Un cuento corriente Un cuento corriente

Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

Días ‘negros’ en las bolsas: la zona euro, en riesgo de volver a una recesión

Las principales bolsas europeas (también la española) registraron ayer fuertes caídas. Hoy todo parece que va por el mismo camino, si no peor. Hay varios motivos (decepción por el alcance de las medidas anunciadas por el BCE, riesgo de un posible incumplimiento de los compromisos de ajuste de Grecia…) pero casi todos tienen su origen en uno más general: Los datos económicos constatan una drástica ralentización de la actividad en la zona euro; tanto que se ve como muy real la posibilidad de una tercera recesión en la zona euro. La propia Alemania —que durante buena parte de la crisis fue el motor que tiraba del resto y el país que más se benefició de la masiva aversión a la deuda soberana producida durante la crisis del euro— acaba de revisar sus previsiones macroeconómicas, y reconoce un frenazo en sus previsiones de crecimiento para 2014 y 2015.

La Bolsa

Imagen de la Bolsa de Madrid

En este caso, no es la periferia europea la causante del desplome económico. Bien al contrario, son algunas de las principales economías (Francia, Italia y en menor medida Alemania) las que están registrando peores expectativas y las que parecen tener ahora problemas. Quizás por esto parece que en este caso los ajustes se van a emprender desde un punto de vista mucho menos imperativo, y con plazos, aparentemente, más asumibles por sus ciudadanías (¿Alguien dijo Europa de dos velocidades?).

Creo que los mercados, y los ciudadanos, no estamos del todo preparados para una tercera caída en recesión. Primero porque el agotamiento ante los años de desempleo, recortes y penurias se hace patente, y segundo porque lo que una crisis en forma de «uve triple» o sierra dentada muestra es que Europa no está siendo capaz de diagnosticar y atajar su crisis. O bien sí que se conocen las recetas, pero son tan duras que nadie se atreve a llevarlas a cabo en su plenitud, por miedo a un varapalo electoral.

Hay economistas que desde el inicio de la crisis han comparado ésta a la que durante más de una década sufrió Japón. En el caso nipón fueron años y años dando patadas a seguir, trasladando el abordaje de medidas y llevando a cabo diagnósticos erróneos. El modelo de crecimiento económico japonés se gripó, y la receta imperante fue bajar los tipos de interés y tratar de evitar lo más posible el reconocimiento de pérdidas y de quiebras bancarias. ¿Les suena?

Para España un escenario de vuelta a la recesión en Europa supone todo un jarro de agua fría, precisamente ahora que parece que las expectativas habían dado un giro de 180 grados y que se estaba creciendo, por fin, por encima de las previsiones. Y es que, aunque sigan siendo una parte menor de la generación de PIB, las exportaciones son muy importantes para la economía española. Y nuestro principal cliente es el núcleo europeo. Si a eso le sumamos el bloqueo a las exportaciones rusas, el sector exterior español corre riesgo de pegarse un buen tortazo en los próximos trimestres (ojalá no).

Llevo muchos años ya contando lo que pasa y analizando la crisis económica europea. Más allá de análisis pegados al día a día (bancos, paro, déficit…) para mi ésta se asemeja metafóricamente a una hidra, en la medida que en el momento que se ataja un problema surge otro por otro lado. ¿Por qué? Porque en última instancia, en el fondo, la crisis no es sino una señal de que el modelo económico y de crecimiento europeo no encuentra un encaje sostenible en el entorno globalizado internacional. La UE es una isla de prosperidad en medio de un mundo ultracompetitivo, en el que cada día miles de millones de dólares van de un lugar a otro a golpe de click.

Hace años Europa tenía todavía mucha ventaja en este contexto competitivo porque su economía era mucho más desarrollada que la de los emergentes, y su economía de escala era incluso mayor que la de Estados Unidos. Pero eso parece estar yéndose al garete: Ya no hacemos las cosas tan «mejor» que otros países como para que los mercados nos prefieran en todo caso, y encima nuestros costes (derivados de salarios más altos y niveles de vida superiores) no ayudan en nada frente a economías que vienen de mucho más abajo. ¿Seremos capaces de darle la vuelta a la tortilla y asumir que para ser prósperos hay que competir con todos?

2 comentarios

  1. Dice ser Jorge

    Con una nueva caída en el consumo y en la confianza, esto puede ser el remate de nuestro país. Esperemos que se equivoquen, es muy triste ver la situación actual.

    16 octubre 2014 | 11:47

  2. Dice ser Warp

    Dices «volver»… ¡como si ya hubiéramos salido de la anterior!

    Por mucho que Guindos se caiga del ídem, la recuperación ha sido un espejismo que no se ha creído nadie.

    17 octubre 2014 | 14:38

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