Reparar, Reciclar, Reutilizar. Las 3 R’s salvarán el mundo.

O, al menos, eso esperamos en Reparalia.

Porque el ritmo de crecimiento, consumo y degradación de este planeta no es compatible con su supervivencia a largo plazo. Y con largo… hablamos de décadas. Pocas generaciones. MUY pocas.

Si tienes una hora y media, te recomendamos que sustituyas tu próximo hueco para una peli por este interesante documental: Comprar, tirar, comprar. La historia secreta de la obsolescencia programada. Alucinarás y te concienciarás un poquito más.

Nosotros mientras tanto, que sabemos cómo funcionan los materiales con que convives en tu hogar –tuberías, cristales, metales, etc.- no hacemos más que recomendarte que repares en lugar de sustituir, que recicles en lugar de desechar, que reutilices en lugar de desaprovechar.

Una de nuestras grandes metas es instaurar en cada hogar una mentalidad responsable, que te lleve a elegir siempre los materiales más respetuosos con el Medio Ambiente, los usos más eficientes de agua y energía.

Y por eso nos encanta proponerte constantemente proyectos Do It Yourself de reutilización de todo aquello a lo que ya no das uso, antes de que lo envíes directamente al vertedero. Pero, hoy nos hemos preguntado:
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¿Tan clara está la diferencia entre reciclar y reutilizar?

Ambas suenan parecido, y muchas veces las usamos como sinónimos sin serlo. Así que nos hemos propuesto aclarar estos false friends de la forma más didáctica y gráfica posible.

Y lo hemos conseguido gracias a estos dos cuadros de Hypcicle que hemos adaptado al castellano.

A golpe de vista verás que RECICLAR supone un proceso fisicoquímico o mecánico que consiste en someter a una materia o un producto ya utilizado a un ciclo de tratamiento total o parcial para obtener una materia prima o un nuevo producto. También se podría definir como la obtención de materias primas a partir de desechos, introduciéndolos de nuevo en el ciclo de vida.

En cambio, REUTILIZAR es la acción de volver a utilizar los bienes o productos, y darles otro uso. No requiere partir de cero respecto a la materia prima, sino simplemente adaptar la forma del objeto desechado a su nuevo uso.

Puedes hacerlo con casi todo lo que hay a tu alrededor. ¿Quieres inspiración? Pues echa un vistazo a esta silla reparada con la infinidad de cables electrónicos que vamos acumulando con el paso de los años.
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¿Qué te parece? ¿Nos planteamos buscarle una segunda vida a todo a partir de ahora? 😉

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