Por Almudena Gutiérrez
Acabo de ver, por cuarta vez en mi vida, el documental ‘Blackfish’. Invito a todos a que lo veáis. Muestra la vida de Tilikum, una orca macho que vive actualmente en SeaWorld, Florida y que ha matado ya a varios entrenadores y herido a otros tantos. Aun así, el parque saca cuantiosos beneficios con sus espectáculos y utiliza su esperma para inseminar a otras orcas (no deberían criar con animales que atacan a seres humanos); una de sus hijas fue la que asesinó en Loro Parque a su entrenador Alexis hace unos 3 años.
En el documental podréis ver también cómo capturan a estos animales en los océanos, arrancando a las crías de sus grupos familiares y cómo muchas mueren, hunden sus cadáveres en el mar con anclas y hierros para que no se entere la opinión pública. Es espeluznante y muestra la triste realidad de muchos animales en los zoos. Me ha costado años darme cuenta de que son cárceles para animales y gracias a este documental nunca más volveré a poner mis pies en uno, a pesar de haber trabajado en un par de ellos y de lo mucho que me gustan los animales. Precisamente por eso, hay que defender su libertad y con cada entrada que sacamos para un zoo, estamos colaborando con un negocio que lejos de respetar a los animales, los explota y condena a vivir en condiciones que no son las de su entorno.