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Entradas etiquetadas como ‘participacion’

La proliferación de las carreras sexistas

Por Lidia Arribas

Carrera de la mujer en Gijón (Carrera de la mujer).

Carrera de la mujer en Gijón.

Últimamente proliferan las carreras para mujeres y yo, corredora popular desde hace muchos años, no acabo de entender el motivo que lleva a los organizadores a vetar la participación a los hombres.

No estoy dispuesta a participar en esta prueba, cuya base es la discriminación por sexo y aumentar los beneficios de unos pocos, encubierto en carreras benéficas.

 

Todo era mentira

Por Ángel Villegas Bravo

La atleta palentina, Marta Domínguez, durante su participación en Londres 2012 (EFE).

La atleta palentina, Marta Domínguez, durante su participación en Londres 2012 (EFE).

En mi casa, cuando competía, todos nos reuníamos alrededor del televisor, ilusionados, seguros de presenciar un derroche de esfuerzo, de pundonor, de entrega. A medida que la prueba avanzaba, empezábamos a ponernos en pie, a lanzar exclamaciones, a animar, como si estuviéramos en el estadio: ¡Vamos, Marta, vamos, Marta!

Al final, el júbilo, los abrazos y los elogios; la celebración, como si Marta fuera de la familia; era de la familia, de la familia de los que amamos el deporte y admiramos a los que lo dan todo, triunfen o no, pero dejándose la piel. Y Marta era así, creíamos que era así.

Ahora sabemos que todo era mentira, que Marta nos ha engañado, ha engañado a todos los que la seguíamos con devoción, ha engañado a sus compañeros atletas y les ha robado prestigio y, tal vez, la oportunidad de algún triunfo a los que competían limpiamente, sin trampas.

En lugar de recurrir (otra vez más)  debería pedir perdón a todos los que nos sentimos engañados, a todos sus compañeros deportistas, y darnos, al menos, la oportunidad de perdonarla, de sentir que está arrepentida. Y debería tener un gesto: devolver todo el dinero que se ha embolsado injustamente, incluido su sueldo de senadora.

 

No estamos contentos con nuestro trabajo

Por A. Cases Monge

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Grupo de personas en su trabajo (ARCHIVO)

Los jóvenes que estamos en edad de trabajar y tenemos “la suerte” de poderlo hacer, no nos sentimos afortunados ni estamos contentos con nuestros trabajos. La mayoría ocupamos puestos de trabajo por debajo de nuestra formación, cobrando sueldos miserables, ahora el mileurista es el rico de la pandilla. Pero el dinero no es el problema, el problema es el sistema empresarial y cómo se trata al trabajador.

Eres una pieza más del engranaje que en cualquier momento se puede sustituir. Trabajar con esta sensación acaba en desmotivación e indiferencia, ahora se le llama zombificación laboral o despido interior. Huyes del compromiso, pasas por alto la participación, escapas de tu equipo y te resignas a malvivir en un entorno productivo con el cual has construido una relación insatisfactoria, después de una prolongada y variable secuencia de vivencias laborales negativas.
Porque somos jóvenes nacidos a la era digital donde todo se comparte y todo el mundo tiene voz y voto, por eso no podemos encajar en este tipo de empresas. ¿Qué nos queda? Aceptarlo y morir en vida trabajando, ir cambiando de trabajo o intentar cambiarlo desde dentro.
En Barcelona hay una empresa donde no tienen horario ni jerarquías, trabajan por objetivos y la felicidad del trabajador es primordial para la empresa. Los trabajadores se implican y se sienten parte de la empresa. ¿No es mejor tener un empleado que haga 25 horas semanales, cumpla los objetivos y sienta que la empresa en parte también es suya?
Este sistema funciona, está comprobado. Entonces ¿por qué solo hay una empresa en todo el Estado que sea así? ¿Os imagináis qué tipo de sociedad seríamos yendo contentos a trabajar?

A picotazos contra los intrusos

Por Pedro Serrano

Apenas han nacido y ya los quieren matar. Cuando acampaban indignados en las plazas de España, los observaban con cierto desprecio y conmiseración. Y decían de ellos que si querían cambiar las cosas que lo hicieran desde la política, que ese era el camino y no la protesta por la protesta sin ofrecer soluciones alternativas.

Pues bien, les han hecho caso. Se han organizado, se han constituido como partido político, ofrecen soluciones, la gente les piensa votar generosamente y, en lugar de recibirles con un saludo de bienvenida a la participación democrática, los están desplumando a picotazos lo mismo que cuando una gallina nueva entra en corral ajeno. Un corral agresivo donde los dos principales grupos de gallinas -que ya no ponen huevos, sino que más bien los tocan- no están dispuestos a que unos desarrapados les arrebaten los privilegios cortijeros que de forma alternativa han venido disfrutando.

Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez.

Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. (ARCHIVO)

Tanto miedo hay en el gallinero político que los cacareos contra los intrusos aumentan en la misma medida que lo hacen las encuestas sobre intención de voto a favor de estos últimos. Tanto miedo tienen unos y otros al “síndrome de la coleta” que incluso ya están pensando en una coalición para evitar una desestabilización del sistema si los novatos llegaran a tener opciones de gobernar. Supongo que cuando dicen “sistema” se refieren a su sistema bipartidista de alternancia en el poder, porque lo que es el otro ya hace tiempo que lo desestabilizaron ellos solitos.

Viva la zona 20

Pedro Mendoza Gonzalo (Madrid)

Son las 8 de la mañana. La ciudad, en ebullición. Las chicas y los chicos del futuro, con una sonrisa gratuita, nos regalan el 20minutos, el diario de papel más leído en España. Esto es arte. Cuando veo a estos centinelas del nuevo día con kilos de diarios en la mano me devuelven la esperanza de que, por encima de todas las crisis, el pueblo trabajador y madrugador vencerá. Sus castas dirigentes, por cierto, nunca han dirigido bien nada más que sus privilegios. Ninguna “clase dirigente” ha liberado a sus pueblos, únicos protagonistas de todo progreso colectivo. Mientras millones de humanos desafiemos con esta dignidad el absurdo de levantarnos cada mañana de la cama, hasta los mercados trileros pueden temblar. Pueden incluso algún día hasta “irse a la eme”, porque otra cultura superior –la del trabajo justo y creativo- los habrá puesto en su sitio. Por cierto, ¿se le podría dar más espacio a los lectores, al “pueblo”? (más cartas, no más largas). Viva la zona 20.