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Entradas etiquetadas como ‘manifestantes’

Cospedal, Arenas y Cascos declaran en los juzgados

Por Diego Mas Mas

«El PP amordaza a los manifestantes»

Todos los amantes de la libertad deben estar alerta contra la censura, máxime si es oficial. De ahí que, como testigo, deba denunciar que no es que Cospedal no tuviera opositores a la puerta del juzgado donde declaró, como sí los tuvieron Arenas y Cascos, sino que esta vez la policía impidió a los manifestantes que pudieran entrar siquiera en esa calle. 134287

Más aún, esta vez hubo un grupo de antimanifestantes, cuya extrema juventud y el llevar la mayoría grandes gafas para ocultar su rostro, al revés que los manifestantes de verdad, muestra lo que realmente eran: pagados con el dinero de todos.

Rompiendo tan antidemocrático cerco de censura, uno de los manifestantes pasó con su coche por donde estaban los periodistas y les entregó su pancarta: “Santa Cospedal: a tus fieles das el don de robar”. Esta persona fue detenida por la policía, que al ver que era la escena era filmada por los periodistas, guardianes de la libertad, le permitió irse después.

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 Por Geni Bolaños

«Los tres en raya»

Álvarez-Cascos, Arenas y Cospedal, los tres, están alineados. En raya. No dan para más. Entre los fallos de memoria, la insolencia de los que se creen por encima del bien y del mal y la estupidez, han llegado a crear una certidumbre: el PP ha sido la isla del tesoro. En Génova atracaban los grandes empresarios para conseguir su botín en forma de contrataciones millonarias. Los políticos del partido proclamaban su patriotismo y su entrega a la patria, los que no eran nada pero llegaron a mucho sin mérito reconocido. Recuerdo también al ex ministro Arenas, a quien le llamaban “campeón”. Él sonreía. No me extraña. Cospedal, Arenas y Cascos

Si todo lo que está saliendo es verdad, si fuera cierto la pila de millones de euros que movía el PP desde la calle Génova, la pregunta es ¿cuándo van a devolver todo? ¿Cómo es posible que su contabilidad ha contado con el visto bueno del Tribunal de Cuentas? ¿Es posible sustraer del circuito blanco tanto dinero negro sin que nada se resienta? ¿Dónde están la vergüenza y la moral? Ni se sabe dónde están ni se las espera. Pero está claro que esto tiene un tope y que cuando se llegue a él todo saltará por los aires. La duda que tengo es quiénes estarán trabajando para cuando se produzca ese momento. ¿Auténticos demócratas?

Mejor mafioso que manifestante

Por Eusebio Fresnillo

Un mafioso “Emperador” -por la magnitud de sus extorsiones, estafas y evasión de centenares de millones de euros-, ha sido liberado porque su prisión preventiva superó unas horas lo legal; sin embargo, un manifestante contra los recortes del Gobierno, detenido casualmente al salir de su casa con una bolsa en la que la policía “encontró”, también casualmente, material para hacer explosivos, ha padecido semanas de detención preventiva por una figura de “alarma social” -también ilegal en este caso-, y sometido a trato degradante.

Nada tiene de extraño. Gao Ping había sabido fotografiarse con arte y donativos con los principales políticos y magnates del país, mientras que Alfon había salido en la foto con una pancarta denunciando que el marido de la delegada del Gobierno [en Madrid], Cifuentes, lleva tiempo “en paradero desconocido” para la Justicia. ¿Cabe ejemplo más claro de “razón de Estado”, de Justicia y Política con mayúsculas? Los vídeos –cuya filmación se quiere prohibir- prueban la existencia de policías camuflados provocadores de violencia en Madrid y Barcelona, donde sacan el ojo pelotas de goma que nadie disparó, y confirman el auge de una democracia organizada policialmente.

Guerra de cifras: pierde el ciudadano

Por Javier Portela (Escuela Universitaria de Estadística. Universidad Complutense de Madrid).

Tras la manifestación en Madrid del 14 de noviembre, la Delegación de Gobierno cifró en 35.000 los asistentes. Los organizadores, en un millón. El artículo 20, 1, d) de la constitución reconoce al ciudadano el derecho fundamental de “recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”. Y las instituciones públicas deberían velar más que nadie por nuestros derechos. El recuento de manifestantes suele realizarse a partir de la parcelación del espacio ocupado en áreas de igual densidad y de la estimación de las densidades en número de personas por metro cuadrado. Hoy en día la información digital facilita enormemente la tarea, y la estimación de densidades en el lugar se puede realizar con tres o cuatro equipos de 2 personas, para obtener una estimación de precisión satisfactoria para el ciudadano.

En el caso del 14-N, sin muchos medios, dividiendo las áreas ocupadas, utilizando el cálculo de áreas que hoy es sencillo obtener por Internet, y estimando densidades in situ en el momento de mayor aforo se obtiene una estimación del número de asistentes entre 175.000 y 260.000.

¿Es poco? Nuestras referencias sobre la cantidad de asistentes suelen estar sesgadas hacia valores demasiado altos, pues las cifras en eventos anteriores adolecen de la misma inexactitud que las del 14-N. Y nos acordamos vagamente de las cifras más altas, del millón, como una referencia. Pero es habitual que las cifras se inflen, aún en caso de estimaciones realizadas con cierta conciencia. Frecuentemente se utilizan densidades estándar de 3 o 4 personas por m2 cuando la densidad real es mucho menor.

La estimación de densidades in situ es más que necesaria pero no suele ser la práctica habitual. Además la construcción de áreas debe realizarse con cuidado pues los jardines, estatuas, coches, etc. reducen mucho el espacio disponible o bien la densidad. Por ejemplo, en la manifestación del 14-N el tramo de mayor densidad, la calzada central desde Colón hasta Cibeles, arrojaba una densidad promedio de poco más de 3 personas por metro cuadrado, con un mínimo de 2.5 y un máximo de 4. En los parterres y zona ajardinada de ese mismo tramo la densidad baja a 0,25-0,50 y en los laterales estaba entre 0,5 y 1 persona por metro cuadrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hasta ahora, salvo en tres posibles excepciones (23-F, M. A. Blanco, 11-M), no se ha alcanzado el millón de asistentes en una manifestación en Madrid. Incluso habría que revisar bien esos datos: la cifra de 2 millones, consensuada en los medios, en la marcha tras el atentado del 11-M, situaría en un área limitada de Madrid al equivalente a la población conjunta de Valencia, Sevilla y Málaga. Son protestas que comparte casi toda la población y ello juega a favor de unas cifras espectaculares que a nadie le interesa cuestionar. Esto tiene un pernicioso efecto inflacionista en manifestaciones posteriores, donde los organizadores se ven obligados a proclamar cifras astronómicas.

Como consecuencia, mucha gente piensa que para que una manifestación en Madrid sea un éxito debe aproximarse a la cifra psicológica del millón. Eso es ciertamente absurdo, pero ¿cuándo se debe considerar que una manifestación es un éxito? Hay ciertos aspectos que nos pueden ayudar a evaluarlo en términos relativos, como pueden ser el colectivo representado, el motivo y el municipio. Puede tenerse en cuenta además la experiencia en el tiempo del mismo tipo de manifestaciones, y dónde se sitúa la que queremos calificar en comparación con las anteriores. Por ejemplo, en el caso del 14-N, aún a falta de estudios e información histórica fiable, salvo honrosas excepciones(1), la asistencia a esta marcha estaría por encima del 80% de las manifestaciones históricas del mismo motivo (contra la política de Gobierno), colectivo (general) y municipio (Madrid). Lo que los organizadores podrían considerar un éxito o no, dependiendo de sus expectativas a priori.

Es necesario por último hacer una reflexión sobre la frivolidad con que Gobierno, organizadores e incluso medios de comunicación abordan esta cuestión de las magnitudes estadísticas. No es ya que los ciudadanos tengamos derecho al saber, para ser más conscientes de nuestra realidad, y nos hayan escamoteado las cifras, conociéndolas. Es que posiblemente no se han permitido el esfuerzo de una estimación privada. Y entonces, ¿cómo puede el gobierno evaluar el malestar social, tenerlo en cuenta, o incluso permitirse ignorarlo, si no sabe cuantificarlo ni de manera aproximada?, ¿cómo pueden los organizadores sopesar si ha calado su discurso en la sociedad y si realmente esta es partícipe de la protesta?, ¿en qué se apoyan los medios de comunicación para presentar tantos análisis y opiniones cuando nadie ha dado ni una cifra cabal del número de manifestantes?

(1). Manifestómetro: recuento de multitudes y significados de la movilización. R. Adell. EMPIRIA. Revista de metodología de Ciencias Sociales nº 9 (2005).