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Entradas etiquetadas como ‘londres’

El terrorismo de la incertidumbre

Por Chantal Pallarés

El nuevo gobernador

Flores por las víctimas de Mánchester (Andy Rain/EFE).

El miedo se apodera del mundo. Todos vivimos con miedo. Un colectivo infunde el miedo en cada uno de los siete millones de habitantes que somos del planeta Tierra.

Filósofos, historiadores, maestros… todos ellos tratan una posible tercera guerra mundial. ¿Acaso no aprendemos? El mundo es una batalla continua y parece ser que esta no termina.

Cada x tiempo, nos despertamos y vemos en las últimas noticias: atentado terrorista. Estas dos palabras son las más usadas en todas las cadenas a todas horas, como si viviéramos una y otra vez lo mismo.

Cuando uno ve las imágenes, se pregunta ¿cuándo terminará esto? Posiblemente nunca. La respuesta real es incierta. El tiempo es incierto. Este colectivo que reina en el mundo del terror es incierto.

 Hay que asumir que vivimos en una etapa de la historia de inquietud constante. Un día le toca a Londres, otro a París, otro a Egipto. El lugar siempre el menos esperado y, sobre todo, gente inocente: jóvenes, familias rotas, y la moral de un territorio por los suelos. Dolor.

 ¿Acaso es esta situación sostenible? Solo ellos lo saben, y ¡qué incertidumbre!

El valor de mi formación

Por Noelia Roncero

Escribo para expresarles la frustración con la que está viviendo un gran colectivo en España como es el de los licenciados. Y más especificamente aquellos licenciados que emigramos con la esperanza de mejorar nuestra formación y añadir valor al currículum para que se nos recompense en un futuro y a la vuelta nos encontramos con que las cosas siguen igual o peor. Mi intención es dar voz a aquellas personas que han luchado y sacrificado muchas cosas en países culturalmente diferentes a España con el reto que eso conlleva y que, a pesar de ello, no están incluidas en ninguna propuesta para el cambio ni en debates políticos ni en programas electorales.

Un estudiante borrando una pizarra

Muchos licenciados no encuentran su lugar en el mundo laboral. (D.R.)

Soy una licenciada en LADE de 28 años que emigró a Londres y luego a Cambridge con el objetivo de mejorar mi inglés. Empecé en Londres limpiando habitaciones (algo de lo que no me avergüenzo) y acabé trabajando en la Universidad de Cambridge como administrativa, algo que no ha sido fácil de conseguir. Aún así me considero afortunada por haberlo logrado, pues no es un camino fácil: los ingleses no te dan oportunidades fácilmente. Tienen que confiar en ti, y el idioma es una gran barrera. He invertido los ahorros en hacer un máster de Recursos Humanos en Cambridge con la esperanza de llegar a España y tener un currículum diferente y optar a puestos con un salario decente.

Sin embargo, he tenido que volver después de cuatro años por desafortunadas circunstancias y cuál ha sido mi sorpresa al ver que las pocas empresas que me han llamado lo han hecho para ofrecerme becas de 300 euros. ¿Eso es lo que valgo? ¿Tanto esfuerzo, tanta dedicación puesta en formarme para acabar teniendo la misma remuneración que tuve antes de irme?

Pues bien, mi caso es similar al de muchos otros jóvenes. Mi opinión es que los salarios de hoy en día se deberían valorar por la formación que hayas recibido, ya que es justo que, habiéndome gastado mis ahorros en mejorar mi nivel en idiomas, sea recompensada. Pero parece ser que en España todo vale, y si nos podemos aprovechar de los jóvenes inexpertos lo hacemos sin ningún escrúpulo. He llegado a ver ofertas de trabajo en las cuales lo único que te ofrecían como compensación era un zumo de naranja. ¿Es así como nos tenemos que malvender hoy en día en España?

Para que España sea competente tenemos que apostar e invertir en nuestro talento.

Hoy no me conformo con quejarme sólo en casa

Por Patricia Zamora

Hoy es uno de esos días en los que no ves la luz, en los que te sientes ahogado y sobre todo cansado, así que he decidido escribir. Llevo un tiempo renegando de la situación “que nos ha tocado vivir” y creo que esta es una forma de hacer algo. Soy una de tantas que vino a Londres a “buscarse la vida”. Vine supuestamente para unos nueve meses y ya llevo aquí casi dos años. Cuando llegué me topé con la realidad de que no todo es tan fácil como parece. Te das cuenta de que no tienes ni idea de inglés cuando te cuesta pillar el “how are you”, que el dinero es vital para cualquier plan y que Londres no es el sitio más indicado para ahorrar: pero sobre todo, te das cuenta de que no le vas a dar pena a nadie porque todos están igual o peor que tú.

Estoy cansada, agotada. No me quedan fuerzas para luchar por algo que no sabemos si llegará, algo que era nuestro y nos lo han quitado, un futuro decente. Soy periodista y lo más cerca que puedo estar de ejercer mi profesión es trabajando como voluntaria en una radio por Internet en la que hago un programa en español para los españoles de Londres todas las semanas. No sé si llegará a ser algo real, pero al menos no se me olvida que soy periodista Para poder permitirme esto, con 25 años me veo poniendo Big Macs durante ocho horas al día y todo mi patrimonio es un pometrortátil, una bicicleta de segunda mano y unos zapatos “caros” que me compré una vez como capricho. Desde aquí le quiero dar las gracias a todos los que nos han hecho llegar a esta situación a miles de jóvenes y me gustaría saber como tienen el valor de levantarse todos los días sabiendo la situación que estamos viviendo, los jóvenes que están perdiendo, porque lo peor de todo es que la gente viene con ilusión, con ganas de seguir adelante porque no quieren resignarse con “cualquier cosa”. Esta gente no sabe lo que es el amor por el trabajo, solo saben lo que es el señor don dinero, me encantaría que se pararan a pensar lo que le puede llenar a una persona hacer lo que gusta para que sea capaz de hacer el trabajo gratis durante meses. Con esto no digo que quiera su dinero, sus mansiones o todo lo que tengan, se lo pueden meter por donde quieran, digo que quiero una oportunidad, la oportunidad por la que llevo luchando los siete años que hace que empecé la carrera. La oportunidad de hacer que me guste, que me llene y que me permita crecer tanto personal como profesionalmente. Esto es lo que queremos todos y en lugar de poder optar a ello estamos aquí desperdiciado nuestra juventud porque “aquí al menos aprendemos inglés”.

No me considero alguien conformista, por lo que me parece frustrante que muchos se acojan al “y que le vamos a hacer” o al “es lo que nos ha tocado”. No, no podemos aceptar esta lotería. Y muchos te preguntan ¿y por qué no vuelves a España? Porque me da miedo, me horroriza la idea de volver y no tener NADA, de tener que volver a vivir con mi madre y depender de ella como si tuviera 18 otra vez, de dar pasos atrás en mi vida, porque desafortunadamente soy una más, no tengo padrinos ni madrinas en ningún sitio, así que si descartamos los enchufes, poco se puede hacer ahora en España.

Pese a todo, tengo que decir que durante este camino he aprendido muchas cosas y conocido a gente increíble, y que aunque a veces lo veamos todo negro sigo creyendo, o quiero creer, que todo esto merecerá la pena. Si algo me ha dado Londres es seguridad en mi misma y la muestra de que las oportunidades hay que buscarlas, nadie te regala nada. Al menos, de momento, sé que tengo experiencias y un mapa lleno de cruces en el que aún me quedan muchas más que poner, porque al final es lo que cuenta, tener una vida llena de experiencias que te hagan sentir que el sacrificio merece la pena.

Mi preparación, mi futuro: pronto cumpliré 24 años y ya tengo miedo de cumplir 25

Por Marta Pizarro

En unos días cumpliré 24 años, es una cifra que me aterra y, lejos de lo que podáis creer, mis motivos no se basan en si ya empezaran a salirme arrugas o si me tengo que comenzar a cuidar. Me aterra porque tengo 24 años y no he pisado un lugar de trabajo acorde con lo que estoy preparada. El pasado año me licencié en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Granada. Durante mis cinco años de carrera los tres últimos estuve apuntada al portal de prácticas Icaro, del cual únicamente recibí una llamada para una entrevista de trabajo en junio del último año; afortunadamente conseguí el trabajo, pero esa llamada llegó demasiado tarde, ya tenía decido pasar un año en extranjero.

Me encantaría deciros que la Universidad de Cambridge me ofreció una beca de estudios o que me fui a estudiar un Máster de Relaciones Internacionales. Pero no, lamentablemente ese tipo de opciones no son posibles para una persona que es normal, que tiene una familia de ingresos normales y con un expediente académico normal. Me fui a trabajar de ‘aupair’ para aprender inglés, pensado que así sería más competitiva en el mercado laboral español.

Estando en Londres, envié cerca de 100 currículum para hacer prácticas en Inglaterra, pero solo recibí cartas de no sigues en los procesos, a veces ni respuestas; una vez me llamaron y a los dos minutos de conversación, con tono burlón, me dijeron que mi idioma no era suficiente. Conseguí una entrevista de trabajo en otra empresa pero competir con candidatos nativos fue, por supuesto, una batalla perdida desde el principio.

Así que tomé la opción de intentarlo de nuevo en España, al menos el año de Inglaterra ha supuesto conseguir un nivel de inglés elevado debido a que he estado estudiando concienzudamente en academias y haciendo exámenes de inglés oficiales. Comencé siendo estricta y buscando en aquellos puesto que realmente me gustaban, y recibí una llamada casi inesperada, una buena empresa en Madrid se había fijado en mí; tras una entrevista telefónica me aseguraron que se pondrían en contacto conmigo para concretar la personal. Ilusa de mí, nunca me llamaron, demasiado bonito para ser real, pensé; supongo que la idea de que estuviese en Londres pareció demasiado complicada a pesar de mi insistencia en que podría estar en Madrid al día siguiente.

¿Y sabéis qué es lo que me encuentro?:Biblioteca

– Curriculos y cartas de recomendación sin respuesta.

– Páginas corporativas de empresas multinacionales con programas para recién licenciados pero sin un botón donde ponga “solicitar”; a veces los hay pero casualmente todos dan error o están fuera de servicio temporalmente o no funcionan con Google Chrome.

– En páginas de búsqueda de empleo veo cómo mis candidaturas se rechazan continuamente sin ni siquiera haber leído mi curriculum cumpliendo con los requisitos de la oferta.

– Anuncios en la sección de “no experiencia” y cuando lees los requerimientos básicos te piden de seis [meses] a un año de prácticas.

Empresas donde lo único que les importa es el número que está al final de tu expediente.

– Ofertas de recién licenciados donde exigen un Máster en algo. Máster, otro gran dilema: ¿tengo que estudiar un Máster? Sé que lo tengo que hacer si quiero competir en este mercado laboral, de otra manera me volveré obsoleta, pero en qué, si no he trabajado nunca no sé qué es lo que me gusta realmente, y ¿cómo? ¿Con qué dinero lo pago? No puedo hacerles soportar a mis padres un pago mensual de 700 euros. La opción más razonable sería trabajar, por supuesto, -camarera, limpiadora, si los hay-, ahorrar durante un año, otro año más estudiando, dos, y me pondría en 26 años, licenciada con inglés y con un Máster de 7.000 euros, que puede servir o no, pero sin haber pisado una oficina en mi vida.

Esta es mi situación, y lamentablemente la de la mayoría de los jóvenes españoles. Y detrás de esos números y estadísticas existen personas que no pueden continuar con sus vidas, que nos tenemos que resignar a vivir con nuestros padres y a pedirles los viernes 20 euros para tomarnos una coca-cola con nuestros amigos.

Yo hay días que me levanto ilusionada y otros que no paro de llorar porque no sé qué voy hacer, esta situación me está consumiendo y sé que no es mi culpa, que nos ha tocado vivir un tiempo difícil, que no es que no valga o que no sirva para trabajar en lo que me gusta, pero no puedo evitar cargar con ella, y constantemente me cuestiono cada una de las decisiones que tomé y por qué  estoy en este punto donde no hay retorno y donde no hay futuro. En unos días tendré 24 años y tengo miedo a cumplir 25 y encontrarme en la misma situación.