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Entradas etiquetadas como ‘velocidad’

Montar en autobús y no morir en el intento

Por Begoña de Frutos García

Imagen de un autobús de la EMT (Jorge París).

Imagen de un autobús de la EMT (Jorge París).

Soy una heroína. Como lo son todos y cada uno de los usuarios que cada día, se atreven a desafiar la ley del equilibrio, descansando sus posaderas en los cuatro asientos enfrentados colocados en la parte de atrás de los autobuses urbanos de la EMT Madrid. Se añade un grado de valor a la proeza, si son los que se encuentran al lado de la ventana.

Primero porque se requiere una habilidad especial para sortear la muralla que forman en un espacio tan reducido las rodillas pegadas, chocándose, de los viajeros que ocupan los asientos que están al lado del pasillo. Mientras, tu mano se aferra con el brazo completamente estirado al asidero colgante que hay en el techo, con el objeto de que la velocidad del bus no te balancee y te estrelle contra los cristales o, en el mejor de los casos, caigas en los brazos o en las piernas de un desconocido. O puede ocurrir, lo que no deja de ser menos malo y doloroso, que des un pisotón involuntario, machacando cruelmente a un inocente juanete.

Una vez consigues sentarte, se apodera de tí una especie de baile San Vito: no dejas de moverte corrigiendo tu postura, intentando mantener la espalda erguida, el culo se te desliza sin poder retenerlo. El material con que están fabricados los asientos es altamente escurridizo.

Cuando estás llegando a tu destino, debes realizar la operación contraria: toca levanarse, mantener la estabilidad sujetándote con una mano en el cristal, a la vez que, con el cuerpo completamente estirado, tratas de alcanzar la argolla colgante del techo, la misma, que te había ayudado a entrar.

En esta pericia, la mayoría de las veces son los propios compañeros de viaje que están sentados a tu lado quienes te agarran de los brazos para que no te caigas, sacándote en volandas al pasillo. Es entonces cuando, nuevamente, lanzas tus ya cotidianos agradecimientos o condolencias: «perdón», «gracias», «lo siento». Palabras que invaden todo el autobús, y que por su frecuencia, los pasajeros ya no vuelven sus cabezas o miradas en busca de dónde provienen. La mayoría de ellos, casi seguro, han pasado en algún momento por este trance.

Un viaje en AVE desde París hasta Barcelona sin revisión de equipaje

Por María Camarero

Viajo regularmente a Madrid en el AVE. Cada vez mi equipaje es escaneado y mi billete controlado dos veces; una en la entrada, y otra antes de acceder al tren. El pasado mes de abril, al final de un viaje a París, también en el AVE, salí de mi hotel con la maleta hasta la Gare de Lyon; subí al vagón sin que nadie revisara el equipaje, y llegué a Barcelona, seis horas después, sin que nadie me pidiera el billete. Podría haber llevado cualquier objeto en mi equipaje como cualquier otro viajero, y nadie se habría percatado. Teniendo en cuenta estas medidas de seguridad en el país vecino, no es extraño el ataque sufrido recientemente en otro tren similar.

Foto de unos agentes franceses realizando controles ante uno de los trenes Thalys. (EFE)

Foto de unos agentes franceses realizando controles ante uno de los trenes Thalys. (EFE)

Ahora se habla de poner en marcha medidas de seguridad en los trenes, quizá antes habría que estar alineados con los países que sí las aplican. Me pregunto que de qué sirve controlar a los pasajeros que suben al AVE de Barcelona, si a los que ya viajan en este tren no se les ha siquiera pedido su billete.

 

 

La velocidad mata

Por Antonio Cánaves Martín

Muerte en alta velocidad: cuanto más elevada es la velocidad de un vehículo en el momento del accidente, más graves son las consecuencias del accidente, más graves las heridas y el número de víctimas. A mayor velocidad, el conductor tiene menos tiempo de reacción ante cualquier distracción, contratiempo o eventualidad. 132125-825-550

El accidente ferroviario de Santiago de Compostela vuelve a poner de manifiesto que el aumento de las velocidades en los medios de transporte, si no están salvaguardados por medios técnicos que sustituyan a la atención humana, nos pueden llevar a tragedias como esta. Cada segundo de distracción a 200 km/h son 55 metros recorridos sin control. 10 segundos de distracción son más de medio kilómetro sin control, y a esto le hemos de añadir los cientos de metros de vía que necesita un tren para frenar a 200 km/h en línea recta.

Debemos recordar que el ferrocarril es el medio de trasporte más seguro que existe, que por cada muerto en accidente de ferrocarril, hay 100 en accidentes de tráfico. Cada 15 días, muere más gente en las carreteras de Galicia, que las que han muerto en este accidente de tren. En el tren, como en el avión, mueren todos juntos en el mismo momento, en la carretera mueran cada uno por su lado y a destiempo. ¿Dónde está la cobertura mediática de los accidentes de tráfico? ¿Dónde las declaraciones de las autoridades por los 3.000 muertos cada año? ¿Dónde las declaraciones de fabricantes de automóviles que superan las velocidades máximas autorizadas por la ley? ¿Dónde las declaraciones de familiares y amigos que nos den cada día una imagen de la envergadura de la tragedia en la carretera? ¿Dónde han ido a parar los trenes tradicionales, que se paraban en todos los pueblos que encontraban a su paso y desatascaban las carreteras?

Cuando el ciclista es un incívico

Por Teresa

Quiero desde aquí expresar mi descontento con los ciclistas que a diario me intimidan a gran velocidad por las aceras. Como usuaria de la bicicleta y amante de este deporte que practico únicamente los fines de semana me gustaría que por parte de las autoridades tomaran en cuenta que por las aceras de Madrid caminamos personas que nos dirigimos a nuestro trabajo, escolares, personas mayores a sus quehaceres o sus revisiones médicas, y últimamente gran número de personas en bicicleta que no respetan la normativa de ir por las aceras a paso de peatón, con el consiguiente peligro para la integridad de éstos.ciclista

Ya que mi trayecto al trabajo me exige ir caminando durante 20 minutos aproximadamente, podría contar una anécdota diaria, algunas han sido verdaderamente peligrosas para mí y no ha ocurrido un accidente por segundos, pero la que más me ha dolido hasta el momento es la que ha tenido por protagonista una ciclista en la calle Bravo Murillo rozando a 5 centímetros a toda velocidad a mi madre cogida de mi brazo que la dejó temblando, mi madre tiene 80 años y por tanto su estabilidad es muy precaria.

¿Hasta cuándo las autoridades van a seguir cerrando los ojos ante este problema provocado por el incivismo de los ciclistas que a diario se dirigen a sus destinos a toda velocidad por las aceras?