Cuando me da por sacar todo lo negativo de mi vida, siempre está él para hacerme ver el vaso medio lleno. Con sus palabras de cariño y comprensión, consigue que mire las circunstancias de mi vida como lo hago casi todos los días, pero que en momentos de flaqueza me hacen bajar a las tinieblas. Entonces, viene mi media naranja para rescatarme y devolverme al mundo real, al nuestro, al que hemos creado entre los dos.
Él me aporta todo lo que necesito, ese sentido común que en muchas ocasiones desaparece por la presencia en mi vida de la esclerosis múltiple. En el último bajón, le resultó muy sencillo que volviese a sentirme bien, solo tuvo que decir las palabras mágicas «si no te hubiesen diagnosticado, es probable que no nos hubiésemos encontrado».
Lo mejor de todo, es que tiene toda la razón. Desde el diagnóstico, se dieron en mi vida una serie de cambios que me trajeron hasta Santander, donde nos conocimos. Cuando me animé a mejorar mi calidad de vida y cambiar de trabajo, tardé seis meses en tomar esa decisión. Tuve que dejar mi actual trabajo y embarcarme en el mundo de la educación. Cuando publicaron las plazas para la oposición de mi especialidad y del turno de discapacidad, estaba entre irme a Cantabria o Aragón. Elegí la primera opción casi por casualidad. Después de suspender las oposiciones, me fui a Santander a hacer el máster del profesorado. Y allí, nos encontramos.
Si no hubiese tenido esa necesidad de reconducir mi vida, después del diagnóstico, seguramente seguiría en el mismo trabajo, con la misma gente y con una vida muy parecida a la que tenía. Hay quien dice, que el destino nos hubiese juntado más tarde o más temprano, pero a mi me gusta pensar, que a gracias a las consecuencias que me provocó la esclerosis múltiple, he conocido al hombre de mi vida.
Que bonito
03 agosto 2015 | 10:37
No sabes la suerte que tienes!!!
03 agosto 2015 | 12:32
Yo también creo en el destino, además hay que sacar el lado positivo a la mierda que nos ha tocado.
03 agosto 2015 | 21:57
Con 30 años y recién diagnosticado…leer esto da esperanza aunque el miedo y la desesperación no desaparezcan 🙁
04 agosto 2015 | 02:44
Hay que saber descubrir lo que hay de bueno en lo malo. Para arriba con garbancito y gracias por estar ahí
04 agosto 2015 | 08:52
Bella historia y felicitaciones a los dos por haberse encontrado. En este instante me encuentro en la fase final de mi relación. Habíamos empezado a hablar de dejar de vivir juntos un par de meses antes de mi diagnóstico, que fue en enero de este año, y pues ya estando un poco más estable mi salud y mi ánimo, estamos avanzando a materializar esa decisión. Si bien estoy tranquila y expectante ante esta nueva etapa de mi vida, siento que no será fácil encontrar a alguien que quiera tener una relación conmigo luego de que le cuente sobre la enfermedad, porque definitivamente el diagnóstico te cambia la vida (alimentación, nuevas rutinas, fatiga…) y aunque me encuentro bastante bien, creo que va a ser un reto volver a tener una pareja. Como siempre, gracias Paula por los ánimos que nos das contándonos tus experiencias 🙂
10 agosto 2015 | 04:23
#6 Anna: La esclerosis múltiple, es capaz de sacar lo peor de cada relación. Lo más importante es que estés bien, y que esta ruptura te afecte lo menos posible a tu salud y al estado de ánimo. Cuando dejé a mi pareja después del diagnóstico, también tenía ese mismo pensamiento, luego me di cuenta de quién te quiere de verdad, lo va a hacer también, con tus circunstancias. Un abrazo!
13 agosto 2015 | 11:02
Preciosa historia y admirable!!
Tus palabras siempre son esperanza e ilusión para todos.
Yo también soy del ámbito de la educación y eres admirable. Cada día me planteo que no estoy en el mismo punto de partida de mis compañeros opositores, espero que nuestra enfermedad no sea ninguna barrera y alcance mis sueños.
16 septiembre 2015 | 16:32