Por Marta Pladevall Hernández
Es una lástima que en España no sepamos detectar ni valorar a los niños superdotados. En otras sociedades como la judía, archiconocida por ser potencia del mundo a nivel intelectual, no sólo se detectan sino que tienen todo un mecanismo para ayudarles a desarrollar sus habilidades y dejarles ‘ser’.
Un niño dormido sobre su pupitre. (ARCHIVO)
Les apoyan sin bloquearlos, les dejan crecer de manera que no se sientan frustrados ni desmotivados. Mi hijo superdotado tiene 15 años, lleva 5 colegios a sus espaldas y sólo 2 profesores han sabido conectar con él… El resto se lo ha tomado como un desafío en el sentido negativo de la palabra actuando en contra del niño.
En el último colegio que estuvo tuve que oír de la directora que Álex era un niño superdotado ‘malo’, como si existiera una clasificación entre superdotados buenos y malos. Cuando le dije si por favor tenía la amabilidad de ponerme eso por escrito explicándome en qué se diferenciaban y las fuentes de esa clasificación, me respondió que si yo fuera ella quitaría a mi hijo de su escuela… y así hasta llegar a 5 colegios en 12 años.
Álex quiere dejar de estudiar con un CI de 149, ha perdido el interés por impotencia y desmotivación. El 50% de los niños superdotados tienen fracaso escolar. En España hay más de un millón de superdotados, la mayoría no lo saben y muchos acaban con problemas psicológicos. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así?