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Centralizar la sanidad

Por Rafael Ayala Marín

Últimamente, se está dando en Córdoba algo que, si bien, por un lado puede ser una medida de ahorro positiva para la sanidad y organismos públicos, por otro lado, puede ocasionar un cierto trastorno a los ciudadanos en general.

Me refiero a la apertura reciente del Centro Sanitario Castillo del Pino, en la barriada del Arroyo del Moro, conllevando el cierre de centros como el de Colón o el de la Avenida de América.119363

Ignoro la opinión de los demás ciudadanos, pero pienso que centralizar la sanidad en un solo edificio o zona, llevaría consigo una incomodidad mayor al tener que desplazarnos a una distancia mayor. Evidentemente, no es lo mismo tener el médico en cada distrito o zona a un paso, que llevarlo todo a una parte concreta de la ciudad, aunque ello suponga supresión de gastos.

Evidentemente, es difícil compatibilizar ambas cosas. No todo en este mundo se puede conseguir. Sin embargo, invito a la reflexión acerca de este tema y a ver si buscamos entre todos una solución que satisfaga a la población en general, aunque reconozco que es compleja.

Me preguntan si veo eficiente el gasto en bibliotecas…

Por Iñaki González Moreno (auxiliar de biblioteca)

No sé muy bien qué contestarles, pero les hablo de la madre que pregunta por libros de matemáticas básicas porque en su tiempo no tuvo la oportunidad de estudiar; del joven que busca novelas en inglés porque ha decidido irse al extranjero; del estudiante que busca libros sobre arquitectura en la Comunidad de Madrid para hacer un trabajo; del padre que enseña a leer a su hija en la sala infantil; de las personas que echan de menos su tierra y buscan información sobre sus orígenes; del futuro médico de ocho años que se sienta allí a leer libros de anatomía para niños; del chico que viene a estudiar con sus amigos y mira de reojo a la chica de enfrente; del parado que viene a conectarse a internet para buscar un empleo; de la gente que devora las novelas simplemente porque les hace feliz leerlas o les ayuda a desconectar, por un momento, de su situación.Biblioteca

Les hablo de un lugar que reúne al chaval tatuado al que hay que explicar que no puede entrar sin camiseta con el señor del polo de color claro y pelo engominado. ¿Es todo esto eficiente? No sé muy bien a qué se refieren. O a lo mejor lo sé demasiado bien. La sensación que me da es que este lugar donde gente tan distinta es tratada por igual les asusta.

Seguramente esa es una de las razones poderosas por las que están dejando que las bibliotecas se apaguen. Les sobran este tipo de lugares. Luego tendremos que aguantarles hablando de cultura, ciencia, educación y cohesión social con cara de preocupación.

Y llegó el gran problema: ¿a qué cole le llevo?

Por Sara Mª Dapía

Por estas fechas, los padres de los niños que ya han cumplido o van a cumplir tres años se encuentran con el mismo dilema, ¿qué colegio elijo para mi hijo? Este año me ha tocado mí. Recuerdo, justamente hace un año, cuando algunas de mis compañeras de batallitas infantiles que se encontraban en esta situación me decían que la elección del centro escolar les quitaba el sueño. Entonces me parecía una exageración, pero ahora soy yo la que sufre de insomnio.

Por suerte, en nuestro barrio tenemos una amplia variedad de colegios entre los que escoger, aunque esto no hace más que acrecentar las dudas. ¿Público o concertado?, ¿bilingüe o no?, ¿religioso o laico?,… Un sinfín de preguntas a las que ahora con la ley por la que en la Comunidad de Madrid todos los colegios públicos que así lo deseen pueden solicitar el cambio de jornada, siempre y cuando lo apruebe el Consejo Escolar, debemos añadir otra igual de importante: ¿jornada continua o partida? A todos estos interrogantes tenemos que unir las opiniones y comentarios de otros padres; comentarios que más que ayudarnos aumentan nuestra indecisión. Nunca llueve a gusto de todos y lo que para un padre resulta la panacea educativa para otro carece de valor.

Por si fuera poco a esto hay que sumar las jornadas de puertas abiertas de los colegios públicos y las entrevistas individuales en los concertados, que en muchos casos tampoco resultan demasiado clarificadoras, puesto que los encargados de dar las charlas o hacer las entrevistas, lejos de “venderte” el centro y hacerlo atractivo a la vista de un padre, te incitan a que salgas corriendo. Por ello debemos hacer un gran ejercicio de abstracción, intentar ser objetivos y no dejarnos llevar por la impresión que nos causan estas personas, que quizás no hayan sido los más adecuados para realizar estas tareas.

En claseMi consejo, ante la dificultad que entraña esta elección, es que no la hagamos a la ligera y que siempre y ante todo pensemos en lo que realmente importa, la educación de nuestros hijos. Para ello os planteo que reflexionemos principalmente sobre estos tres aspectos:

– En primer lugar, y lo que yo considero primordial, ¿qué tipo de educación quiero para mi hijo? Para ello debemos conocer el Proyecto Educativo de cada centro (PEC). En este documento cada centro responde a las siguiente preguntas: ¿quiénes somos?, ¿qué queremos?, y ¿cómo nos organizamos? Además debemos indagar y comprobar que todo lo que se recoge en el papel se cumple en la realidad, para ello podemos pedirles que nos expliquen cómo se concreta todo esto (sus finalidades, sus objetivos curriculares, etc) en la práctica. Una vez que tengamos esta premisa clara el resto de argumentos que nos llevarán a nuestra decisión final serán más sencillos.

– En segundo lugar debemos preguntarnos si nos lo podemos permitir económicamente. Es triste pero es así. La diferencia entre los gastos que implican un colegio público y uno concertado es sustancial y con los tiempos que corren podemos vernos obligados a renunciar a un colegio que nos gusta porque no lo podemos pagar.

– Y en tercer lugar tenemos que preguntarnos qué colegio nos permite una mayor conciliación de nuestra vida laboral con nuestra vida familiar, en lo que se refiere a los horarios y a la distancia. Tenemos que intentar conseguir una mayor calidad de vida para nosotros y nuestros hijos.

A partir de aquí, podemos analizar otros aspectos más superficiales como, por ejemplo, las instalaciones, el funcionamiento del comedor o el número de actividades extraescolares que oferta. Estos aspectos tendrían que ayudarnos a poder elegir entre dos colegios que nos gustan y que cumplen los requisitos anteriores, pero nunca deberían ser la base fundamental de nuestra decisión ya que no contribuyen de forma directa en la educación de nuestros hijos.

Espero haber sido de ayuda a alguno de los padres que se encuentran en esta situación y sólo me queda deciros: ¡Buena suerte y buena elección!