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Entradas etiquetadas como ‘laboral’

Me hace ‘gracia’ la ‘alegría’ con la que los diputados incumplen con su obligación de presentarse a trabajar al Congreso

Congreso de los Diputados. (EFE)

El Congreso de los Diputados. (EFE)

Por Carlos Juárez Gómez

A mí me hace mucha gracia la alegría con la que sus señorías incumplen su obligación de presentarse en sus puestos de trabajo.

El señor Errejón tiene un calentón en su partido y eso lo pagamos los demás costeándole su no asistencia al Congreso para cumplir con sus obligaciones.

Eso si, sus compañeros de partido se apresuran a decir que está trabajando, no se sabe dónde ni en qué. La próxima vez que yo tenga una discusión con mi mujer le diré a mi jefe que me quedo en casa reflexionando a ver si cuela.

Los emigrantes españoles estamos en el olvido institucional, descuidados y maltratados

Por Inés Alonso

Funcionario

Un funcionario frente a un ordenador. (ARCHIVO)

Mi nombre es Inés, tengo 31 años y soy una de tantas jóvenes que abandonaron España en plena crisis esperando encontrar mejores oportunidades laborales en el extranjero. Hace tres años me vine a Montreal, en Canadá, donde actualmente resido. Las «aventuras» a las que nos enfrentamos no solo relatan la historia de la adaptación, el aprendizaje del idioma y la cultura o la más dolorosa nostalgia de nuestra tierra, familia y amigos. También, desafortunadamente, forma parte de nuestro día a día el enredo institucional al que nos vemos sometidos.

Pagamos miles de dólares para obtener permisos de residencia y sufrimos meses/años de espera en los que no podemos planear nuestro futuro más inmediato. Vemos como las instituciones españolas nos dan la espalda. Mucho se ha hablado del voto rogado, pero hay otras muchas barreras, como el hecho de que no podamos renovar nuestro DNI, ni registrar obras artísticas, ni solicitar documentos nacionales por correo. Muchos impedimentos que nos tienen haciendo cola en los consulados sistemáticamente y aceptando «no» como respuesta a las más simples demandas. Consulados que no atienden más que unas pocas horas por la mañana, que no responden ni emails ni llamadas (como el de Montreal), que no interfieren para solucionar problemas básicos. A seis meses de que mi pasaporte caduque (teniendo ya el DNI caducado desde hace meses), voy a tener que ausentarme del trabajo para que el consulado envíe un dichoso folio por correo en mi nombre solicitando la renovación. Algo que no puedo hacer yo (debe ser la dificultad) y que les he solicitado por email más de cuatro veces, sumando no sé ni cuántas horas de espera al teléfono para jamás ser atendida.

Los emigrantes españoles estamos en el olvido institucional. Descuidados, maltratados y a expensas de funcionarias con salarios mínimos que no ponen ni un minuto extra de su tiempo en facilitar las cosas.

El caos de las oposiciones a profesor

Por C. M.

Oposiciones al cuerpo de maestros.

Personas opositando al cuerpo de maestros. (ARCHIVO)

Soy profesora de secundaria en Andalucía. Interina, pero profesora. No sé cómo calificar mi estado de ánimo en estos últimos meses: espantada, harta, menospreciada, ninguneada, etcétera, respecto a la consideración de nuestros representantes políticos. Me callo lo que de verdad les diría cada vez que pienso en el calvario que nos hacen pasar ustedes una y otra vez con este sinsentido de sistema de oposición que te obliga a examinarte de algo que ya aprobaste. Te preparas concienzudamente durante meses; inviertes dinero, tiempo, esfuerzo y energía que le restas a tu familia y a tu bolsillo; apruebas, incluso con nota, y empiezas a trabajar, tal vez a 200 km de tu casa. Y a los dos años otra vez a examinarte de lo mismo. ¡Pero si yo esto ya lo aprobé! Vuelta a empezar: invertir dinero, disponer de menos tiempo, menos espacio en mi cabeza para retener 70 temas que nada tienen que ver con mi trabajo en las aulas, claustros, tutorías con familias, formación, etc.

Y mientras tanto ustedes, desde sus sillones, mareándonos con cambios de ley, temario y fecha de examen pero eso sí, sin confirmar nada hasta última hora, creando en nosotros un continuo estado de alerta, desazón y estrés. ¿Cómo es que saben ustedes tanto? ¿Entran en nuestras aulas? ¿Ven nuestro trabajo? ¿Quién de ustedes ha sido docente? ¿Demuestran ustedes un año tras otro que son válidos para sus puestos? ¿Serían ustedes capaces de poner un poco de cordura y sentido común en todo esto? ¿Cómo es posible que no vean lo que a los ojos de todo el colectivo educativo es obvio? ¡Ah! Claro, lo olvidaba. Como la realeza, no hay más ciego que quien no quiere ver.

Pues yo no sé cómo explicarle a mis hijos que me tengo que ir a la biblioteca para estudiar de nuevo lo que ya aprobé ni a mis alumnos que no he podido corregir todavía sus exámenes. Y, ¿cómo les explico a ustedes que la educación es la base de un país y que ustedes no están apostando por ella?

Todas las empresas deberían potenciar la motivación laboral

Por María José Viz

Cuando tenemos que elegir qué camino profesional seguir, en plena adolescencia, vemos muy difícil acertar con el adecuado; en muchos casos, lo resolvemos casi echándolo a suertes. Estudiamos una Formación Profesional o una carrera, sin tener ni idea de si terminaremos los estudios y, de hacerlo, si trabajaremos en las salidas profesionales que estos ofrecen. No menos importante es no tener ni idea de si nos gustará el trabajo elegido.
Estudiantes universitarios en una biblioteca (EFE).

Estudiantes universitarios en una biblioteca (EFE).

Por todo ello, me resulta encantador ver cómo muchos –permítanme que me incluya-, por azares de la vida, estamos desempeñando profesiones para las que no nos habíamos preparado, en un primer momento, y que, ahora, sentimos como la verdadera vocación de nuestras vidas.

Por supuesto, no quiero obviar una realidad imperante hoy en día, opuesta a lo dicho anteriormente: muchos trabajadores no se sienten realizados. Influye el hecho de que abunden los contratos temporales; en esas condiciones es muy difícil “enamorarse” de un oficio.
Un escollo enorme para sentirse a gusto en un trabajo colectivo es que haya empleados vagos, cizañeros y malos compañeros, preocupados tan solo de disfrutar de las ventajas del puesto, olvidándose de que también existen obligaciones. Se podría decir que son las ovejas negras que, desgraciadamente, empañan el prestigio de cualquier empresa, pública o privada.
Quizás sea ese desencanto generalizado el que me haga fijarme más en las vocaciones, innatas o adquiridas, de otra parte de la población. Todas las empresas deberían potenciar la motivación laboral pues es básica, tanto para que el proyecto funcione, como para que el trabajador o trabajadora se levante, cada día, con ilusión renovada.

Imposible conciliar trabajo y familia

Por Francisco Javier Lorenzo Presol

Familia

Una familia, con un bebé y un portátil. (GTRES)

Conciliación: avenencia, armonía, concordancia… son algunos de sus sinónimos. Para mí, desde luego, son términos que parecen de ciencia ficción. No los he conocido y creo que todo aquel a quien conozco se encuentra en la misma situación. En España, si alguien ha conseguido la conciliación laboral-familiar muy probablemente haya sido porque le ha tocado sufrir la crisis y engrosar las listas del paro. Sé que hay países que se toman muy en serio este aspecto, pero a nosotros nos queda mucho todavía. El otro día vi un video, “El experimento sobre horarios laborales que te va a sorprender”. Y tanto que me sorprendió (si lo pienso fríamente, debería de sorprenderme por haberme sorprendido). Me conmovió y me hizo pararme a pensar (para lo que no tenemos mucho tiempo) en qué nos estamos convirtiendo. Las familias coincidimos en pequeños espacios de tiempo, ya no compartimos. Me gustaría que mi hijo recordara una infancia con sus padres, no una continua e interminable contrarreloj.

El creciente intrusismo laboral en la televisión

Belén Esteban y Kiko Rivera

Belén Esteban y Kiko Rivera en Gran Hermano VIP. (TELECINCO)

Por José Manuel Martínez Velasco

Cada vez que enciendo la televisión encuentro menos profesionales del gremio. En su lugar veo mujeres de toreros, cuñadas de folclóricas o simplemente caras bonitas que ocupan el puesto de trabajo de miles de licenciados o graduados en Ciencias de la Comunicación que todavía no han encontrado su primer empleo.

Es por eso que digo “basta” al intrusismo laboral. La ciudadanía se echaría las manos a la cabeza si fuese un periodista quien lo anestesiara para una operación o el que diseña un complejo circuito eléctrico, pero nadie se extraña al ver personas sin ninguna formación en los medios de comunicación.

Basta de desmerecer una profesión de la que más pronto que tarde espero formar parte.

Esto es esclavitud

Por Núria Sardà

Una niña escribiendo en la pizarra del colegio. (GTRES ONLINE)

Una niña escribiendo en la pizarra del colegio. (GTRES ONLINE)

Me gusta leer los diferentes artículos de los periódicos. A veces estoy más o menos de acuerdo. Pero sobre el asunto laboral me siento cada día más indignada.

Soy profesora de Formación Profesional y he visto con inmensa alegría como mis alumnos, años atrás, encontraban empleo incluso antes de acabar los estudios. Empleo relacionado con los estudios que cursaban, donde les pagaban un salario justo y con un horario que les permitía acabar de estudiar a aquellos que todavía no disponían del título.

Hoy estoy triste. Me dicen que dejan de estudiar porque necesitan encontrar empleo. Sus padres y hermanos están parados. No pueden permitirse el lujo de formarse aunque sea en un instituto público. Han de aportar algo a su casa.

A principios de diciembre, me dijo una alumna que había encontrado empleo. ¡Estaba exultante! Llegaría un poco tarde a las clases, pero no abandonaría los estudios. El trabajo no tenía nada que ver con su formación, ¡pero era un trabajo!

Ayer, después de un mes sin pasar por el instituto, me vino a explicar: el contrato que le hicieron era de ocho horas, pero le obligan a hacer doce. Trabaja de lunes a domingo. Le dan dos días festivos cuando a la empresa le va bien. En fin, estaba hundida. No podía dejar el trabajo. En su casa no trabaja nadie y son cinco personas. No puede denunciar, no puede estudiar… Esto es esclavitud, señores. Esto es indignante.

Bangladesh, lo barato sale caro

Por David Alba Arévalo

El día 30 de abril leo en este periódico una noticia relacionada con el derrumbe de una fábrica textil en Bangladesh; en ella se decía que la empresa irlandesa Primark “indemnizará económicamente y prestará ayuda alimentaria a las víctimas del derrumbe”. Y yo me pregunto: ¿Los directivos de esta o de otras multinacionales muy conocidas, que también se han visto implicadas en esta catástrofe, no se plantearon alguna vez en alguna de sus reuniones -en las que hacen números, cuentas y se enredan en grandes ideas para que sus productos sean los más vendidos- que lo barato les podría salir caro? BangladeshSeguro que esa pregunta se la han hecho alguna vez y me disgusta enormemente saber que habrán llegado a la conclusión de que comprar la vida de un ser humano es mucho más barato de lo que pensamos.

¿Por qué estamos quemados los enfermeros?

Por Juan Carlos Mejías Román (enfermero)

Siendo los profesionales mejor valorados por los ciudadanos en la última encuesta de salud, los enfermeros, y así lo demuestran estudios recientes, estamos aumentando la estadística en cuanto a casos de incapacidad laboral por estrés profesional. Me parece muy paradójico que unos profesionales vocacionales, como lo somos, a los pocos años de formar parte del sistema nos sintamos quemados y lleguemos a plantearnos si continuar o no ejerciendo. Me pregunto si las administraciones sanitarias se plantean el hecho de que la satisfacción de los ciudadanos por la labor enfermera no sea percibida por los propios profesionales. No deja de ser una paradoja. Ya es hora de que posibiliten nuestro crecimiento personal para que sintamos el sistema, del que formamos parte, como nuestro, y la contrariedad se convierta en razón.