Durante la última década la esperanza de vida de los españoles que nacen, ha aumentado dos años para alcanzar los ochenta. Es un progreso que tiene que ver con los avances de la medicina y con la mejora de las condiciones de vida. La higiene y la penicilina (de los medicamentos y de los avances médicos en el diagnóstico y prevención de enfermedades) han caracterizado el sangriento siglo XX, uno de los más crueles de la historia pero también uno de los más fértiles en cuanto a avances en provecho de los seres humanos.
Los progresos más significativos se produjeron en la primera década del siglo XX (la esperanza media de vida subió diez años, de 34 a 44), en la tercera (otros nueve años, de 41 a 50) y entre 1940 y 1960 crece otros veinte años, de 50 a 70 años.
Las décadas malas son la segunda, perjudicada por la gripe de 1918 que provocó más de 200.000 muertes en España, y la cuarta, la de la terrible guerra civil.
La segunda parte del siglo XX, los cuarenta años que van del sesenta a fin de siglo, anotan un crecimiento constante más lento, pero eleva otros diez años la esperanza de vida para situarla en las cotas más altas del mundo, como la de otros países europeos con más renta.
¿Cómo apunta el futuro? A la vista de los avances de la medicina preventiva y, sobre todo de la predictiva, de lo que significarán las consecuencias prácticas del genoma y de otras investigaciones aplicadas la utopía de los cien años puede ser previsible, probable, con importantes consecuencias políticas sociales a las que conviene prestar atención y estudio.