Ayer aprendíamos 4 formas de mejorar el aspecto y la salud (tanto monta, monta tanto) de nuestro césped, y nos quedaban para hoy otras 4 pistas que paso a enumerar rapidito, mientras os vais poniendo los guantes y la gorra para deleitar este finde al barrio con un delicioso aroma a césped recién cortado.
¿Listos?
5. ¿CÓMO REGARLO?
El debate de la frecuencia: ¿poco cada poco o mucho cada mucho? Aquí, mi opinión: regar superficialmente muy a menudo nos ofrece la agradable sensación de la hierba mojada, pero hará que las raíces se desarrollen más cerca del ras del suelo, y por lo tanto estarán expuestas a sequedades, fríos y calores.
Consejo: lo mejor es regar en abundancia y más espaciado, para que el agua penetre y las raíces se desarrollen en profundidad. Tu césped será más resistente. ¡Ah! Y SIEMPRE por la tarde/noche, para que el sol no evapore el agua (perdiéndose) y no queme las puntas mojadas del césped.
6. MANTÉN TU CORTACÉSPED EN BUEN ESTADO
Y con esto no me refiero a tunearlo con tubos de escape y llamaradas en los laterales: el estado de la cuchilla, mi buen amigo, es el reflejo del estado de tu césped. Si está mal afilada, lo masticará y estropeará, y hará la tarea de cortarlo más ardua y costosa. Con las hojas machacadas y estresadas por una cuchilla roma, las plagas lo tendrán mucho más fácil para actuar y el aspecto de tu césped será irregular y descuidado. Además, una máquina afilada tarda menos en cortar el terreno y, por tanto, consume menos energía (y ya sabes lo que nos gusta ahorrar tiempo y dinero).
Lo sé, lo sé. Cuando lo compraste, pensaste que la cuchilla duraría afilada para siempre. O ni siquiera se te pasó por la cabeza tener que repasarla. De hecho, un tercio de los dueños de cortacéspedes reconocen no haber afilado nunca las suyas. Pero OJITO, mensaje de seguridad: extrae las cuchillas de la máquina para afilarlas, y hazlo SIEMPRE con el motor apagado y el cable desenchufado de la corriente. Recuerda que tus valiosos dedos son mantequilla para esos trastos.
Consejo: Afila y equilibra las cuchillas tres veces durante la temporada de crecimiento.
7. RECOGE “EL PELO” DEL SUELO
A nadie le gusta una peluquería con restos del anterior corte por todas partes, ¿verdad? El efecto estético es el mismo en tu jardín, y aunque existe un debate entre defensores de dejar parte de los restos como “terapia” para el césped, los inconvenientes superan las ventajas de hacerlo: la maleza se propagará con más facilidad, la hierba se pondrá esponjosa y débil, y se dificultará la aireación.
Consejo: pasa el rastrillo después de cada corte. Laca, gomina y/o secador, opcionales 😉
8. AIREANDO, QUE ES GERUNDIO
Si hay gente que nunca ha afilado sus cuchillas, esto de airear ya es marciano para la mayoría de los jardineros amateur. Una tierra demasiado compactada dificulta que el agua y las raíces penetren y consigan profundidad, solidez y resistencia.
Como la tierra se puede compactar con el tiempo, el paso de vehículos y personas, el agua mal acumulada… es necesario echarle una mano. Hay soluciones profesionales que no vamos a plantear aquí, pero existe un calzado con clavos –de origen francés, que saben mucho de césped- que puedes ponerte para pasear sobre tu terreno y ayudarle a respirar.
También puedes hacerlo con una varilla de hierro y un poco de paciencia (relaja mucho y podrás echar un vistazo en detalle a tu césped, para comprobar su estado).
Consejo: airear la tierra permite que agua, oxígeno, fertilizantes y nutrientes puedan penetrar la tierra y entrar en contacto con las raíces… vamos, ¡que te lo está pidiendo a gritos!
Ya ves, el césped es un ser vivo que necesita mimos como tú y yo. Si disfrutas de él en casa, prueba a mejorar sus cuidados con estas medidas, y si es algún familiar, amigo o vecino el que lo tiene, pregúntale cómo lo cuida él y ofrécete a compartir tu recién adquirida sabiduría a cambio de una buena merendola… ¡verás qué planazo con este tiempo!
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