Un cuento corriente Un cuento corriente

Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

¡¡Felices fiestas!!

Os quería desear a todos, lectores y no lectores, unas felices fiestas y una estupenda salida y entrada de año. Como este blog va sobre economía, os enlazo un vídeo que mezcla (aunque sea de forma un poco forzada) esta disciplina con la Navidad: Es la interpretación del Coro de la London School of Economics (LSE) del Aleluya de Haendel. Espero que os guste, y feliz 2014.

4 comentarios

  1. Dice ser Madre reciente

    Feliz Navidad!

    24 diciembre 2013 | 12:02

  2. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Pese a todas las putadas que me habéis hecho como borrarme todos los comentarios por ser de ideas politicas diferentes, a pesar de que me habéis insultado, a pesar de que os habéis aprobechádo de mi publicando fotos mias y escritos sin permiso , a pesar de haberme echado de usuario del 20 minutos y a pesar de mil humillaciones más os deseo ¡¡MUCHAS FELICIDADES EN ESTOS DIAS DE NAVIDAD Y OS DESEO QUE TENGAIS UN PRÓSPERO AÑO 2014, QUE DICE EL GOBIERNO QUE SERA MUY BUENO Y SE ACABARÁ LA CRISIS Y QUE ESTA VEZ NO NOS ENGAÑA , QUE VA EN SERIO.

    Clicad sobre mi nombre

    24 diciembre 2013 | 12:24

  3. Miraba hacia el puerto; las luces del «Melillero» adornaban la noche, mientras engullía mercancías y personas con dirección a África. Absorto y envuelto en la tibia humedad de esta ciudad, soñaba con ser algún día uno de sus viajeros.
    En eso pensaba cuando un sonido de ruedas metálicas y de alambres sueltos, asaltaron mi espalda. Un ejército de niños y niñas, de mujeres y hombres, conducían por las aceras carritos de la compra, de esos de las grandes superficies. Algunos de ellos iban adornados con la bandera del equipo de fútbol de la ciudad, y con muñecas amarradas con cuerdas en el mismo lugar que de pequeñas solía sentar a mis hijas.

    Era una comitiva de más de veinte personas; los niños, con sus juegos infantiles subían y bajaban de los carritos emulando las » pelis de cowboys», (esta ciudad es de cine). Mi curiosidad me llevó a seguirles, a observar sus chanzas, a escuchar sus voces.

    De pronto, al final de la Rambla, se detuvieron. No fueron los primeros en llegar al lugar; otros ya habían tomado posiciones entorno a los contenedores de basura: – ¡Papá, papá…Yaya, ya vienen!, gritó uno de los zagalones.

    Me resistía a creer lo que estaba viendo. Una rabia de siglos me apretaba la boca del estómago…¡Mal nacidos, corruptos, asesinos…maldita España!.

    Varios hombres, con una carretilla cargadora, venían desde un supermercado cercano a tirar los desperdicios del día.

    Durante varias noches acompañé a aquellas personas. Incluso uno de ellos, no sé si por justificase, o por solidaridad, me ofreció un yogur: – ¡toma, está bueno! ,me dijo.

    Lo que ví, no era un programa de televisión; las escenas que contemplé significaban un salto cuantitativo en el reparto de la miseria.

    Pero no se preocupen ustedes, los que aún no tienen que recurrir a los comedores de basura; cualquier viernes de éstos, para acabar con el problema del hambre, el consejo de ministros firmará un decreto ley prohibiendo rebuscar comida en los contenedores.

    Bueno, eso fue lo que vi y así lo he contado, y mientras lo escribía recordaba aquella canción de los primeros años de la Transición que decía:

    Cuando querrá el dios del cielo

    que la tortilla se vuelva,

    que la tortilla se vuelva.

    Que los pobres coman pan,

    y los ricos……

    un artículo de Marcos G.Sedano
    19-12-2013

    25 diciembre 2013 | 18:57

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