Por Jaume Font González
Mientras unos siguen caminando rápido y los otros nos entretienen con sus maldades para darnos de qué hablar, la situación en España sigue empeorando. La deuda sigue en aumento y los fondos para las pensiones siguen bajando, si es que aún queda algo para que desaparezca.
Poco a poco van apareciendo más y más corrupciones dentro de la política. Los hay de todas clases: los que han utilizado estas corrupciones para enriquecerse ellos solos y los que las han utilizado para enriquecerse ellos, sus familiares y amigos y al mismo tiempo han financiado a su partido irregularmente. Todo el mundo lo sabe y todo está en manos de los tribunales que siguen sin averiguar nada de nada y parece que estén esperando a que prescriban para acabar con estos casos.
La mayoría han sido efectuados por los palmeros del principal cantante de la banda en funciones, que no es que desafine, es que se ha quedado mudo y no quiere dejar de ser la estrella principal. Sus palmeros le siguen haciendo palmas, aunque cada uno palmea de forma diferente y en lugar de música agradable sale un desafine tan excepcional que no les quedará otro remedio que disolver el grupo. Claro está, después de hacer unas cuantas leyes que les permitan vivir el resto de sus vidas a costa de los que hemos soportado tanto ruido y mientras tanto, el resto de partidos parece que estén haciendo cola para ver quién les sustituye para seguir haciendo lo mismo que ellos unos años más. España se hunde, sálvese quien pueda.