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Entradas etiquetadas como ‘justicia’

Desahucios: ¿Qué precio debemos pagar para tener derecho a un hogar digno?

Por Marc Cánovas Ferré

Artículo 47 de la Constitución española: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.

A primera hora de la mañana del viernes 23 de noviembre, una comisión judicial, escoltada por varias unidades de antidisturbios de la Policía, efectuó el desahucio de Carmen Martínez, una anciana de 85 años. La sentencia del juez no tuvo piedad y pasó por alto la edad de la mujer, los 50 años que llevaba viviendo en ese domicilio del barrio madrileño de Vallecas, y el motivo del desahucio: un aval de 40.000 euros a su hijo.

Carmen Martínez el pasado viernes 23 de noviembre durante su desahucio en Vallecas. (ANDRES KUDACKI /AP/ GTRES)

Carmen Martínez el pasado viernes 23 de noviembre durante su desahucio en Vallecas. (ANDRES KUDACKI /AP/ GTRES)

¿Qué precio debemos pagar para tener derecho a un hogar digno? ¿No existe la empatía de jueces, policías y entidades bancarias? Vivir en esta época de increíble desarrollo tecnológico no compensa con la falacia gubernamental y política, que desampara a miles de familias negándoles el derecho a la vivienda. Como joven de 17 años, me escandaliza pensar que mis abuelos pudieran quedarse sin hogar.

Afortunadamente, todavía queda gente con valores en este país, como el entrenador Paco Jémez, técnicos y jugadores del club de fútbol Rayo Vallecano, quienes se han comprometido a ayudar a Carmen.

Celebremos la actuación de este club y unámonos para cambiar los ideales de nuestra sociedad. Nunca antepongamos el dinero a los sentimientos. Luchemos, aún estamos a tiempo.

Caixa Penedès: Yo te absuelvo

Por Fernando Arribas Portugués

Soy profesor en un Instituto. En uno de mis cursos se ha venido dando una situación delicada desde principio de curso. En el grupo hay alumnado de diferente clase social, desde chavales con familias de clase muy alta hasta otros con grandes dificultades económicas y con sus padres en el paro. Éstos últimos, suelen llevar para media mañana un bocadillo, por no poder permitirse comprar uno en la cafetería. Sin embargo, desde hace varios meses, alguien ha ido robando los bocadillos a esos chicos y chicas, dejándoles sin comer cada día. Después de mucho tiempo, hemos logrado saber que quienes habían robado todos esos bocadillos eran cuatro alumnos de clase social alta. Reconocieron haber cometido los robos y la Dirección se ha considerado que daban por cumplida su falta reiterada comprando al día siguiente un bocadillo a cada chaval de los robados en la cafetería. Ante esta situación ficticia podemos considerar que, si los cuatro exdirectivos de Caixa Penedès van a eludir una pena de prisión tras robar 28,6 millones de euros lógico es que los jóvenes aprendan desde bien pequeños que delinquir en este país sale gratis.

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Por Paloma Rivas

Vergonzosa sentencia

Qué país. ¿Cómo es posible que a unos banqueros, que han robado millones no se les haga pagar ni siquiera un porcentaje de lo sustraído en concepto de multa? ¿Cómo es posible que nos conformemos con que devuelvan lo robado? Por eso hay gente que sigue robando, porque no pasa nada, y no hay sentencias que sirvan de persuasión para que otros no hagan lo mismo.

Caixa Penedés

Ricardo Pages, Juan Caellas, Manuel Trouano y Santiago José Abella (i-d), cuatro exdirectivos de Caixa Penedès, en la Audiencia Nacional. (EFE)

¿Cómo es posible que otros ni siquiera estén en la cárcel? Ellos se van de rositas y todos nosotros a pagar las consecuencias del agujero financiero en el que nos han inmerso. ¡Qué vergüenza que la justicia haga tantas distinciones con delitos y con personas! Que la justicia no es igual para todos hace mucho que me di cuenta. Que hay cosas que se penalizan más que otras, muchísimo más importantes, también; y todo ello es, simplemente, bochornoso. Qué pena que los que nos gobiernan aún no se hayan dado cuenta de que nos están asfixiando, denigrando y estafando, y de que ya estamos hartos.

No obstante, quiero agradecer a periodistas, jueces, buenos políticos, ciudadanos, asociaciones, etc., que se distinguen del resto por dar la cara y por estar luchando por conseguir un mundo más justo y mejor, ello hace que me sienta menos indefensa. ¡Gracias por estar ahí!

Caso Katherina, historia de una farsa judicial

Por Carlos González 

El 18 de agosto de 2011, durante la visita del Papa Benedicto XVI, después de haber realizado algunos reportajes fotográficos sobre la visita y las manifestaciones laicas en contra de la financiación de dicha visita, ya de regreso al coche para irme a casa, fui testigo presencial de una desagradable agresión a una joven menor de edad, Katherina, y a un fotógrafo de un diario cordobés, Daniel Nuevo, por parte de una unidad de agentes antidisturbios. Los desmanes de estos agentes fueron recogidos por mi teléfono móvil y ofrecí la grabación a las víctimas como prueba testifical, por si querían presentar una denuncia (https://www.youtube.com/watch?v=9zJCgUu5mtE).

Durante casi tres años he ido recibiendo noticias sobre los obstáculos que ha tenido que superar el abogado de la acusación, Juan Manuel López Rubio, que en varias ocasiones ha tenido que activar el proceso con práctica de pruebas y haciendo ver a la juez instructora (la misma que dictó el auto de sobreseimiento) que la causa era de «interés social» para poder llevar a juicio a los agentes participantes. El vídeo fue admitido casi dos años después de poner la denuncia y finalmente quedó sólo un imputado, el que agrede a la niña y al periodista. De un juicio penal que se pedía la juez decidió que quedase en un simple juicio de faltas.

Antes del juicio

«Minutos antes del no juicio», afirma Carlos, que aparece con Katherina y Daniel (CARLOS GONZÁLEZ)

Las triquiñuelas y mamandurrias de la justicia -fiscal, juez y abogado del estado incluidos-, han hecho pasar el caso a un juzgado de la Audiencia de Madrid para regresar seis meses después, tiempo suficiente para dar el caso por prescrito, algo inaudito según me contaba el abogado, que no está seguro de si eso que estaba pasando se correspondía con la ley; de hecho se va a presentar un recurso.

En el juzgado, acompañado de Katherina y Daniel, nos dábamos por satisfechos con ver que el «personaje» tuviera que pasar por el juez y que volviera a ver el video que protagonizó. Tuvimos que esperar un retraso de más de un par de horas sentados en las escaleras del juzgado a que empezara la vista (foto) y finalmente el secretario me comunicó que no tenía que entrar a testificar, que la causa había prescrito.

La cara de circunstancias que se nos quedó a todos fue seguida de los consiguientes comentarios sobre el funcionamiento de la justicia en este país. Yo personalmente me imaginaba que esto iba a quedar en nada, visto el presente uno sabe que la justicia tiene dueños en este país, pero me dolió ver el rostro de Katherina con los ojos llorosos por este fraude judicial y la cara de incredulidad de Daniel, que había venido de Córdoba específicamente para acudir al juicio y cuyo regreso tenía pocas horas después.

Al parecer hasta la fecha no hay ningún agente que haya sido condenado por agresiones a pacíficos manifestantes, ya ni con pruebas gráficas. Esta es la justicia que tenemos.

 

Si hubiera justicia, no haría falta caridad

Por Ángel Villegas

Lo he oído recientemente en un programa deportivo de radio: a los oídos de un futbolista que está entre los más grandes del mundo llegó la noticia de que un niño de diez u once meses sufre una grave enfermedad. Alguien se lo dijo y él entregó, inmediatamente, un par de botas y una camiseta para el chaval.

Un hombre pide limosna. (REUTERS)

Un hombre pide limosna. (REUTERS)

Pero no se quedó ahí y, después de informarse, se comprometió a entregar una importante cantidad de dinero para que el niño fuera intervenido quirúrgicamente, porque de la rapidez con que se efectuara la operación dependía mucho la curación. En el sistema de salud español se le intervenía pero esperando un año, o quizá más, por lo que había que acudir a la sanidad privada.

Al parecer, hay una lista de espera que hace «imposible» que se le opere antes. Este crío no es el único caso y supongo que, con otras dolencias, habrá muchos en las mismas circunstancias. Lo he escuchado con una mezcla de alegría e indignación. Alegría porque esos privilegiados deportistas, admirados y, en ocasiones, aparentemente distantes, tienen nobles sentimientos que hacen que, al menos yo, les admire mucho más por ello que por lo que me deleitan con su talento deportivo. Indignación porque en un país como España, donde tanto sinvergüenza desvalija las arcas públicas, hay enfermos graves que tienen que esperar años para ser intervenidos, aun sabiendo que esa demora puede ocasionarles gravísimas consecuencias e, incluso, la muerte.

Bien está, y en lo que a mí respecta se lo agradezco en el alma, que haya gestos tan nobles como el del futbolista en cuestión. Pero, si hubiera justicia, si no se diera el hecho vergonzoso de una espera injustificable para acceder a un tratamiento médico, no sería necesaria la caridad de nadie.

Los nuevos casamenteros

Por Agustín Arroyo Carro

Era de esperar. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, no sólo ha dificultado el derecho al acceso a la Justicia de toda la ciudadanía, encareciendo desorbitadamente las tasas judiciales, sino que ha favorecido a los elitistas y multimillonarios cuerpos de Notarios y Registradores de la Propiedad, entre los que se incluye el actual jefe de Gobierno y algunos de sus familiares más próximos. Un hecho real es que muchos notarios y registradores han vistoGallardón disminuir en estos 5 últimos sus abultados y pingües ingresos por la retracción de las compraventas en el sector inmobiliario. Me consta que han tenido que despedir a algunos de sus administrativos y oficiales en muchas oficinas de Notaría y Registro de toda España.

Sin embargo, a pesar de ser un cuerpo de fedatarios públicos no muy numeroso, han conseguido que se les adjudique también la posibilidad de casar y divorciar por 95 €. Se argumenta que esta medida contribuirá a agilizar las listas de peticiones matrimoniales por lo civil que “colapsan” los Juzgados. Creo que se exagera, pues en España todavía hay más matrimonios canónicos que civiles o están igualados en número. En los 10 últimos años ha decrecido el número de bodas por la intensidad de la crisis y ha aumentado el de parados jóvenes que, en muchos casos, optan por vivir juntos hasta estabilizar sus precarias situaciones de trabajo y acceso a la compra de viviendas o alquileres baratos. Los ricos, y sus representantes políticos, siempre encuentran nuevos caladeros y nichos de negocio. ¡Qué avaricia y qué descaro!

¿Existe la justicia?

Por María Díez

51098Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que los valores no existen tal y como los conocemos. Al pensar en la justicia, creía en un poder igualitario, yo me pregunto si somos todos iguales. Ante esta justicia no. Algunos casos son clara evidencia de ello, haciendo cuestionar a los ciudadanos si todos somos iguales. Donde hay dinero no habrá justicia. Te parece justo ver gente con una larga trayectoria criminal a sus espaldas hoy andan a sus anchas por las calles. ¿Creen ustedes que son justos los desahucios? ¿Es un una solución ante la crisis? A mi parecer no, ya que muchas de esas casas quedarán vacías contribuyendo al empobrecimiento de los españoles.

No se puede opinar sobre por qué los jóvenes preparados con estudios superiores, carreras universitarias, másters, etc., no tienen trabajo (y si lo tienen no se corresponde al grado de conocimiento que tienen), mientras otros, por enchufe o tráfico de influencias, ocupan altos cargos para los cuales no están cualificados.

Cuando eres pequeño te preguntan que qué quieres ser de mayor, pero ahora no podemos ser lo que queramos sino lo que podamos. Rompiendo sueños creados por ellos mismos y perdidos para jamás ser encontrados en un agujero sin fin donde van a parar todos los sueños. Sueños que todos quisimos y pocos pueden cumplir. Vivimos en un mundo en el cual ya no queremos crecer, en el país de Nunca Jamás, porque a medida que crecemos es más difícil cumplir lo que en un primer momento parecía ser fácil. Y ahora en vez de ayudar a la educación hacemos cada vez más difícil su subsistencia. Deben dejar las tierras a los niños. ¿Esto es lo que queremos para las generaciones venideras? Todavía creo que existe la justicia, pero en mi país como en tantos otros son una especie en extinción.

Lo que éramos y lo que somos

Por Ángel Villegas Bravo

No eramos un país rico, ni desarrollado; éramos un país entrampado. No teníamos piso, ni apartamento en la playa, ni chalé en la sierra, ni todoterreno, ni ordenador personal, ni plasma, ni móvil de última generación; teníamos deudas. No teníamos inversiones en sellos valiosos, ni preferentes; teníamos humo. No jugábamos en la Champions de la economía; jugábamos en regional. No teníamos gobernantes al servicio del pueblo; teníamos incompetentes, aprovechados, recalificadores de terrenos, constructores ávidos de ganancias fáciles, especuladores, financieros irresponsables.59609

Ahora, en cambio, seguimos teniendo las deudas, más aún que antes, porque estamos gastando millones a mansalva en rescatar bancos, en tapar los agujeros de los tramposos, de los que, a pesar de la crisis, son más ricos que antes, de los que se han llevado los millones a paraísos fiscales, lo que nos han costado los trajes, los bolsos de lujo, los relojes caros, los viajes gratis, los sobresueldos (en blanco o en negro, me da lo mismo).

Y, además, somos un país en el que las condiciones laborales y los sueldos son peores, en el que la sanidad pública se vende al capital privado para que hagan el negocio que ya no pueden hacer con la construcción de viviendas. Somos un país en el que miles de jóvenes han tenido que dejar los estudios porque no se pueden pagar la Universidad; somos un país en el que la Justicia ha sido encarecida y puesta fuera del alcance de gran parte de la ciudadanía.

No se ha reducido el paro, hay comedores sociales rebosantes y niños mal nutridos. Hay muchos profesores, médicos y enfermeras despedidos. Y sigue habiendo una Justicia lenta, mediatizada por el Gobierno; e indultos incomprensibles, cargos de confianza nombrados a dedo y que cobran unos sueldos sustanciosos; y empresarios que piden, cada vez más: despidos más baratos (todavía) y contratos más precarios. Y palabras vanas, luces al final del túnel (un final que nunca se alcanza) y mentiras, muchas mentiras.

El ciclista atropellado en Madrid

Por Santiago Esteban

Un ciudadano llamado Eduardo A. G arrolla, en estado de embriaguez, a un ciclista la madrugada del pasado miércoles en el barrio de Tetuán en Madrid. Huye de los hechos con el ciclista herido, tendido en el suelo, que fallece horas después. Se detiene a este individuo, por no llamarle otra cosa, y se comprueba que carecía de carnet por haber perdido todos los puntos, que ya le habían detenido por este motivo y que había sido condenado por conducción bajos los efectos del alcohol en 2012. Ciclista atropelladoSin embargo, pocas horas después, el juez de instrucción número 6 de Madrid le ha dejado en libertad con cargos. Es decir, sólo tiene la obligación de comparecer en el juzgado todos los lunes de cada semana.

Es complicado creer en la justicia de este país con hechos como éste. Somos muchos los indignados por este tema y por la falta de sentido común que muchas veces impera en este país. Si el problema es la ley y atenerse a ella rigurosamente, quizá es hora de cambiarla. Si el problema es la flexibilidad de la justicia, es hora de reflexionar si el modelo sirve para garantizar el Estado de Derecho. Pedimos que se haga justicia y que este tipo no vaya libremente por la calle. Que pague, que sepa cada minuto que acaba de destrozar a una familia y que es un cobarde.

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Jaume Matas, la gallina y los jueces

Por Ángel Villegas

De los cobosPara ser juez y más si se llega a tribunales superiores, Supremos o Constitucionales, hay que estudiar muchísimo y haber demostrado grandes méritos, así que no voy a ser yo, modesto ciudadano del montón, el que me ponga a discutir la sabiduría de sus señorías.

Permitan, no obstante, que muestre mi asombro al haber conocido que hay un ciudadano que puede ir a la cárcel por haber robado una gallina, al parecer con el agravante de haber saltado la cerca del corral en que estaba el animalito.

Así que, al enterarme de la reducción de pena del señor Matas, que había sido condenado a seis años de prisión, y que se ha quedado en nueve meses, no alcanzo a comprender la falta de proporcionalidad entre la gallina y los muchísimos euros «distraídos» por los que ha sido condenado don Jaume.

Por otro lado, un juez que llega a presidente del Constitucional, ocultó su militancia en un partido político cuando fue examinado para el cargo, con lo que se pone en entredicho la apariencia de necesaria imparcialidad. Y sus compañeros del citado Tribunal no dicen ni pío. Además, el susodicho juez ignora aquello de «la mujer del César no solo debe ser honesta, sino también parecerlo» y no presenta su dimisión «ipso facto».

Será así, ¡qué duda cabe!, sus señorías sabrán muy bien lo que hacen, pero sepan también, que muchos ciudadanos como yo, que pagamos nuestros impuestos con los cuales se atiende a la Justicia y a todas las necesidades del Estado, no entendemos estas cosas tan extrañas; y, a pesar de todo, seguimos confiando en los jueces.

La justicia no es igual para todos

Por Victorio Martínez Armero

Los diferentes tribunales que están instruyendo y juzgando los distintos casos de corrupción y otras causas,  deberían aplicar  por lo menos criterios análogos a la hora de juzgar. Como se puede entender que una persona que se encuentra una tarjeta de crédito y compra dos bolsas de pañales para su bebé, que paga con ella, el tribunal de turno la condena a dos años y dos meses de cárcel y la señora Barcina que cobraba dietas dobles y triples, sin control y desorbitadas se archiva la causa por no haber cobrado más dietas y más descaradamente. Lo del señor Matas ya colma el vaso, de que la justicia es igual para todos, no es cierto y a las pruebas me remito.barcina

Cuando hablan los tribunales debemos respetar sus sentencias, autos y providencias, siempre y cuando sean justas, objetivas e imparciales. El problema que tiene nuestra justicia es que ciertos requisitos que exponíamos más atrás no los cumplen y es cuando la ciudadanía debemos rebelarnos antes las injusticias de la justicia, porque si no lo hacemos los principios que rigen nuestro sistema democrático se debilitan. Las actuaciones inmorales debemos denunciarlas, sea quien sea el autor de las mismas, es una obligación cívica de todo ciudadano.