Tu blog Tu blog

Este es tu altavoz

Entradas etiquetadas como ‘queja’

Un poco de humanidad a la hora de sancionar en las zonas azules

Por Guiomar María Montero Estravís

Un operario pintando una zona azul en Madrid (Jorge París).

Un operario pintando una zona azul en Madrid (Jorge París).

He estacionado en una calle del centro de Madrid en zona azul. Normalmente utilizo para pagar el estacionamiento una de las aplicaciones móviles destinadas a tal efecto. Nada más aparcar, a las 16:05 he visto pasar a una controladora y he estado a punto de avisarle de que no se molestase en comprobar mi matrícula porque iba a realizar el pago vía móvil, pero como estaba diluviando y no tenía paraguas, he decidido dejarlo pasar y he realizado el pago mientras caminaba hacia mi destino. El ticket se ha validado correctamente a las 16:06.

Cuando al volver al coche una hora y media después, cuál no será mi sorpresa al encontrarme una sanción. Lógicamente he pensado que igual se me había pasado la hora (por un par de minutos como máximo) y cuando voy a proceder al pago de los 4€ correspondientes a tamaña perversidad, observo que es una sanción no anulable y al fijarme en la hora compruebo ‘ojiplática’ que esta es de las 16:07, es decir, dos minutos después de haber estacionado y un minuto después de haber validado mi ticket.
Evidentemente, la sanción me la van a retirar, pero quería llamar la atención sobre el hecho de que en dos minutos no te da tiempo ni siquiera de sacar el ticket en el parquímetro, y si hay cola, como sucede a menudo, ni siquiera con 10 minutos llegas, porque hay gente que se equivoca y tiene que volver a empezar.

El mío no es un caso aislado, hace cosa de un mes a mi hermano le sucedió lo mismo, con el agravante de que le pusieron una multa mientras iba a por cambio para el parquímetro y había dejado a sus tres hijos dentro del coche. Yo por mi parte voy a poner una reclamación al ayuntamiento y animo a la gente a que haga lo mismo, a ver si nos empiezan a tratar con un poco de humanidad.

El caos de las oposiciones a profesor

Por C. M.

Oposiciones al cuerpo de maestros.

Personas opositando al cuerpo de maestros. (ARCHIVO)

Soy profesora de secundaria en Andalucía. Interina, pero profesora. No sé cómo calificar mi estado de ánimo en estos últimos meses: espantada, harta, menospreciada, ninguneada, etcétera, respecto a la consideración de nuestros representantes políticos. Me callo lo que de verdad les diría cada vez que pienso en el calvario que nos hacen pasar ustedes una y otra vez con este sinsentido de sistema de oposición que te obliga a examinarte de algo que ya aprobaste. Te preparas concienzudamente durante meses; inviertes dinero, tiempo, esfuerzo y energía que le restas a tu familia y a tu bolsillo; apruebas, incluso con nota, y empiezas a trabajar, tal vez a 200 km de tu casa. Y a los dos años otra vez a examinarte de lo mismo. ¡Pero si yo esto ya lo aprobé! Vuelta a empezar: invertir dinero, disponer de menos tiempo, menos espacio en mi cabeza para retener 70 temas que nada tienen que ver con mi trabajo en las aulas, claustros, tutorías con familias, formación, etc.

Y mientras tanto ustedes, desde sus sillones, mareándonos con cambios de ley, temario y fecha de examen pero eso sí, sin confirmar nada hasta última hora, creando en nosotros un continuo estado de alerta, desazón y estrés. ¿Cómo es que saben ustedes tanto? ¿Entran en nuestras aulas? ¿Ven nuestro trabajo? ¿Quién de ustedes ha sido docente? ¿Demuestran ustedes un año tras otro que son válidos para sus puestos? ¿Serían ustedes capaces de poner un poco de cordura y sentido común en todo esto? ¿Cómo es posible que no vean lo que a los ojos de todo el colectivo educativo es obvio? ¡Ah! Claro, lo olvidaba. Como la realeza, no hay más ciego que quien no quiere ver.

Pues yo no sé cómo explicarle a mis hijos que me tengo que ir a la biblioteca para estudiar de nuevo lo que ya aprobé ni a mis alumnos que no he podido corregir todavía sus exámenes. Y, ¿cómo les explico a ustedes que la educación es la base de un país y que ustedes no están apostando por ella?

Peleas de pobres

Por Luis Azorín Vera

Estación de Cercanías en Madrid.

Tren de Cercanías en la madrileña estación de Santa Eugenia. (GTRES)

Para ir a trabajar, cojo todos los días el tren de cercanías desde un barrio periférico de trabajadores de Madrid. Casi siempre va lleno y no es fácil entrar, aunque peor es en las siguientes estaciones, en las que algunas personas deben quedarse esperando al siguiente tren.

Allí son frecuentes las peleas, que incluso a veces acaban en insultos, entre los de dentro y los de fuera. En cambio, en esos momentos, es muy raro que a alguna persona se le ocurra señalar a los responsables de esta situación, a quienes gestionan un sistema de transportes insuficiente que ha ido empeorando en los últimos años por los sucesivos recortes.

Apostaría, que entre todas las personas que a diario nos encontramos en esa situación, una parte mínima, al menos, coge su móvil y pone una queja en la web de Cercanías o del Consorcio de Transportes.

Me interesa esta situación porque la vivo casi todos los días, pero también porque es un reflejo de la sociedad en la que vivimos y de la forma que tenemos de afrontar muchos otros problemas. Y es que al final, las peleas de pobres sólo sirven para perpetuar situaciones de injusticia.