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Entradas etiquetadas como ‘quiebra’

Rescates de autopistas. Y después, ¿qué?

El peaje de Alella, en Barcelona. (JORDI PUJOLAR/ ACN)

El peaje de Alella, en Barcelona. (JORDI PUJOLAR/ ACN)

Por José María García

Las autopistas siempre vuelven. El tema ha estado aparcado por la urgencia del rescate bancario, pero una vez solucionado éste, no hay razón para dilatar el asunto. Eso al menos deben pensar los adjudicatarios de las autopistas en quiebra.

El modelo que parece que propone el Gobierno es el de constituir una empresa estatal que se encargue del saneamiento de estas carreteras fantasma. Esta empresa, una especie de ‘banco malo’ de las carreteras, se encargaría de salvar del desastre a estas ‘pobres’ empresas a costa de los bancos anteriormente rescatados, que tendrían que aceptar quitas  de hasta el 50%.

Los bancos ya sabían que estos créditos a las autopistas eran de dudoso cobro por lo que para liberar los fondos provisionados a tal fin es bastante probable que acepten las rebajas y endosen estos activos tóxicos al Estado y por ende a todos los ciudadanos.

Lo que no queda claro es qué pasaría después. Es evidente que estas empresas están en quiebra por la falta de usuarios y no creo que estemos en el mejor momento para promocionar el uso de carretera de pago.

Las opciones del Gobierno con estas carreteras son bastante limitadas. La opinión más extendida es que el Gobierno planteará una nueva concesión en mejores condiciones económicas para los adjudicatarios. Aunque así fuera, el problema de fondo seguiría ahí: no hay coches.

El gran problema de la crisis en España es la falta de consumidores que puedan acceder a los servicios. Gracias al paro y a los bestiales recortes que estamos padeciendo, los españoles vivimos en una economía de subsistencia en la que nuestra preocupación es la alimentación y poco más.

El gran peligro que corremos los ciudadanos es que para incentivar el uso de estas autopistas de pago, el Gobierno imponga el peaje en todas las que hasta ahora son gratuitas. Ya se tomó esta decisión en Portugal para aumentar la recaudación y además esta fue la propuesta que hicieron al Gobierno las empresas concesionarias de estas carreteras ruinosas.

Solo falta que el Gobierno diga que esto no tendrá coste para los ciudadanos para saber que esta película ya la hemos visto.

La quiebra del sentido común

Por Robertti Gamarra

Transcurrido ya un tiempo desde que se descubrió el fundamento de esta crisis económica, que tanto argumento ha dado a los expertos para verbalizar realidades que incluso desconocían, por lo visto todo se debe al desequilibrio del gasto y la capacidad para asumir los pagos. No es fácil, sin embargo, recorrer los puntos que llevaron a padecer este desgaste económico capaz de acabar con infinidad de buenas iniciativas. En resumen, asumir la quiebra del sentido común es un principio para encarar la posible recuperación.

Por desgracia, los momentos amargos no acaban para las pequeñas empresas. Puedo afirmar con rotundidad que la abrumadora mayoría de situaciones desagradable siempre se impone a las pocas alegrías que dan en estos tiempos las iniciativas comerciales. Pero, de cualquier tropiezo hay que sacar conclusiones positiva. Yo viví en primera persona el inicio de esta crisis, al mando de tres pequeñas empresas. Recuerdo cuando empezó el desbarajuste de los precios, que pronto se trasladó al ámbito de los trabajadores especializados de nuestro sector.

Leía un comentario al final de un artículo del periódico sobre el empleo, donde un lector se quejaba de la acusación infundada, según decía, de que muchos parados no quieren trabajar, de que rechazan el trabajo por considerarlo indigno por la falta de equilibro entre la dedicación o esfuerzo exigido a la remuneración que se ofrece. Yo recuerdo haber vivido la misma situación cuando estalló la burbuja, pero a la inversa. InemEntonces los candidatos a un puesto de trabajo, no la mayoría, rechazaban de plano el compromiso porque no consideraban adecuada la remuneración derivada de las tareas a realizar. Querían cobrar más, y si no lo hacían preferían buscar una oferta mejor en otro sitio.

Analizados desde la lejanía, esos acontecimientos cobran ahora una importancia capital para entender dónde y cuándo se originó todo. Resultó que de repente empezaron a subir los precios de las viviendas, los alimentos, y en poco tiempo esta burbuja se trasladó al ámbito profesional, por lo que empresas como la nuestra se encontraron con la necesidad de cubrir sus plantillas y sin capacidad para hacer frente a los costes. Pero ¿cómo se solucionó eso? Al final ese desajuste derivó en la asunción de compromisos imprevistos que acabaron con los recursos de las empresas, obligándolas a cerrar al no encontrar ayuda siquiera en los bancos.

Esa es la realidad que yo viví aquel entonces. Cuanto más crecían los precios, más necesidad había de subir los ingresos, lo cual obligaba a las pequeñas empresas a contratar por encima de sus posibilidades. Sin embargo, mientras esta situación crecía, empezaron a proliferar los anuncios, sobre todo políticos, de que se estaba viviendo la mejor situación social de la historia, sembrando en la gente la falsa idea de que todo era posible, que adquirir deudas no debía preocupar a nadie, ya que difícilmente se perdería el puesto de trabajo.

Ahora, pasado un tiempo desde el descubrimiento de la realidad que generó la crisis, existe una verdadera posibilidad de que se relajen los precios en todos los sectores, quizá sea ese el principio de la recuperación que tanto falta nos hace.

 

Fútbol: deuda de todos, castigo para algunos

Por Alexandra Santaella Benítez

Son muchas las personas afectadas por esta gran crisis, muchas las casas abandonadas y muchas las deudas no pagadas. Unas deudas que adquieren diferentes significados y diferentes consecuencias dependiendo de su deudor.

Amante, practicante y seguidora del fútbol, escribo desde una visión real, una crítica hacia una cúpula que perdona las deudas millonarias de empresas futbolísticas y condena a pequeñas y medianas empresas que tienen que pagar un 21% de IVA por adelantado de facturas no cobradas. FútbolLa UEFA ya ha condenado a aquellos que gasten más de lo que ingresen sin poder competir la siguiente temporada, como es el caso del Málaga. Constantemente estamos mirando a Europa como ejemplo de una mayor recuperación económica y social. Quizá, sólo quizá, estamos obviando las partes que no nos interesan, dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver.

El Consejo Superior de Deportes calcula que la deuda con Hacienda del fútbol español es aproximadamente de 752 millones de euros. Pero no hay porqué preocuparse, esta deuda se saneará igual que ha sido pagada la de Bankia, Novagalicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia. De hecho, los ciudadanos valencianos ya se ocupan de colaborar con los 118 millones de euros a los que la Generalitat Valenciana tiene que hacer frente por avalar al Valencia CF, Elche CFy Hércules CF.

Ahora todos entendemos la causa real de la crisis que algunos políticos han defendido: “La gente se metió en hipotecas que sabía que no podía pagar”.

 

Paro para los autónomos: una patraña

Por Karla Casillas Bermúdez

Me gustaría dirigir esta carta a todos los autónomos de España, que en su momento creyeron, de manera ilusa, que pasarían a ser ciudadanos de primera categoría al aprobarse la ley que nos otorgaba el derecho a cobrar el paro.

Las cifras oficiales dicen que casi al 70% de los autónomos que solicitamos este derecho se nos deniega por “aspectos técnicos”, y es que a ninguno de nosotros, se nos ha explicado que esto es una monumental y vil patraña. Durante los tres años que mantuve abierto mi negocio de hostelería (en el que invertí todo mi capital) pagué religiosamente mi cuota como autónoma, la cual ascendía a 280 euros mensuales e incluía el concepto de “Protección por cese de Actividad”, que en teoría me daba derecho a pedir la prestación en caso de que mi negocio quebrara.  Al tercer año y debido a la crisis, no solo acabé en números rojos, sino que acumulé una enorme deuda e iniciaron contra mí una demanda de desahucio por impago de alquiler.

ParoEn octubre de 2012, ya con el negocio cerrado por quiebra, comencé a tramitar mi prestación y después de presentar a FREMAP -la mutua que gestiona la concesión de prestaciones- un archivo interminable de documentos para comprobar mi “cese de actividad por causas económicas”, ésta me fue denegada, por segunda y última vez a finales de enero de 2013.

El proceso que tuve que afrontar estuvo plagado de agravios, arbitrariedades y humillaciones. He llegado a la conclusión de que la mutua no hace más que plantear objeciones con la clara intención de que el trabajador autónomo desista de su derecho de cobrar el paro, cayendo en una situación más dramática aun si cabe tras la quiebra de su negocio, lo cual me parece una actitud francamente indolente.

La mutua ha elaborado un ‘manual de quiebra’ que establece una rígida  y poco realista definición de lo que se entiende por quebrar: dos años con un 20% de pérdidas, seguidos por un tercer año con más del 30% de pérdidas. De esta manera, me parece que el paro de autónomos es una tomadura de pelo, pues hay tantas maneras posibles de quebrar, como negocios mismos hay. Y si no, que se lo digan al 70% referido anteriormente. En mi caso concreto quebré en un solo año de manera fulminante.

Tras tres meses de papeleos un empleado de FREMAP me recomendó que “mejor acudiera a los juzgados” pues es a través de esta vía como se resuelven de verdad los casos. ¿Alguien cree que es ésta una buena manera de incentivar a los emprendedores?