No sé que nos pasa cuando nos da un brote que estamos irreconocibles hasta para nosotros mismos. Somos diferentes, como si nuestro yo-brote se apoderase de nosotros y no tuviese nada que ver con nuestro yo-sin-brote.
Yo diría que es el espíritu de la esclerosis múltiple, que esta más presente que nunca durante un brote. Hacemos y pensamos cosas, que en cualquier otro momento jamás las hubiésemos pensado. Nos planteamos ideas y reflexionamos sobre ellas, como si fuese nuestra cura a esa situación. En esos momentos de incertidumbre, por ejemplo he decidido cambiar de trabajo, empezar este blog y hasta casarme. Ahí es nada.
Siempre tenemos la necesidad de cambiar, de que hay algo que no funciona. Intentamos discernir por qué tenemos un brote en ese instante y no antes o después. ¿Habré hecho algo diferente?, ¿será la medicación que ya no funciona?, ¿será el estrés de los últimos meses en el trabajo?, ¿será porque tenía que pasar y ya está? Como si tuviésemos la respuesta delante de nuestros ojos y no la supiésemos leer. Pero la pregunta del millón es ¿lo hubiésemos podido evitar? Tal vez si, o tal vez no, quien sabe.
Siempre, todos y cada uno de los brotes, se convierten en un punto y a parte en nuestras vidas. Te recuperas de ellos, con la mochila cargada de promesas de lo que vas y no vas a hacer desde ese momento, que hasta tu mismo sabes que no vas a poder cumplir, pero por lo menos, intención tienes y eso te satisface. Los primeros días son tristes y estás alicaído, pero según vas mejorando, tu ánimo va subiendo y cuando vuelves a tu vida normal estás exultante, con el ánimo por las nubes y con las ganas de ponerte al mundo por montera si hiciese falta.
1decada1000.
Y tanto que sí! , yo en uno decidí tatuarme …. Y ahora tengo unas enormes alas preparadas para el próximo.
27 febrero 2014 | 15:40
Pues espero que las alas te las hagas de tanto esperar y no por un brote 🙂
02 marzo 2014 | 17:25
Como me gustaría saber dar forma a mis ideas tan acertadamente como tu lo haces. Chica , te doy mas que un aprobado alto. Esto te lo digo porque yo tb fui pro fe interina. Oh! que maravilla es sentir que las cosas no te pasan a ti solamente, que tienen un significado y este es común al resto de personas con EM y no eres tu la rarita. Yo quiero cambiar hasta de lugar donde vivir, como si eso fuese facil, y me imagino libre de brotes en un lugar paseando todos los días a la orilla de la playa, con tempera cálida que no calurosa, pues compruebo que el frío no me va nada bien, pero en fin muchos sueños se convierten en realidad.
Muchos besos de Mayte
27 febrero 2014 | 17:11
Muchas gracias Mayte por el aprobado alto 😉
La verdad es que no sé cómo lo hago, simplemente me sale, ordeno las ideas, lo escribo y listo! De todas formas, siempre he tenido cierta facilidad para explicarme, y ahora lo hago en el blog para todo el que quiera leerlo. A veces siento cierto alivio saber que hay alguien que piensa o siente lo mismo que yo, porque es difícil encontrar a alguien en mi entorno más próximo, aunque muchos lo intentan.
También decidí cambiar de ciudad donde vivía, y lo hice. Me vine a Cantabria a estudiar y trabajar, con un clima más cálido y cerca del mar. Quizá cuando menos te lo esperes simplemente ocurre, no pierdas la esperanza!
Un besazo!
02 marzo 2014 | 17:33
Desde el año 1997 hasta ahora he tenido muy poquitos brotes y todos ellos excepto uno (el último) me han afectado a los ojos con problemas que han remitido fácilmente con corticoides. Lo malo es la evolución de esta enfermedad, que me ha ido debilitando de manera progresiva y ahora tengo que ir con bastones o silla, depende de las distancias; a esto hay que sumarle algunas otras cosillas propias de esta encantadora compañera-okupa. Bueno, a lo que vamos, lo del brote. El último brote que tuve me afectó a las piernas, estuve una semana ingresada con un tratamiento de corticoides. Se te pasan muchas cosas por la cabeza, pero recuerdo muy bien que me planteaba sobre todo intentar normalizar la situación ante mi familia. No quería que mi hija tuviera que pasar por cosas diferentes a las cotidianas (el cole, las actividades extraescolares…), lo mismo mi marido. No me daba cuenta de que la esclerosis había ido cambiando poco a poco las costumbres de todos nosotros. De esta manera, sin proponérnoslo habíamos llegado de manera muy natural a situaciones como que mi hija no me apuntaba a una excursión del cole y hablaba con la madre de una amiga para que se hiciera cargo de ella porque en dicha excursión había que andar bastante o que mi marido no paraba en determinado lugar porque el acceso no era el aceptable. Y así salí del hospital con mucha incertidumbre sobre el ¿y ahora, qué?,pero también con la alegría de que mi familia tenía bastante asumido el nuevo estado en el que nos encontrábamos y eso me dio mucha tranquilidad para encarar este nuevo desafío, porque la naturaleza de cada uno sigue su curso y es impredecible, inesperada y desconcertante.
27 febrero 2014 | 22:23
Oh! Eso es maravilloso, que toda tu familia esté tan involucrada y que compartáis tus circunstancias de una manera tan natural, sin hacer un drama y que todo el mundo entienda lo que pasa, sin tener que decir nada. Me encantaría que si en un futuro tuviese una situación parecida, todo fuera tan armónico, tan fácil, tan sencillo. Pero también creo que parte del mérito es tuyo, porque si ven que tu te adaptas que tienes asumida tu situación, supongo que pensarán que ellos también pueden hacerlo.
De todas formas, cada vez que me ha dado un brote, también he tenido mucha incertidumbre. Pero sobre todo, cuando me he recuperado, me he preguntado eso de ¿y ahora qué?, ¿qué va a pasar conmigo?, ¿cómo voy a manejar las posibles secuelas? Y todo este proceso, hasta lo tengo normalizado. Porque todos los brotes que he tenido ha sido siempre igual, me siento igual, con las mismas preguntas, la misma tristeza al principio y después esa fortaleza que te sale de vete tu a saber donde. A mí el hospital siempre me deja un poco k.o. cada vez que voy por un brote, me encuentro muy desubicada, me siento muy triste allí, prefiero estar en casa aunque no esté tan vigilada.
Aunque la progresión te debilite, espero que mentalmente sigas así de fuerte! 🙂
Un besazo!
02 marzo 2014 | 17:52
Paula. Me has quitado las palabras de la boca y sí afloran sen
timientos que, en otra ocasión, sería impensable. Escribo en
un diario que leyéndolo tiempo después no me reconozco. Te lo
digo para que veas la razón que tienes. No es sino EM. Un beso
fuerte
27 febrero 2014 | 22:29