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Entradas etiquetadas como ‘proteccion’

¡Queremos acoger a los refugiados!

Por Cari Maroto

Familia de refugiados en Grecia (OXFAM INTERMÓN)

Acabo de leer la entrevista que hizo 20 minutos a Ahmad, joven refugiado sirio que ha encontrado protección y acogida en España, y podrá reanudar sus estudios.

Cientos de organizaciones se han unido por primera vez en Madrid ante la pasividad del gobierno. No podemos dejar que Ahmad, Cheija, y las personas refugiadas sigan viviendo en el horror, en condiciones inhumanas y arriesguen sus vidas en el mar, mientras Europa y España se convierten en una fortaleza y limitan el derecho de asilo.

La ciudadanía queremos acoger ya. Es urgente. Tenemos que decirlo alto y claro y exigirlo al gobierno de España y a la Unión Europea. ¡Respeten sus derechos humanos! ¿A qué esperan? Si los gobiernos no actúan, nosotros seguiremos saliendo a las calles, ¡no os quedéis en casa!

 

Un debate sobre la acogida familiar

Por Enric Barrull

Madre biológica de Juan Francisco (Cedida).

Madre biológica de Juan Francisco (Cedida).

La decisión del juez es, en el caso de unos padres a los que ha obligado a devolver al niño que tenían en acogida desde hace 4 años, de manual, y el episodio refuerza la convicción unánime entre los expertos de que los menores en desamparo deben vivir en familias de acogida, por mucho que la atención en las residencias de menores haya mejorado sustancialmente. Así lo prevé la reforma de la Ley de Protección de la Infancia de 2015, pese a lo cual todavía hay unos 18.000 menores institucionalizados en España.

Una familia les ofrece el entorno mejor para su desarrollo mientras, por alguna circunstancia, sus padres biológicos no pueden hacerse cargo de su cuidado. La vuelta con ellos tiene aspectos amargos, como cualquier despedida, pero esa es la finalidad y la medida del éxito del proceso.

Es una experiencia enriquecedora para todas las partes, siempre que quede claro que el interés del menor es el bien supremo a tutelar.

 

¿Quién protege a los mayores de 30?

Por Cristina Ballester Martínez
Oficina del INEM.

Dos personas en una oficina del INEM de Madrid. (EFE)

Soy una mujer de 33 años licenciada en Periodismo. Desde pequeña se me ha inculcado el valor que la formación académica tiene en el mercado laboral, por eso acabado el colegio la universidad era la parada obligatoria. Con mi título bajo el brazo trabajé algunos años en departamentos de comunicación y medios. Sin embargo, fui la primera en irme a la calle cuando los datos económicos comenzaron a empeorar.

Siguiendo la pauta que se me había dado en mi más tierna infancia continué formándome para conseguir un empleo. Sin embargo, he descubierto que la educación que se me dio choca frontalmente con lo que hoy se valora en esta sociedad.
La ley no me considera lo suficientemente mayor ni ya tan joven como para recibir cualquier tipo de ayuda. Carezco de discapacidades y, por aquello del sentido común, no tengo hijos que no pueda mantener. Engordar las filas del INEM ha hecho que viva con mis queridos progenitores, ya que nunca me ha alcanzado el sueldo para un piso propio. Y a estas alturas del camino, agotando los últimos meses de paro, y sin que mi teléfono suene a pesar de las miles de acciones que llevo a cabo para conseguir un empleo, me veo desprotegida.
Me siento ciudadana de segunda, o incluso de tercera, al saber que no cumplo ninguno de los requisitos para ser beneficiaria de una de las ayudas económicas que nuestro gobierno otorga. Aún peor me hace sentir el que los trabajadores de las administraciones públicas me insinúen, cada vez que pido información al respecto, que al tener padres no tengo derecho porque se supone que ellos se hacen cargo de mí.
¿Dónde está escrito, en la Constitución o cualquier otra norma legal, que el Estado puede darme de lado? Es más, ¿cómo puede sentirse una mujer de 33 años que ha cotizado, ha trabajado y desea volver a hacerlo, pidiéndole a sus padres jubilados dinero?
Entiendo que hay situaciones complicadas, que hay que proteger a los niños y a los mayores. Sin embargo aquellos que hemos nacido y crecido en este país, los que no nos hemos endeudado por encima de nuestras posibilidades, que nos hemos formado, que hemos tenido el sentido común de no ser madres solteras, los que hemos luchado por un trabajo digno, que nos esforzamos a diario, todas esas personas como yo no tenemos derecho a subsidios, ni a ayudas de emergencia, ni a planes de empleo. Entonces a nosotros, ¿quién nos protege?

Quiero ir a la cárcel, hay médico gratis

Por Marga Alconchel

Una noticia humana sobresale en toda la vorágine de titulares repetidos entre política y masacres terroristas. Según The Financial Times, hace años que en Japón los ancianos cometen pequeños robos para que les lleven a la cárcel. No son grandes cosas, no hay violencia. Simplemente es la causa que necesitan para que les lleven a la cárcel, donde tienen asistencia médica gratuita. La noticia parecería casi una broma si no escondiera una realidad detrás: el 40% de los mayores de 60 años viven solos, los ingresos son bajos y el país es caro.
 
Más de la tercera parte de los hurtos (el 35%) son reincidentes, y no poco: en 2013 el 40% de ellos robaron más de seis veces. Comparado con 1991, una época de bonanza económica, han aumentado un 460%.
 
Imagen del interior de una cárcel (ACN).

Imagen del interior de una cárcel (ACN).

Es un síntoma de una sociedad (la moderna) en la que se estima que hacia 2060 casi la mitad de su población tendrá más de 60 años. Los estándares de vida actuales, los sistemas laborales y la poca protección a las capas no productivas de la sociedad (niños y mayores) están empujando a muchas personas a buscar soluciones desesperadas.

 
Porque ha de ser desesperante que la única solución para tener techo y comida cuando se han cumplido 60 años sea estar en la cárcel. Puede parecer una peculiaridad de la sociedad nipona, pero es un síntoma de lo que puede ocurrir en cualquier lugar.
 
La obsesión por hacer negocio con lo que sea, convirtiendo la salud en un producto más, es contraproducente. No sólo a nivel humano, por el desasosiego y el desamparo. No sólo a nivel social, por el abandono descarnado sobre aquellas personas que trabajaron durante décadas en la creación del status que tenemos todos. También a nivel poblacional: un colectivo empobrecido y enfermo consolida una sociedad y un país empobrecido y enfermo.
 
Los hospitales y la asistencia médica en sí misma, tiene un costo elevado. Las industrias farmacéuticas invierten muchísimos recursos en conseguir fórmulas y productos que mejoren la salud. Las empresas que fabrican maquinaria médica también han de pagar salarios e impuestos. Todo ese coste ha de ser cubierto, lógicamente. Pero hay un punto en que deja de ser beneficio razonable para entrar en usura.
 
No se puede etiquetar la salud, que no deja de ser vida, como un negocio. Un Estado debe proteger la vida de sus ciudadanos, porque ellos son la razón de ser de un Estado. Ningún país existiría, por definición, si no tuviera personas. Por tanto, las personas son lo principal, y han de estar protegidas por las instituciones a las que entregan sus impuestos y en las que delegan la gestión de las cuestiones públicas.
 
Los presupuestos han de contemplar el gasto sanitario como un coste de mantenimiento del país, no como un gasto por culpa de los enfermos. Gastar (invertir) en la salud de la población implica, en poco tiempo, que las cifras se reduzcan porque la población está sana. Mercadear con la salud, privatizar lo que se levantó con el dinero de todos, cerrar hospitales…  es poner el primer motivo para que nuestros mayores (que no son de Japón) empiecen a robar manzanas en los mercados.

Confiemos en los jóvenes para acabar con la violencia machista

Por Luis Fernando Crespo

Imagen de la primera marcha estatal contra la violencia machista (J. J. Guillén/EFE).

Marcha contra la violencia machista (EFE).

En enero de 2016 cinco mujeres han perdido la vida como víctimas de violencia de género. La urgencia de la noticia no puede hacer que nos olvidemos de las que cayeron antes.

El Ministerio de Justicia a través del Registro Central para la protección de víctimas de violencia doméstica y violencia de género, en el que se inscriben las víctimas con orden de protección o medidas cautelares, señala que en lo referente a este tema, en el año 2014, las víctimas (mujeres) fueron 27.087, los denunciados (hombres) 26.987, las 13 infracciones penales previstas sancionaron 29.374 delitos (87 homicidios) y 2.113 faltas, las 14 medidas cautelares penales y las 11 cautelares civiles se aplicaron en 62.555 y 20.601 ocasiones respectivamente.

Estas cifras nos aproximan a la complejidad del problema, pero no deben desanimarnos, pues también nos señalan que existe un esfuerzo continuado de la sociedad española para combatir esta lacra; entre 2011 y 2014 las mujeres víctimas han disminuido un 15,99%, los denunciados son un 16,04% menos, las infracciones penales han caído un 17,6% y las medidas cautelares penales lo han hecho en un 15,95%.

No voy a negar la trascendencia y el significado de cada víctima mortal, sin embargo, deberíamos darnos una oportunidad como sociedad, de analizar qué estamos haciendo bien y potenciarlo, sabiendo que las consecuencias de la alienación y el conflicto, entre personas individuales, no siempre pueden preverse por el grupo, sigo confiando en la educación de los jóvenes como la mejor política preventiva posible.

 

Stop al tiro de pichón

Por Yolanda*
Tiro de pichón

Cazador practicando el tiro de pichón (F. GONZÁLEZ)

El tiro de pichón consiste en lanzar palomas y codornices a mano o mecánicamente, mientras los escopeteros esperan para dispararles al vuelo. Algunas aves mueren del propio disparo y caída, otras son rematadas a golpes después y otras tantas quedan en el suelo agonizando hasta morir.

Las leyes de protección animal prohíben esta práctica, al igual que prohíben las peleas de perros o de gallos. Pero al mismo tiempo, abre la posibilidad de que las autoridades competentes concedan licencias como excepción. Lejos de ser excepciones, son actos que repiten semana tras semana en toda España. ¿Es esto una excepción?

Este tipo de prácticas suponen un maltrato animal se mire por donde se mire: animales criados en granjas dentro de jaulas sucias y rodeados de infecciones, que solo salen de esas jaulas para morir de la peor forma. Siendo abandonados malheridos, los animales quedan fuera de las leyes de protección animal, otra ley más que los cazadores se saltan impunemente.

Por ello, pedimos ayuda contra esta barbarie, que solo en tiradas oficiales se lleva al año 250.000 palomas y 200.000 codornices.

*En representación de la asociación Mis Amigas las Palomas:

Sin pensar en las consecuencias

Por Francisco Jesús Puente

Duques de PalmaAhora resulta que la infanta Cristina pide que se guarde la intimidad de sus hijos. No lo pensó antes de que ella y su marido se metieran en un berenjenal de narices, robando dinero para vivir como reyes a costa de los tontos de turno, que somos los ignorantes —se creen ellos— del pueblo de a pie.

¿Quién guarda la intimidad de muchos niños que tienen padres en las cárceles por simplemente robar para comer, por necesidad, o porque los bancos les echan de sus casas por no pagar las hipotecas? Esos niños a los que luego sus propios amigos o compañeros repudian porque sus papás son chorizos de poca monta en comparación con lo que roban estos personajes. Lo siento porque son niños, pero ¿por qué antes de pedir clemencia para ellos no piensan en las consecuencias de lo que conlleva robar a un pueblo indignado? Estamos hartos de tanto chorizo de guante blanco y estamos pagando las consecuencias de todo lo que roban estos papás de niños famosos. Por culpa de ellos España está en quiebra.

Los niños y el tabaco

Por Fernando Guerrero Barrio

El próximo 31 de mayo se celebra, como es habitual, el Día Mundial sin Tabaco. El éxito de la ley antitabaco es un hecho: más de un millón de personas han dejado de fumar, aunque un 24 % todavía fuma. Pero los niños fumadores pasivos han visto cómo no les respetan su espacio, es muy fácil ver a padres y madres que fuman en su presencia en los parques, puertas de los colegios, en el coche, paseando por la calle, en la playa o en casa. C:UserslbelenguerPicturesTU BLOGnt0001.JPG

Son cuantiosos los efectos nocivos que produce el tabaco en la salud de los niños. Por ejemplo, existe un mayor riesgo de infecciones durante el embarazo y la lactancia, partos prematuros, la pérdida de peso al nacer. Además, en los niños menores de dos años de edad aumenta la posibilidad de desarrollar enfermedades respiratorias, bronquitis, neumonía, asma y también otitis, enfermedades que padecerán toda su vida, así como la adicción al tabaco, pues los niños que conviven con fumadores son más propensos a adquirir este hábito.

Los efectos del tabaco en los niños son muchos, pero la falta de responsabilidad de los padres y del Gobierno es aún mayor por no establecer medidas de prevención que eviten que nuestros hijos sufran las consecuencias, se inicien en este hábito y no sean algún día una de las más de 50.000  personas que mueren al año por el tabaco. Siempre se ha dicho que “queremos lo mejor para nuestros hijos”. Si como fumador no valoras lo suficiente tu vida, al menos protege y respeta la de tu hijo. Por favor, no fumes en su presencia. Él no puede elegir, tú sí.