Es conocido por todos el cansancio de las mujeres cuando están embarazadas, pero después de haber experimentado ese cansancio con el embarazo, puedo decir que no se parece en casi nada a la fatiga de la esclerosis múltiple, e intentaré explicar porqué.
Durante el embarazo, notas que tu cuerpo está trabajando más de lo habitual, no es algo exagerado pero si que vas notando que se están produciendo ciertos cambios. Es como si estuvieses corriendo diez kilómetros invirtiendo todas tus fuerzas e energía. Cada paso que das, notas que tu cuerpo va más deprisa y cuando acabas, percibes ese sobre-esfuerzo.
En cambio, con la fatiga de la esclerosis múltiple intentaría correr esos diez kilómetros, pero por mucho empeño que ponga, las piernas, los brazos y el cuerpo en general, pesan demasiado y no responden como deberían. Cada vez que quieres avanzar diez metros, es como si hubieses recorrido diez mil y las fuerzas no te dan para más. Por mucho que le digas a tus piernas que avancen, no se mueven, y si lo hacen, inviertes tanta energía que el siguiente paso cuesta mucho más. Solo te apetece descansar y no moverte.
Algo que tienen en común, es el sueño que puedes tener. En las embarazadas es más normal, pero en los pacientes de esclerosis múltiple te puedes encontrar con que unos días te apetece más que otros. Aunque la siesta, se vuelve casi imprescindible en ambos escenarios también.
La fatiga en la esclerosis múltiple, es uno de los síntomas más incapacitantes, que menos empatía genera (se nos ve siempre tan estupendos), y que más quebraderos de cabeza nos suele dar. Resulta increíble como te puedes levantar cansada después de haber dormido plácidamente. Siempre nos vemos envueltos en una lucha por cambiar nuestros hábitos para ver si este síntoma mejora: hacer deporte, trabajar menos horas, organizarte de otra manera, etc. Y siempre nos encontramos con la dificultad de hallar el equilibrio entre la fatiga y lo que puedes hacer, sin pasarte de la raya y sin sufrir sus consecuencias.
Ahora mismo la fatiga es lo peor que llevo de esta enfermedad… Y el peor escenario: mi trabajo. Me ven como un gandul al que no le importa su trabajo incluso en la situación de crisis en la que estamos y siempre me andan tirando puntas con que si hoy pienso tomarme el trabajo más relajado que de costumbre. Tampoco puedo decirles mi enfermedad porque sé que me echarían a la calle sin piedad ninguna… Y ahí va mi día a día… Cansadísimo y aguantando la poca sensibilidad de mis compañeros. Hasta alguno me ha llegado a aconsejar que me vaya del trabajo para no perjudicarlos y me intentan hacer un vacío porque creen que esto lo hago porque soy un caradura…
11 julio 2015 | 16:51
De verdad que no te quiero ofender pero vaya post, tonto tonto ¿ que tendra que ver una enfermedad tan pesada con un embarazo??? vamoss a ver he tenido 4 hijos, el ultimo a los 44 y nunca me senti cansada, bueno si, quizas el ultimo mes pero a consecuencia de los kilos de mas, pero como haceis esas comparaciones??? la gente que este con esa enfermedad no le va a gustar esto
11 julio 2015 | 16:52
Hola Paula, veo que vas a acabar respondiendo otra vez…sabes que no me encuentro fatigada por la enfermedad, pero sí por esta ola de calor inhumana. No creo que el ser madre de más o menos hijos pueda compararse a tener esclerosis. Me ayuda mucho el que cuentes cómo lo vas llevando y me anima a que lo pueda intentar si me dan permiso. Un abrazo fresquito.
11 julio 2015 | 17:46
Cuanta memez, odiosa comparación. ¿Qué tiene que ver el «cansancio» puntual de una embarazada con la «fatiga» generalizada de un afectado de EM?
11 julio 2015 | 20:03
Vaya por delante que yo no tengo esclerosis, es mi marido, lo veo luchar diariamente contra ese cansancio, que se transforma en puro agotamiento y a veces le desespera, pero ahí estamos todos a su alrededor apoyándolo, aunque no aliviándolo.
Somos de los afortunados, ahora está ya jubilado, pero en su momento lo comunicó en su empresa cuando se le diagnostico, hace ya unos años, la empresa se portó genial, le cambiaron de puesto de trabajo y siempre le ofrecieron su apoyo, así 17 años años. Creo que es mejor comunicarlo, de ese modo en ningún momento le acusaron de vago o de poco interés, al contrario, valoraron su gran esfuerzo y tesón y nosotros hemos reconocido y agradecido su apoyo incluso a la hora de tramitar la invalidez. A lo mejor hay que empezar por nosotros mismos, el no ocultar la enfermedad para que no nos estigmaticen…
12 julio 2015 | 10:51
Gloria comprendo tus palabras y tienes razón en cuanto a tu experiencia personal y la de tu marido…
El problema es que el mundo, en mi opinión, ha cambiado y más aún el mundo laboral. Yo soy un chico de 34 años del cual se espera una gran energía y con esta enfermedad llevaré ya unos 12 años. En la empresa en la que estoy ahora llevo 3 años y hace año y medio que soy indefinido.
Todo lo que veo, y hasta mi neuróloga me lo ha aconsejado, que lo mejor es que de mi enfermedad no diga ni mu en mi entorno laboral porque si lo comprenderán ya que ellos en el fondo también son personas pero luego cuando tengan que tomar decisiones no tendrán ninguna piedad conmigo. Que llegara el momento que tendré que decirlo seguro pero por el momento prefiero esperar…
12 julio 2015 | 11:44
Para los que ven mala comparación, Paula ya lo dice, no tiene nada que ver.
Sin embargo, mi amiga cuando estuvo embarazada por segunda vez estaba cansada desde el principio y me llamó porque no era capaz de terminar de fregar la casa sin sentarse y descansar; y dijo que ahora me entendía.
Aunque no sea el mismo cansancio sirvió para que después de un montón de años se pusiera en mi lugar por un momento.
A la gente le cuesta mucho, mucho empatizar con algo que no ha sufrido. Hasta las mujeres que han tenido hijos sin vómitos o sin sufrir 9 meses de cansancio parece que les cuesta entender por lo que pasan otras.
La fatiga es uno de los síntomas que más cuesta comprender porque la gente compara con lo que conoce y no tiene nada que ver con eso.
12 julio 2015 | 12:18
Menuda chorrada de post! Yo he tenido 2 hijos y no he estado fatigada ni un día en ninguno de los 2 embarazos, ni he parado de trabajar ni he hecho jamás una siesta, así que ya me dirás que significa este post!!!!
12 julio 2015 | 19:12
#6 Pedro: Entiendo tu postura, y entiendo también lo que quiere decir Gloria. Ambas son respetables, aunque mi opinión se acerca más a la de ella. En un mundo, que se respetase la discapacidad y las limitaciones que tenemos, estoy segura que todo el mundo se abriría más, pero la realidad es otra y creo que estás haciendo lo que es mejor para ti, que es lo que tienes que hacer. Lamento por lo que estás pasando, por esas situaciones que comentas, desde aquí te apoyamos todos!!!
12 julio 2015 | 19:45
#7 Domando al lobo: los que tenemos síntomas que no se comprenden, siempre intentamos comparar o encontrar alguna manera de explicar por lo que estamos pasando. De esto, iba esta entrada, de ver si se parecían, pero efectivamente no se parecen, seguiremos buscando!! 😉
12 julio 2015 | 19:48
Hola Paula. Yo te entiendo perfectamente. He pasado la misma situación que tú. Y fíjate que a mí me sorprendió que me cansaba menos durante el embarazo. Supongo que tendrá que ver con el efecto protector que se supone que tiene el mismo en nuestro cuerpo. Luego ya con el ajetreo de la niña sólo ha habido dos o tres días que yo recuerde que me haya sentido fatal por la fatiga. Pero muchas veces por muy fatigada que esté te sale una fuerza de no sabes donde y tiras para alante. Claro que cada a cada un@ le afecta la enfermedad de una manera… Mucha suerte Paula. A por todas guerrera!
15 julio 2015 | 13:53
#11 Marta: Hola Marta, sí yo también me encuentro mejor, menos cansada y con un cansancio diferente, no tan abrumador como el de la EM. Me alegro que tu niña te haya dado la energía que necesites, después del parto ya veremos, prefiero no hacerme ilusiones.
Un abrazo!
16 julio 2015 | 11:58
Querido Pedro,
Lamento mucho que estés en esa situación pero también te digo que el estrés nos juega muy malas pasadas. Yo tuve un brote causado por el estrés laboral y después de eso, me dije que no iba a tolerar que un puñetero trabajo acabase con mi salud.
Entiendo que no quieras comentarlo en el trabajo, pero por lo que cuentas, tampoco es un lugar muy agradable para estar 8 horas al día.
A las malas si lo cuentas y te echan, indemnización que te llevas. Pero sobre todo, te llevarías tranquilidad…
Espero que no te haya molestado mi «intromisión».
Un saludo y suerte!
16 julio 2015 | 13:29