"El deseado bien último se alcanza mejor mediante el libre comercio de ideas".(1919) Juez O. Wendell Holmes del Tribunal Supremo de EE UU

Archivo de septiembre, 2007

Quemar banderas

Con el fuego, mejor no jugar, puede propagarse con consecuencias imprevisibles. Pero el fuego atrae y sirve para impresionar, incluso para asustar. El presidente del gobierno catalán, José Montilla, dijo ayer ante su Parlamento: “no necesitamos quemar nada para hacernos oír y valer”. Pero no todos piensan igual, no todos consideran que quemar no es una opción para construir (o destruir). Queman los terroristas para que se note su poder y para intimidar; queman los pirómanos de los montes por múltiples razones que van de lo patológico a lo criminal; y queman también unos pocos que quieren ocupar el plano, protagonismo, quizá para afirmarse en sus creencias.

Quemar banderas forma parte de una estrategia para hacerse oír (no tanto valer), queman banderas, o cualquier otro símbolo, es un recurso para los que no saben expresarse de otra forma. Y una vez logrado el objetivo se amparan en las libertades que otorga esa misma Constitución que combaten.

La bandera produce sentimientos de distinto grado según en que personas. Molestar, irritar, sacar de quicio utilizando símbolos como la bandera forma parte de una estrategia de tensión. Y cuando se llega a los titulares se consigue el objetivo.

En las sociedades que pretenden disfrutar de libertades la de expresión es esencial y llega a amparar excesos como la profanación y el menosprecio de símbolos. La fortaleza de esas libertades está precisamente en que no se inmutan ante esas provocación. En los Estados Unidos, seguramente la sociedad que más respeta sus símbolos y más orgullosa de ellos, sus solventes tribunales han amparado en máxima instancia, en el Supremo, actos semejantes (aunque para muchos sean fechorías intolerables).

En Gerona unos cuantos, con la quema de banderas y de fotografías del Rey, han logrado protagonismo e irritar a mucha gente, a los que consideran sus adversarios. Se han ganado una cita ante el juez y, probablemente una condena poco relevante (así logran sus objetivos máximos, escenifiocar victimismo) o una absolución que interpretarían como victoria.

El hecho en si de quemar símbolos que otros aprecian, revela por parte de quienes lo hacen patología y perversión. Molestar al vecino, agredirle en sus sentimientos, quebranta la convivencia. Otra cuestión es cuando y como deben intervenir los tribunales y el código penal.

Allá por el verano de 1977

He repasado estos días prensa y documentos de hace treinta años. Meses atrás me invitaron a participar en una acto de homenaje y recuerdo al profesor Fuentes Quintana, organizado por el Colegio de Economistas y celebrado el pasado miércoles. Estaban previstas las intervenciones de los catedráticos Velarde Fuentes, Lagares Calvo, Victorio Valle y Varela Parache, todos ellos amigos o discípulos del profesor Fuentes.

De mi esperaban referencia sobre las relaciones de Fuentes Quintana con los periodistas y muy especialmente en aquel momento singular, previo a los Pactos de la Moncloa, que fueron el acontecimiento decisivo del consenso político que hizo posible la transición y la Constitución.

Sostengo que sin aquellos Pactos, sin la inteligencia de todos los partidos para aparcar diferencias y acercar coincidencias, la prosperidad y las libertades alcanzadas por los españoles en estos años ni hubieran sido posibles. En la firma de aquel documento estuvieron catalanes y vascos, Pujol y Ajuriaguerra que anduvieron por la Moncloa varios días hasta ultimar el documento.

La solvencia técnica de Fuentes, la audacia y capacidad de convencer de Suárez y la necesidad percibida por todos de evitar una de esas catástrofes económicas que arruinan la política, hizo posible aquello. Allí se desplegó inteligencia y convicciones.

Por ese motivo he escuchado la intervención del profesor Fuentes en Televisión, quince minutos la noche del 8 de julio de 1977, tres días después de ser designado vicepresidente económico (en los archivos no ha quedado imagen). Fue una intervención a modo de lección de profesor, advirtiendo a los españoles que las cosas iban muy mal y que de no corregir, con la cooperación de todos, se pondrían peor.

Los consultores políticos tan al uso ahora no hubieran rcomendado esa intervención tan dramática. Pero fue un acierto con efectos colosales para el futuro. Repasando esos momentos y sus consecuencias me preguntaba ¿es tan dramático el momento actual? No lo creo. ¿Tienen los actuales dirigentes el coraje y las capacidades de los de entonces? Tampoco lo creo. ¿Cabe esperar para los próximos treinta años un avance como el de los pasados? Depende de nosotros. ¿Hay proyecto de futuro semejante al que había entones? No lo hay, pero quizá sea porque no queda donde copiar, ahora hay que innovar y eso es más complicado, más complejo. En cualquier caso, Fuentes fue un gran tipo, durante los siete meses que estuvo en el gobierno hizo más que muchos en siete años.

El tocho del Presupuesto

Van para 33 años que sigo el proyecto de ley de Presupuestos, dicen que es la ley más importante que aprueba cada año el Congreso. Lo es por cuanto decide los ingresos y los gastos del Estado que ahora alcanzan algo más del 20% del PIB anual (otro 15% largo circula por los 19 presupuestos autonómicos y por los miles de presupuestos de municipios, ayuntamientos y cabildos. En cualquier caso los llamados Presupuestos del Estado que gestiona el gobierno central, previa aprobación del Parlamento, son una pieza esencial para la economía. Los Presupuestos son complejos, con demasiados vericuetos y peculiaridades; rígidos por cuanto arrastran ingresos y gastos recurrentes e inflexibles y, en términos generales, razonablemente controlados y gestionados. En la democracia española la gestión presupuestaria no es problema. Se hace bien, tanto como en cualquier otro país del euro.

Es un tópico decir que el estado gasta mal, que despilfarra y que es un desastre. No lo es tanto, existen controles, hay profesionalidad y experiencia en la gestión. Puede pecar de inercia, de inflexibilidad, de burocracia pesada y lenta, pero esas características vacunan de otros males.

¿Cómo son los Presupuestos que han llegado a la Cámara? Unos dicen que son electoralistas, populistas, inconsistentes… en realidad tienen más de continuistas que de cualquier otra características. Al menos continuistas con los del largo ciclo de trece años de crecimiento y expansión.

Los presupuestos que preparó y ejecutó Solbes el último trienio (2005/2007) han sido prudentes, infravaloraron los ingresos y por eso disfrutaron de margen que encajar un mayor gasto y dejar un saldo mejor del previsto. El proyecto actual viene menos holgado, las previsiones de ingresos son optimistas, y el club de los gastadores se ha impuesto sobre los de la cofradía del puño, los ministerios han ganado unos metros a los de Hacienda que se resisten a gastar. Pero este no es un Presupuesto expansivo, ni más electoralista que otros. Más que los presupuestos conviene analizar la ejecución del mismo. Y en eso los tres últimos gobiernos de España (los dos de Aznar y el de Zapatero) han sido razonablemente solventes, por eso la triple A y por eso el coste de la financiación es bajo, lo cual contribuye a que la economía vaya bien.

Lo pero de estos Presupuesto es el ruido que se ha armado con los agravios territoriales, que tiene más de impostura y sobrerepresentacion que de realidad.

Albricias, ¡nace un periódico!

Cualquier proyecto y en especial el de un nuevo medio informativo merece confianza de partida, ofrece una nueva oportunidad de saber y de disponer de otro punto de vista y por eso enriquece el panorama. No es fácil asentar un nuevo medio diario, se trata de algo que tiene que ganar la confianza cotidiana del público, hasta alcanzar una clientela estable. Son más los periódicos que han fracasado que los que se consolidan y duran.

Nunca hubo una oferta tan pequeña de cabeceras nacionales, de periódico de influencia o de pretendida influencia, como ahora: cinco incluida La Vanguardia, que aunque es un diario nacional con tanto empaque como el que más, es visto como un diario de Barcelona.

El nuevo diario no lo tendrá fácil, necesita talento, perseverancia y algo de suerte, esa que necesitan los ganadores. El recorrido que ha hecho hasta su aparición en escena es bueno, ha inquietado, ha alborotado y se habla de ellos. Ahora tienen que confirmar las expectativas y encontrar público para Público.

Hay fatiga de periódicos clásicos, por previsibles, porque sus jefes no han percibido que la información fluye por doquier y que los lectores andan cada vez más avisados, más críticos y más exigentes.

Un medio nuevo alborota el patio, estimula la competencia y espabila a los acomodados. Un medio puede ampliar o mantener la tarta, pero nunca producir indiferencia. Puede encontrar acomodo sin perjudicar a los demás, incluso puede estimular reacciones y hacer mejorar a los competidores.

En principio merece un voto de confianza y de esperanza durante un plazo razonable, no es flor de un día, no será como parezca en sus primeros números. Construir el carácter de un medio lleva tiempo, tropiezos y azar. Me conformaría con que no trate a los lectores de tontitos que se lo creen todo. Solo con eso ganarían bastante crédito. Bienvenido y ¡a trabajar!

La “gran cloaca” política

El ABC publicó ayer una entrevista enterrada, la que Josefina Martínez del Álamo hizo a Adolfo Suárez en julio de 1980, pero que no llegó a publicarse por inconclusa (necesitaba otra sesión) y poco pertinente (los servicios de La Moncloa consideraron que la sinceridad del presidente convertía la entrevista en no publicable). Leída ahora resulta plenamente pertinente, muy actual. Sospecho que al que más ha gratificado es al inquilino temporal del palacio presidencial.

A Suárez le salen admiradores por años, algunos sin recato ni rubor ya que cuando gobernaba le pusieron a caldo, de traidor para arriba. Se quejaba entonces el presidente Suárez de la cloaca madrileña en la “que nadie intenta hacer una crítica objetiva de las actuaciones políticas, con independencia del partido que realiza la acción… los periodistas se han convertido en correas de transmisión de los intereses de grupos determinados… está ocurriendo un fenómeno muy grave, las cosas entran por el oído, salen por la boca y no pasan por el cerebro, por la reflexión previa… el 80% de lo que se escribe sobre mi no responde a la realidad… mi mayor preocupación es la convivencia… hay que crear las condiciones necesarias para que los españoles convivan por encima de sus ideas políticas, que las ideologías no dañen las relaciones de amistad, de vecindad… que no traslademos al país nuestro rencor personal, que no ahondemos con diferencias políticas las diferencias regionales y económicas que ya existen”

¿Les suena actual? No estaría de más que muchos de los glosadores de la figura e Suárez, de los que se dicen deudos y seguidores, se aplicaran en cuento y cuidaran la circulación entre oído y lengua. La cloaca madrileña a la que alude Suárez dura, apesta.

Colaterales y fuego amigo

Por el verano del 1976 El País acababa de estrenarse en los quioscos y era una fresca y prometedora esperanza, reinaba Juan Carlos de Borbón como heredero de Franco con todos los poderes imaginables y con un franquista rancio, Arias Navarro como presidente del gobierno, empezaba la transición. El Rey despidió con habilidad a Arias e hizo lo necesario para designar a Suárez presidente y abrir un proceso constitucional.

La tarde en que salió Suárez en la redacción de El País había una preocupación. Si salía Areilza, que aparecía como reformador distante al franquismo, llegaba al poder un accionista relevante del joven periódico y el riesgo de convertirse en el medio del gobierno. Aquella tarde estaba preparada la entrevista con el nuevo presidente y el piso de arriba de encima de la redacción algunos repartían cargos. Salió Suárez, los editoriales del diario tronaron contra el nuevo que parecía viejo, más de lo mismo. En la redacción hubo alivio, contra el gobierno se podía hacer bueno el lema “independiente de la mañana”, con el gobierno no era posible.

Me recuerda aquello la lectura de la intervención de Felipe González en el homenaje a Polanco. Especialmente cuando dice que su gobierno otorgó la licencia difícil, la de pago, a los amigos, como testimonio virtuoso. No fue así, dieron la licencia que les pidieron y repartieron como les vino en gana, a amigos que prometían lealtad, entre ellos a Berlusconi. ¡Que humorada! Tenían la convicción de que estaban en el derecho de mejorar a los amigos.

Así empezaron muchos de los males que hoy asolan a la prensa, en “la tienda de chuches de las licencias”, ¡cuantas fechorías han venido luego con esas chuches! Todos los gobierno han pecado de lo mismo, los de España y los autonómicos, los socialistas, los populares y los nacionalistas; licencias a los amigos que luego han ido a manos de los menos amigos o de los enemigos. Casi todo rastrero y torpe, para enriquecer a algunos y para arruinar un prometedor marco de libertad de expresión y de madurez mediática que se apuntó desde principios de los setenta.

La libertad de expresión al servicio de las licencias, de la defensa de contratos más o menos abusivos o inconfesables, sin respeto al ciudadano-cliente. Esos colaterales y ese fuego amigo que preocupa a González y que pone de evidencia una vergüenza y, además, una equivocación. ¡No sería mejor para todos que cada cual hiciera bien su trabajo y cumpliera con su función?

¿Puede ganar Zapatero con El País en contra?

Aznar decía que perdió las elecciones del 1993 por culpa de la SER (a El Pais le atribuía menos influencia) y se propuso ganar las del 1996 sin la SER y contra PRISA. Ganó y se sintió muy orgulloso de ello, mejoró su autoestima. Más aun, cuando obtuvo la mayoría absoluta el 2000 se sintió sobrado, ya no temía a nadie ni a nada. Ya podía irse y dejar un delegado.¡Vuelta al ruedo y dos orejas!. La realidad (como siempre) fue más esquiva, más compleja, más equívoca y más dura.

Ganar contra los medios o por los medios, me parece un planteamiento equivocado, con proposiciones mal colocadas. Los electores actúan con criterios propios formados por múltiples influencias, casi nunca lineales. Audiencia y medios pueden alinearse cada una a su bola.

Tengo delante una encuesta solvente en la que a la pregunta “los medios confirman cambian o no influyen en su decisión de voto, las respuestas dan que a un 88% de los encuestados no influyen. Hay que tomarlo con pinzas, pero me da que tienen mucho de cierto. Aznar no perdió por la SER ni ganó contra la SER, y las apuestas de Pedro J. no hacen ganar o perder a un candidato.

Ayer fue noticia que El País declaraba la guerra a Zapatero, con el Plan de vivienda como excusa. El País contra los socialistas puede ser un fenómeno curioso que perjudique a ambos en beneficio de nadie. Un caso que va a tener una sugestiva evolución a lo largo de los próximos meses.

Zapatero es bastante indiferente a los medios, pretende no dejarse influir y no sufrir por sus travesuras. A los suyos les dice que no enreden, que no se inquieten, que a él no le preocupan los titulares y menos aun los editoriales. Como gane contra El País, a pesar de El País, estaremos ante un caso interesante que dará que pensar.

La fobia de Jospin a la Royal

Los elefantes del socialismo francés no lograron cortar el paso a la señora Royal (Segolene) como candidata a las presidenciales, peor tras su fracaso están decididos a que no repita y a que desaparezca de su horizonte político y del partido. El último empujón se lo está dando Jospin, uno de los dinosaurios del viejo socialismo que lleva consigo la pesada carga de haber quedado apeado en la primera vuelta de las presidenciales del 2001, desbordado por le Pen. El tal Jospin, con tamaño fracaso, obligó a muchos votantes socialistas a dar su voto a Chirac o a quedarse en casa.

Semejante carga es como para quedarse en casa, alejarse de la política y dedicarse a la meditación, la jardinería o cualquier otra actividad que no requiera el apoyo de la ciudadanía. El cierto que el mismo Jospin llegó a presidir un gobierno de cohabitación tras una victoria electoral al legislativo, pero el planchazo del 2001 fue histórico.

La señora Royal perdió frente a Sarkosy, lo cual no sorprender a casi nadie, sus posibilidades de victoria eran muy limitadas, Sarkosy le llevó ventaja siempre, a pesar del recelo de Chirac, que probablemente reforzó sus posibilidades.

Llama la atención la saña con la que esta señora de formas suaves pero firmes es perseguida por sus compañeros de partido. Se cumple una vez más aquello de que hay adversarios, enemigos y compañeros de partido. Píos Cabanillas decía: cuerpo a tierra que vienen los nuestros. Y en la guerra aluden al fuego amigo, como riesgo a tener en cuenta.

En el socialismo francés el fuego amigo es intenso, tanto como la fuga de dinosaurios hacia el sol del poder, atraídos por la estrategia transversal de un activo Presidente que no pierde unas.

La intensidad de los ataques que recibe la señora Royal puede llevarla al retiro o a lo contrario. Si tanto la combate… algo tendrá. Entre la Royal y el tal Jospin, no tengo duda, la señora, el caballero tiene pinta de cenizo. aballero.

Mesas otorgatorias

En un tiempo estaban de moda las mesas petitorias, pedían para repartir, era una forma de hacer el bien, de distribuir caritativamente. Aquello pasó y surgió el estado del bienestar con bienes públicos gratuitos y generalizados como la educación, la sanidad… Sobre ese estado del bienestar se vierten elogios y críticas, a veces desmedidas y en ocasiones con demasiado ruido. Administrar bien ese estado del bienestar es difícil, exigente, pero en lo sustancial nadie da un paso atrás.

Alemania, los nórdicos, ha reajustado la oferta, han dado algún paso atrás en detalles, en excesos, incluso han retrasado la edad de jubilación, pero la esencia del modelo no cambia. Y es muy previsible que en los Estados Unidos la nueva administración amplíe el campo de la sanidad pública a los 50 millones de ciudadanos ajenos a ella.

En España el despliegue del estado del bienestar es reciente y funciona razonablemente bien. Este gobierno quiere llegar más lejos y lo ha hecho con la ley de dependencia que está aun por acreditar sus efectos y que necesitará tiempo.

Y además se ha lanzado a medidas concretas de subsidio parcial a grupos parciales: bebes, jóvenes con pisos alquilados, arrendadores… la gestión de todas esas “mesas otorgatorias” va a ser azarosa, compleja, litigiosa.

En materia de reparto y de gratuidad lo que no es generalizable, universal, sencillo suele ser sospecho y fuente de conflictos. Desde el punto de vista de la ciencia económica las medidas anunciadas ayer son sospechosas, artificiosas y tramposillas. Sospecho que los populares van a anunciar algo parecido, ya pasó con los dentistas (los unos para adolescentes, los otros para mayores).

En materia de alquiler lo más urgente es garantizar el cumplimiento de los contratos. Eso si anima el sector, eso si crea actividad. Y no es costoso ni difícil. ¿Por qué no lo hacen? Mira que si esta rociada de reparto en vez de ayudarles a ganar las elecciones les lleva a perderlas; porque el personal ni se chupa el dedo ni es crédulo-tontorrón.

Compiten en ofrecer más

Más de cinco meses quedan hasta las generales, pero no faltará semana sin oferta, ni domingo sin declaración bizarra de estos líderes que se juegan su carrera política en la cita de marzo. El que pierda a casa, como en los torneos a muerte súbita. Tras mucho ruido a cuenta de que se rompe España, o de que el socialismo se rinde al terrorismo, la campaña se centra ahora en «los cuartos», en prometer y ofrecer hasta llegar lo más lejos en la puja social.

Los socialistas sorprendieron con el cheque-bebe de 2.500 euros (pendiente de implantar, con una ley que anda en el telar legislativo) y los populares se unieron al carro: “nosotros tres mil”. Siguió el gobierno con viviendas para los jóvenes como reclamo, y los populares se pusieron inmediatamente a formular una oferta más sugestiva. Llegó el nuevo ministro de Sanidad con dentistas gratis para los adolescentes y los populares se suman con una oferta de dentistas para los pensionistas. Y se acuitan de populistas, electoralistas, ocurrentes, demagogos…

Por supuesto que los números quedan para el final, sin recordar que nada es gratis, que todo tiene precio y que conviene sumar todas las partidas. Quienes estiman que la economía está al borde de la recesión, que se acabaron las herencias… deberían ser prudentes a la hora de disponer de la caja, de no dejarse ir por la emoción ganar a cualquier precio.

El superávit presupuestario no significa dinero disponible para gastar; está gastado, aunque sea en reducir la deuda o dotar ese fondo de reserva de las pensiones indisponible sin causa ni explicación. Ofrecen lo que no tienen, desmedidos. Y, quizá, no les vamos a creer.