Hace un par de años fui por primera y única vez al neuropsicólogo. No me acuerdo exactamente el motivo por el que acabé allí, recuerdo que estaba muy cansada y tenía el ánimo por los suelos. Estuve casi dos horas viendo imágenes, para luego recordarlas, copiando dibujos, recordando historias que me leían,… Los resultados me dieron un leve déficit de atención pero que entraba dentro de lo normal. Me recomendaron seguir como hasta ahora, es decir, leyendo y escribiendo de forma habitual, y trabajando.
Me encanta leer, pero tengo una guerra particular con las editoriales porque, o bien el tamaño de letra es demasiado pequeño, o bien en los libros de texto abusan de poner un color de fondo para resaltar, en vez del clásico blanco. Si ya me cuesta leer libros por el tipo y el tamaño de letra, con poco contraste entre el fondo y el tipo de letra es el no va más. Lo mismo me pasa con los libros que utilizo para impartir las clases, con tanto color no veo nada. Así que siempre que leo, lo hago con libro electrónico, agrando el tipo de letra, y preparada para la lectura.
He tenido síntomas que durante un tiempo me han impedido leer y escribir. Ha habido muchos momentos en los que me he dado por vencida. Estas tareas se vuelven muy complicadas cuando te bailan las líneas, ves doble o te mareas. Durante ese tiempo, he vuelto a tirar de tecnología para continuar con el blog, dar clase o seguir leyendo un libro.
Aunque creo que lo que más me ayuda a tener la mente en forma, es trabajando. Dando clase tengo que hablar en público, exponer mis ideas, explicarlas de diferentes maneras para que todos los alumnos me entiendan, utilizar distinto vocabulario al habitual, preparar una clase e improvisar cuando lo que tenía pensado no ha salido como esperaba.
Durante estos años de profesora y bloguera he aprendido, que cuanto más escribo, más facilidad tengo para hacerlo; cuanto más leo, más agilidad y comprensión adquiero; y cuanto más hablo en público, mejor expongo.
Creo que los especialistas deberían abordar mejor este tema. Parece como si no fuese tan importante que mi velocidad de procesamiento sea lenta, mi memoria sea algo difusa y me cueste cada vez más concentrarme -muy comunes entre nosotros-, y no sé si con lo que hago será suficiente o tendría que plantearlo de forma distinta.