la que trata de asentarse semejantes actuaciones. Los nacionalistas tendrían que sentirse los más concernidos; la búsqueda de una paz negociada después de tantas frustraciones parece un humorada, un camino imposible.

Anoche murió un guardia civil (¿quién protege a los guardias civiles?) aunque pudieron ser varios los muertes, mañana puede caer asesinado cualquier (a ETA le sirve cualquier ser humano, con o sin graduación o uniforme).