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Entradas etiquetadas como ‘laico’

Reflexiones sobre el dinero destinado a la peregrinación de 15 Guardias Civiles

Por Agustín Arroyo

Tricornios en Lourdes

De nuevo este año el ministerio del Interior a través de la DGGC, ha destinado 10.853 € para que 15 efectivos voluntarios de la Guardia Civil peregrinen al santuario mariano de Lourdes en Francia. El año pasado este mismo hecho ya desató bastantes polémicas y con toda la razón del mundo.

La religión y toda su amplia panoplia de ritos, ceremonias, liturgias, convicciones, usos y costumbres pertenecen al ámbito privado de cada persona. Ciertos miembros del Gobierno y la Dirección de la Guardia Civil no se han debido enterar de que España es un estado aconfesional desde 1978 y, por tanto, cualquier religión será respetada siempre que no altere la vida civil ni conculque la legislación vigente y los Derechos Humanos.

Guardias Civiles (ARCHIVO)

Guardias Civiles (ARCHIVO)

Es de lógica cartesiana que esas actividades religiosas no han de ser sufragadas, en ningún caso, por el dinero público que sale del bolsillo de los impuestos de todos los contribuyentes. Esto es tan elemental y sencillo que lo debe entender hasta un babuino. Pero aquí ciertos personajes se ponen el mundo por montera y deciden algo que reviste, a todas luces, un despropósito y un caso de ilegalidad.

En recientes ocasiones se ha hablado, por ejemplo, de las mermas presupuestarias para chalecos antibalas o gasolina o mantenimiento del parque móvil de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Cierto que no es mucho dinero, pero el ejemplo de rigor presupuestario no debe incurrir en estos dislates confesionales ni en homenajes a santos, vírgenes o variopintas hagiolatrías. Esto se arreglaría si España fuese un país absolutamente laico. A nadie se le ocurre, por ejemplo, en la Gendarmería francesa realizar estos gastos.

 

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Por José Llano Díaz

Robo piadoso

Reincidiendo en el ‘invento’  del año pasado, se va a emplear más de diez mil euros de nuestros impuestos para pagar la peregrinación a La Meca, digo, a Lourdes, de 15 guardias civiles. No cabe manera más directa ni descarada de extraernos ilegalmente el dinero, puesto que nuestra ley de leyes, la Constitución, que por su profesión deberían defender de modo especial los miembros de ese cuerpo armado, declara que nuestro Estado es aconfesional. También es hiriente que en estos tiempos de crisis, en los que esas autoridades dicen no tener dinero para comprar chalecos antibalas, se haga ese dispendio, con el que se podrían proteger a 20 agentes, como denuncia su sindicato.

Curiosa manera es también esa de ser cristiano y amar al prójimo, el anteponer –cifras cantan-  una peregrinación de 15 a la seguridad de 20 prójimos. Y la responsabilidad de esa injusticia recae no sólo sobre esas autoridades civiles, sino sobre las eclesiásticas, porque no rechazan como sería su deber ese piadoso latrocinio, que constituye también una burla sangrienta al Evangelio. Quien quiera peregrinar, que se lo pague, o rece en su casa, como dijo Jesús, a un Dios que está en todas partes.

Y llegó el gran problema: ¿a qué cole le llevo?

Por Sara Mª Dapía

Por estas fechas, los padres de los niños que ya han cumplido o van a cumplir tres años se encuentran con el mismo dilema, ¿qué colegio elijo para mi hijo? Este año me ha tocado mí. Recuerdo, justamente hace un año, cuando algunas de mis compañeras de batallitas infantiles que se encontraban en esta situación me decían que la elección del centro escolar les quitaba el sueño. Entonces me parecía una exageración, pero ahora soy yo la que sufre de insomnio.

Por suerte, en nuestro barrio tenemos una amplia variedad de colegios entre los que escoger, aunque esto no hace más que acrecentar las dudas. ¿Público o concertado?, ¿bilingüe o no?, ¿religioso o laico?,… Un sinfín de preguntas a las que ahora con la ley por la que en la Comunidad de Madrid todos los colegios públicos que así lo deseen pueden solicitar el cambio de jornada, siempre y cuando lo apruebe el Consejo Escolar, debemos añadir otra igual de importante: ¿jornada continua o partida? A todos estos interrogantes tenemos que unir las opiniones y comentarios de otros padres; comentarios que más que ayudarnos aumentan nuestra indecisión. Nunca llueve a gusto de todos y lo que para un padre resulta la panacea educativa para otro carece de valor.

Por si fuera poco a esto hay que sumar las jornadas de puertas abiertas de los colegios públicos y las entrevistas individuales en los concertados, que en muchos casos tampoco resultan demasiado clarificadoras, puesto que los encargados de dar las charlas o hacer las entrevistas, lejos de “venderte” el centro y hacerlo atractivo a la vista de un padre, te incitan a que salgas corriendo. Por ello debemos hacer un gran ejercicio de abstracción, intentar ser objetivos y no dejarnos llevar por la impresión que nos causan estas personas, que quizás no hayan sido los más adecuados para realizar estas tareas.

En claseMi consejo, ante la dificultad que entraña esta elección, es que no la hagamos a la ligera y que siempre y ante todo pensemos en lo que realmente importa, la educación de nuestros hijos. Para ello os planteo que reflexionemos principalmente sobre estos tres aspectos:

– En primer lugar, y lo que yo considero primordial, ¿qué tipo de educación quiero para mi hijo? Para ello debemos conocer el Proyecto Educativo de cada centro (PEC). En este documento cada centro responde a las siguiente preguntas: ¿quiénes somos?, ¿qué queremos?, y ¿cómo nos organizamos? Además debemos indagar y comprobar que todo lo que se recoge en el papel se cumple en la realidad, para ello podemos pedirles que nos expliquen cómo se concreta todo esto (sus finalidades, sus objetivos curriculares, etc) en la práctica. Una vez que tengamos esta premisa clara el resto de argumentos que nos llevarán a nuestra decisión final serán más sencillos.

– En segundo lugar debemos preguntarnos si nos lo podemos permitir económicamente. Es triste pero es así. La diferencia entre los gastos que implican un colegio público y uno concertado es sustancial y con los tiempos que corren podemos vernos obligados a renunciar a un colegio que nos gusta porque no lo podemos pagar.

– Y en tercer lugar tenemos que preguntarnos qué colegio nos permite una mayor conciliación de nuestra vida laboral con nuestra vida familiar, en lo que se refiere a los horarios y a la distancia. Tenemos que intentar conseguir una mayor calidad de vida para nosotros y nuestros hijos.

A partir de aquí, podemos analizar otros aspectos más superficiales como, por ejemplo, las instalaciones, el funcionamiento del comedor o el número de actividades extraescolares que oferta. Estos aspectos tendrían que ayudarnos a poder elegir entre dos colegios que nos gustan y que cumplen los requisitos anteriores, pero nunca deberían ser la base fundamental de nuestra decisión ya que no contribuyen de forma directa en la educación de nuestros hijos.

Espero haber sido de ayuda a alguno de los padres que se encuentran en esta situación y sólo me queda deciros: ¡Buena suerte y buena elección!