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Entradas etiquetadas como ‘pareja’

Mujeres menospreciadas

Por Nieves Correas

Pareja insatisfecha (Mejor con salud).

Milagros, una mujer de mi quinta y de mi entorno, ha decidido separarse. Su cónyuge entra en la categoría de lo que la gente juzga “un buen marido”, pero mi amiga no puede más. Está harta de que el susodicho no la mire, no la escuche, la ningunee, no la considere digna de atención

No cabe duda de que mantener el entusiasmo después de cuarenta años de convivencia es prácticamente imposible, pero de eso a convertir el matrimonio en un páramo donde todo es indiferencia y desdén, hay un abismo.

A veces, mi amiga ha intentado infundir en su marido algún sentimiento o alguna emoción, pero no lo ha logrado. Este pobre hombre, en todo lo que atañe a ella, es como una piedra berroqueña imposible de horadar.

El último acto de esta tragicomedia ocurrió hace unos días en un evento. Milagros, ansiosa de tener un recuerdo, le pidió al indiferente que inmortalizara al grupo de amigas con su teléfono móvil. Y él, cual un vulgar patán, la dejó fuera del encuadre (estaba en un extremo) y Milagros no salió en la fotografía.

El compromiso de fidelidad es una fantasía

Por Rodrigo Solís

Una mujer besando (Gonzoo).

Los labios de una mujer (Gonzoo).

Una pareja decide contraer nupcias. Se pacta fecha para el evento, se prepara la iglesia para la ceremonia religiosa y el local para celebrar la fiesta. El siguiente paso es la despedida de solteros. El hombre se marcha con sus amigos a un destino desconocido. La mujer, a la playa con sus amigas. Justo en esa fecha, el matrimonio más famoso del mundo, anuncia su divorcio a la prensa. En realidad, a nadie le importa mucho. Las celebridades cada día son menos populares desde el instante en que los mortales empezaron a tener acceso a sus cinco minutos de infamia en la palma de la mano.

Tememos y condenamos al estado islámico por sus actos barbáricos, pero nos parecemos a ellos más de lo que creemos. Observamos indignadísimos en la pantalla imágenes y vídeo de la fiesta de despedida: la futura novia se besa con un hombre. En las redes sociales aún no existe la opción “lapidar”, pero lanzamos insultos y burlas más filosas que las piedras. La presión social acorrala al novio y le obliga a cancelar el compromiso de boda.

¿Por qué? Siendo justos, ella no incurrió en ninguna falta. Las despedidas de solteros, no nos engañemos, son el buffet al que asistimos antes de comenzar una dieta que durará (en teoría) toda la vida. Si no es así, para evitar malos entendidos y penosas rupturas, deberíamos cambiarle el nombre a, por ejemplo, “otra aburrida fiesta con amigos”.

Enfundado en el traje del abogado del Diablo, si me permiten agregar, el compromiso de fidelidad en pareja es una fantasía tan grande como una catedral. Más temprano que tarde, alguno de los dos caerá en la tentación de sentir o imaginar entre sus brazos a otro cuerpo distinto al que juraron exclusividad. Nos ahorraríamos millones de pesos en juzgados, abogados y demandas (y escarnio público), si nos enfocáramos en descifrar si poseemos la capacidad del perdón antes de prometer algo contra natura.

Se te va a pasar el arroz

Por Estefanía O.

Una mujer ríe satisfecha y feliz (Gtres).

Una mujer ríe satisfecha y feliz (Gtres).

Las mujeres solteras seguimos así por muy diversos motivos. Algunas porque así lo han querido siempre, otras porque la vida así se lo ha deparado y muchas más las que vivimos pensando en lo maravilloso que resulta sentirse libre. Y es que la falta de ataduras muestra, aunque muchos no lo vean así, la madurez intelectual más preciosa que puede existir.

Me he dado cuenta de que existe un cierto consenso entre las familias tradicionales de nuestro país de enjuiciar rápidamente a la mujer soltera y ver en ella a una paria. Por suerte, la sociedad ha avanzado mucho y son cada vez más las mujeres que deciden ser solteras, y son muchos los padres que aceptan y se resignan al contemplar cómo la niña de la casa decide seguir siendo un pájaro solitario que hace lo que le viene en gana.

Ya desde muy niña he amado la soledad y la libertad. Los libros han acompañado mis horas y me han llenado de felicidad. Y creo que, si en algún momento me enamoro de alguien, ese momento y ese alguien debe estar impregnado de aquello que más admiro en este mundo: la sabiduría. Si llega ese alguien cargado de sabiduría y libros acumulados a su espalda, me enamoraré. Porque sólo un libro humano puede vencer mis resistencias. Y creo que el arroz no se pasa nunca. Siendo el amor un sentimiento atemporal e infinito, a buen seguro que puede llegar en cualquier momento de la vida. O puede no llegar nunca.

Hay muchas razones para seguir soltera y también son muchas las razones para querer no seguir soltera. Lo que jamás va a determinar los sentimientos hacia mí misma y los juicios de valor que yo pueda formularme es una frase tan vacía y anodina como «se te va a pasar el arroz«.

La mujer siempre ha puesto límites a su propia libertad, se ha cortado las alas y ha querido amputar las posibilidades que el género masculino siempre ha contemplado. Estoy y quiero ser soltera y, hasta que me muera, voy a hacer lo que más, mejor y mucho pueda y quiera.

 

El machismo entre los adolescentes

Por Candela Martínez Doceda

Pareja.

Imagen de una pareja paseando. (ARCHIVO)

Leí hace poco en la sección de cartas de los lectores de este periódico un texto que aludía a la necesidad de “prevenir desde la educación el dominio y el control que ejercen los adolescentes sobre sus parejas”. Lo cierto es que no podría estar más de acuerdo; lo incierto es que esta “lacra” no es que pueda continuar en la madurez si no se educa, es que aunque se haga, continuará existiendo.

Solamente cuando se reconozca la existencia del patriarcado y la necesidad de feminismo como herramienta de reconstrucción de los pilares sociales (lo cual dudo debido al factor de repelencia que, no entiendo todavía porque, arrastra dicha palabra), estas jóvenes seguirán viéndose ensañadas por su pareja machista. Y si no es suyo el golpe, lo será de cualquier otro que se vea apoyado por una cultura de desigualdad masiva.

La abrumadora simplicidad de la realidad

Querido desconocido:

En pleno auge del pesar y la rabia brutalmente contenida en mi persona escribo estas líneas sin más motivo que la empatía de quien las lea. En ellas no voy a andarme por las ramas y voy a mostrarle sin más la abrumadora simplicidad de la realidad que me ha tocado vivir que, precisamente por simple, se ha vuelto insoportable.

Soy un chico muy normal de casi veintisiete años, nacido y criado en la provincia de Málaga en el seno de una familia media española. Tengo trabajo a diferencia de 5 millones de compatriotas. Soy animador turístico en la sobreexplotadísima Costa del Sol, mi sueldo no me permite pagar un alquiler con lo que me veo obligado a vivir en una añeja habitación de personal de un hotel, cosa que, aunque me mantiene veinticuatro horas en el lugar de trabajo y sin apenas posibilidad de desconectar, me permite ahorrar un par de cientos de euros al mes.

A todo esto hay que sumarle que, dada la naturaleza de mi trabajo, los niveles de estrés y agotamiento que alcanzo son desorbitados y además, a causa del afán ahorrador facilitado por la libertad a la hora de determinar el volumen de trabajo de cada empleado que el gobierno del Rajoy ha dado a las empresas, me he quedado solo en el departamento.

Una pareja. (ARCHIVO)

Una pareja. (ARCHIVO)

Tengo pareja, de hecho hace dos meses que pusimos papeles de por medio y formalizamos nuestra relación. Desde entonces solo hemos pasado juntos dos semanas, ya que a causa del panorama laboral español nos hemos visto obligados a poner mil kilómetros de por medio. Esa persona es la causa de cada uno de mis despertares, es lo que me mantiene en pie y me anima a seguir intentándolo un día más. Después de una vida de autoestima por los suelos, malos momentos y pesimismo, llegó y me hizo sentir que tengo mucho que ofrecer, que se me puede querer de verdad, que merezco que alguien me regale su vida entera.

Pero cuando pasa la euforia de sentir que también puedo ser feliz me topo con la barrera de la distancia. Saber que la realidad que la ineptitud de todos los que nos han gobernado hasta ahora nos ha pintado me hace imposible sentir que alguien me respira en la nuca por la mañana es lo más frustrante que pueda imaginarse. El no saber qué hace, con quién está, si se encuentra bien o si me necesita, esa impotencia de no poder cumplir lo que le prometí, de no poder estar ni en la salud ni en la enfermedad, esa sensación de haber fallado es amarga y casi me vence a veces.

Encontrar trabajo en España no es fácil y si estás justo al otro lado del país pues imagínese. Las necias palabras que intentan convencernos de que todo va bien, han convertido las de la persona más especial de mi vida en impersonales impulsos de ondas que se envían de móvil a móvil. ¿Impotencia, rabia? No, esto vas más allá, es odio por esa gente que se erige como salvador de este país pero acaba salvando solo a quienes le conviene, es repulsión por los que deciden qué es lo «mejor» o qué necesitamos para vivir, es el más absoluto asco por todos los que se dedican a decir que eso está mal y que ellos lo harían mejor mientras siguen sin aportar soluciones a una crisis que va sumir a la gran mayoría del pueblo español en la más absoluta miseria y preocupándose de las reservas del BCE sin pensar siquiera en las de la despensa de una familia media.

Es muy triste que se hable de «estado de bienestar» si ni con un trabajo fijo, una pareja estable y la única aspiración de una vida tranquila se puede ser feliz. Simplemente, seguiré secándome las lágrimas cada día para que mis clientes no vean que estoy jodido, animándome al mirar la playa por la ventana mientras me acabo de despertar con mi café matutino y dando las buenas noches a la foto de aquel beso que nos dimos en un chiringuito de la playa de Los Álamos pocos días después de conocernos. No voy a dejar de dar pasitos con la esperanza de que algún dia el billete sea de un solo trayecto, aunque tarde toda una vida en llegar. La esperanza con su verde luz iluminará cada intento y prometo lograrlo le pese a quien le pese y, cuando lo haga voy a dedicar mis esfuerzos a reírme de quienes cavaron zanjas en mi camino, cuando los vea en las riñas de patio de colegio en las que se ensalzan como quinceañeras por ver quien se lleva el pedazo más grande sin saber que su castigo es no tener nunca suficiente.

Sin más y esperando haber causado alguna sensación que le haya puesto en mi lugar por un momento, se despide siempre agradecido,

 Por J. Del Valle

Hablo español, casada con español, cotizo, pago hipoteca… pero no estoy integrada

Por Ibeth Barragán

He recibido con gran estupefacción la resolución de denegación de nacionalidad por residencia, con un motivo nada objetivo del juez de Getafe, quien dictamina que no he aportado suficiente grado de integración en la sociedad española. El significado de integración social es participar del nivel mínimo de bienestar sociovital alcanzado en un determinado país. BanderaNo es suficiente grado de integración hablar perfectamente el idioma español, habiendo nacido en Colombia, país de habla hispana y con descendencia española. Cotización a la seguridad en los últimos 7 años de residencia en este país. Trabajando actualmente y aportando cada día a esta sociedad. Casada con un nacional español desde el 17-07-2010. Hipoteca de 20 años de mi actual residencia…