Por Carla Tomillo
Soy vegana y tengo muy claro que si algún día tengo hijos les educaré desde el veganismo. Muchos se estarán llevando las manos a la cabeza y empezando a lamentarse por unos pobres niños que, según ellos, crecerán “desnutridos”. Entiendo su preocupación pero no la comparto.
Es cierto que hay que llevar un control de las proteínas que ingerimos, así como de los demás nutrientes necesarios con tal de que no haya carencias, y esto es especialmente importante en la fase de crecimiento de un niño. Pero no estaría siendo fiel a mis principios y no los estaría queriendo tanto como a mi vida si no quisiera para mis hijos la que, para mí, es la mejor decisión que he tomado nunca.
Educar desde el veganismo implica educar desde valores como la compasión, el respeto y la empatía hacia todos los seres vivos de este planeta. Nunca le prohibiría a mi hijo comer una hamburguesa de carne si es lo que él quiere, pero no creo que prefiera comerse a un animalito cuando ha aprendido desde pequeño que eso no es necesario para tener una alimentación saludable.