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Ayer acudí a un servicio para reparar una casa que había sufrido un pequeño conato de incendio. Una persona mayor había olvidado el fuego encendido y, por suerte, había vuelto a tiempo para evitar que las llamas se propagasen más allá de una parte de la cocina.
Esto me recordó que las averías y los problemas domésticos son como las enfermedades: no hay una buena, pero sí hay algunas peores y más dolorosas que otras, en función del daño que producen y de lo evitable de cada caso.
Por eso hoy quiero hacer una reflexión contigo sobre los peligros del fuego y sus posibles causantes en casa.
Un incendio es la más rápida y devastadora manera de reducir a escombros ese hogar por el que tanto has trabajado y, por tanto, el enemigo público número uno de cada vivienda.
Y ojo, que no te engañe la sensación de que los incendios son cosa del pasado: solo en 2016 se produjeron 17.290 incidentes con fuego en edificios de viviendas. Una cifra que nos recuerda que nunca está todo hecho para evitar que se produzca una chispa incontrolada que dé al traste con nuestra tranquilidad.
Para protegerte a ti, a los tuyos y a tus vecinos de este peligro, toma las siguientes precauciones:
1. El primer lugar de riesgo respecto al fuego es la cocina
Nunca dejes el fuego sin vigilar mientras estés cocinando o calentando cualquier alimento o bebida.
Mención especial merecen nuestros mayores: aquellos que empiezan a tener despistes severos o problemas de audición pueden alejarse de los fogones y olvidar que las llamas están encendidas.
Para ellos, compra un temporizador y acostúmbrales a ponerlo siempre en marcha cada vez que operan con gas, hornos o cualquier otro electrodoméstico de cocina, y a llevarlos encima si salen de la cocina para que sea imposible que se dejen nada encendido.
Siempre que no estés usando el gas, córtalo y evita así fugas.
2. No sobrecargues los enchufes
En ocasiones he visto auténticas barbaridades en forma de regletas conectadas a más regletas, ejerciendo una carga eléctrica descomunal sobre un solo punto de luz en una casa.
Compra solo regletas de calidad con protectores frente a picos de tensión y nunca conectes más de unos pocos electrodomésticos por cada enchufe (o uno solo si demanda una elevada potencia eléctrica).
Deja las regletas apagadas cuando no las estés usando, y usa siempre que sea posible cables libres de alógenos, que resisten mucho mejor al fuego y no lo propagan en caso de incendio.
Si sales de vacaciones, deja todo desconectado (salvo aquellos aparatos que necesiten quedarse funcionando, como alarmas, congeladores, etc.).
3. Aplica tratamientos ignífugos allá donde sea posible
Si en tu casa hay mucha madera en muebles o infraestructuras, es buena idea que apliques productos que los protejan frente a las llamas para evitar que se comporten como un propulsor del fuego en caso de incendio.
Y si vives en el campo, opta por materiales exteriores que se comporten como una barrera frente a las llamas, como la pizarra, el ladrillo o el cemento.
4. Ten en casa un extintor
No tiene por qué ser un modelo de los grandes: existen extintores pequeños que te pueden sacar de un gran apuro, ocupando apenas el lugar de un refresco de un litro.
5. Frente al peligro de un cigarrillo mal apagado, complementos ignífugos
Una colilla que prende fuego a una alfombra es uno de los principales causantes de incendios domésticos. Por eso es buena idea que elijas materiales ignífugos para aquellas zonas de la casa donde se fuma, sí como para las cercanías de barbacoas, chimeneas y otros puntos calientes.
6. Ten tu jardín siempre limpio
Si dejas que la maleza se apodere de su superficie (especialmente en verano, cuando las ramas se secan y crean un caldo de cultivo muy peligroso para incendios), se lo estarás poniendo en bandeja a un fuego vecino para llegar hasta tu casa.
7. No tapes las fuentes de calor
Especial precaución a los radiadores más antiguos y a todo tipo de braserillos. Un uso inadecuado de estos puede convertirlos en el foco de un incendio. Incluso te diré más: muchos de estos aparatos no traen los materiales o el ensamblaje óptimos para soportar las altas temperaturas que producen, y esto causa muchísimos fuegos domésticos.
Mejor, desecha esta opción para calentarte y opta por sistemas más seguros y modernos.
Reducir el número de incendios domésticos es una tarea que empieza tomando precauciones y adquiriendo hábitos como estos. Por eso es importante que los compartas con todos tus amigos y familiares para evitar el próximo disgusto.
