Tu blog Tu blog

Este es tu altavoz

Entradas etiquetadas como ‘jovenes’

No estamos contentos con nuestro trabajo

Por A. Cases Monge

215923-943-629

Grupo de personas en su trabajo (ARCHIVO)

Los jóvenes que estamos en edad de trabajar y tenemos “la suerte” de poderlo hacer, no nos sentimos afortunados ni estamos contentos con nuestros trabajos. La mayoría ocupamos puestos de trabajo por debajo de nuestra formación, cobrando sueldos miserables, ahora el mileurista es el rico de la pandilla. Pero el dinero no es el problema, el problema es el sistema empresarial y cómo se trata al trabajador.

Eres una pieza más del engranaje que en cualquier momento se puede sustituir. Trabajar con esta sensación acaba en desmotivación e indiferencia, ahora se le llama zombificación laboral o despido interior. Huyes del compromiso, pasas por alto la participación, escapas de tu equipo y te resignas a malvivir en un entorno productivo con el cual has construido una relación insatisfactoria, después de una prolongada y variable secuencia de vivencias laborales negativas.
Porque somos jóvenes nacidos a la era digital donde todo se comparte y todo el mundo tiene voz y voto, por eso no podemos encajar en este tipo de empresas. ¿Qué nos queda? Aceptarlo y morir en vida trabajando, ir cambiando de trabajo o intentar cambiarlo desde dentro.
En Barcelona hay una empresa donde no tienen horario ni jerarquías, trabajan por objetivos y la felicidad del trabajador es primordial para la empresa. Los trabajadores se implican y se sienten parte de la empresa. ¿No es mejor tener un empleado que haga 25 horas semanales, cumpla los objetivos y sienta que la empresa en parte también es suya?
Este sistema funciona, está comprobado. Entonces ¿por qué solo hay una empresa en todo el Estado que sea así? ¿Os imagináis qué tipo de sociedad seríamos yendo contentos a trabajar?

El valor de mi formación

Por Noelia Roncero

Escribo para expresarles la frustración con la que está viviendo un gran colectivo en España como es el de los licenciados. Y más especificamente aquellos licenciados que emigramos con la esperanza de mejorar nuestra formación y añadir valor al currículum para que se nos recompense en un futuro y a la vuelta nos encontramos con que las cosas siguen igual o peor. Mi intención es dar voz a aquellas personas que han luchado y sacrificado muchas cosas en países culturalmente diferentes a España con el reto que eso conlleva y que, a pesar de ello, no están incluidas en ninguna propuesta para el cambio ni en debates políticos ni en programas electorales.

Un estudiante borrando una pizarra

Muchos licenciados no encuentran su lugar en el mundo laboral. (D.R.)

Soy una licenciada en LADE de 28 años que emigró a Londres y luego a Cambridge con el objetivo de mejorar mi inglés. Empecé en Londres limpiando habitaciones (algo de lo que no me avergüenzo) y acabé trabajando en la Universidad de Cambridge como administrativa, algo que no ha sido fácil de conseguir. Aún así me considero afortunada por haberlo logrado, pues no es un camino fácil: los ingleses no te dan oportunidades fácilmente. Tienen que confiar en ti, y el idioma es una gran barrera. He invertido los ahorros en hacer un máster de Recursos Humanos en Cambridge con la esperanza de llegar a España y tener un currículum diferente y optar a puestos con un salario decente.

Sin embargo, he tenido que volver después de cuatro años por desafortunadas circunstancias y cuál ha sido mi sorpresa al ver que las pocas empresas que me han llamado lo han hecho para ofrecerme becas de 300 euros. ¿Eso es lo que valgo? ¿Tanto esfuerzo, tanta dedicación puesta en formarme para acabar teniendo la misma remuneración que tuve antes de irme?

Pues bien, mi caso es similar al de muchos otros jóvenes. Mi opinión es que los salarios de hoy en día se deberían valorar por la formación que hayas recibido, ya que es justo que, habiéndome gastado mis ahorros en mejorar mi nivel en idiomas, sea recompensada. Pero parece ser que en España todo vale, y si nos podemos aprovechar de los jóvenes inexpertos lo hacemos sin ningún escrúpulo. He llegado a ver ofertas de trabajo en las cuales lo único que te ofrecían como compensación era un zumo de naranja. ¿Es así como nos tenemos que malvender hoy en día en España?

Para que España sea competente tenemos que apostar e invertir en nuestro talento.

Sólo les falta dar latigazos a los jóvenes mientras trabajan

Por Jon García Rodríguez

Cualquier día nos van a pagar la jornada laboral con una palmadita en la espalda y un bonobús para que regresemos a casa. El Círculo de Empresarios propone reducir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a los jóvenes que carezcan de formación.

Consideran excesivo tener que pagar 648 euros al mes —lo que marca el SMI— a jóvenes que no tienen estudios o experiencia laboral. Yo no sé si también les van a poner una bola de hierro en el pie o si les darán latigazos mientras trabajan. Pero igual hasta podría pasar.

Un joven en su jornada laboral (INFOJOBS)

Un joven en su jornada laboral (INFOJOBS)

Desde que el ex presidente de la CEOE, Díaz Ferrán, soltara aquella mítica perla: ‘para salir de la crisis hay que trabajar más y ganar menos’ (ahora la repite desde Soto del Real), la patronal se ha venido arriba y no hay quien les haga bajar.

A mí me gustaría explicarle al Sr. Javier Vega, presidente del Círculo de Empresarios (de quien ha salido esta ‘genialidad’), que la esclavitud fue abolida en 1896. Si necesitan trabajadores para levantar las empresas con las que se enriquecen, les tendrán que pagar. Pagar bien.

———————————————————————————————————–

Por A. Domínguez

Escucho atenta y pasmadamente al Sr. Vega de Seoane, presidente del Círculo de Empresarios, decir que a los jóvenes que no estén formados adecuadamente para desempeñar un trabajo, se le abone menos del salario mínimo, incluso abonar una parte del mismo en especies.

Bueno, primeramente, este apellido tan ilustre y conocido en nuestra Historia reciente y no tan reciente… segurísimo que no tiene entre sus vástagos jóvenes sin preparación. ¡Lógico!

Y, por pura lógica,  yo me atrevo a decir, ¿se pagará entonces doblemente, como mínimo, a los jóvenes que están ‘requetesobradamente’ preparados para el trabajo que están desempeñando? Por ejemplo, una persona licenciada, pongamos que en Derecho, con premio fin de carrera y expediente académico impoluto, desempeñando el cargo de asistenta doméstica con salario irrisorio y tareas sin fín…

¡Ay! Cuántas necedades tendremos que escuchar… y ¡padecer!

Jóvenes con estudios, pero sin posibilidades de empleo

Por Constantino Cuenca

En este momento no puedo asegurar que lo que aquí escribo tenga un carácter de denuncia, o si lo trazo desde la más absoluta necesidad de desahogo individual. Soy un varón de 25 años, licenciado en Ciencias Ambientales, y máster en Gestión y Restauración del Medio Natural. Las ganas de comerme el mundo quedaron, creo, en el mismo lugar donde se guardan las promesas que nos hacían. Y no es que las haya guardado ahí por placer, por holgazanería, por desinterés, por apatía; ¡que no se confunda nadie! Es sólo que, a fuerza de no usar algo, o de no encontrarle utilidad, uno acaba guardándolo en un cajón. Probablemente es algo inherente al ser humano, ¿quién no tiene un cajón, caja o baúl lleno de bártulos inútiles? Fíjense  en la gravedad del contexto. Un joven de 25 años se ha dejado la ambición en un cajón. Y todavía algún miserable encontrará apropiado pensar, o incluso vocear, eso de que cada uno se labra su futuro. Otros, como dice un rapero valenciano en un muy buen tema, te gritan “¿perdedor, por qué no emprendes?”. Sí, parece que es la época de los emprendedores…

Varios universitarios estudian en una biblioteca (ACN)

Varios universitarios estudian en una biblioteca (ACN)

Nos dijeron que la educación superior era una escalera, que nacer en una familia obrera no era impedimento, que la escala social ya no existía para nosotros, o como mínimo, que aun existiendo, estaríamos en los peldaños de arriba. Esto no sólo es una gran mentira, sino que es una absoluta monstruosidad. La cosa tiene miga: según parece, la finalidad última de estudiar reside en un augurado, aunque dudoso, ascenso de clase. Claro, nosotros, jóvenes e ingenuos, les creímos. Y nuestros padres, agotados tras las 40 horas, en cierto modo vencidos en esa lucha que aún continúa, quisieron creerles, con la entrañable ilusión de quien desea para sus hijos un futuro mejor que su presente. Pero no salgo de mi asombro al ver que, salvo relícticas excepciones, sólo se nos ofrecen prácticas no remuneradas. ¿Con posibilidad de quedarte? No, más bien no. Y en este punto es donde podemos usar todos los eufemismos que queramos, los más amables y modernos que se nos ocurran, con tal de no llamarlo por su nombre. ¿Explotación? Si no lo es, se le parece mucho. Algunos creerán que está fuera de lugar utilizar este concepto, pensarán que forma parte de una terminología anticuada, oxidada, propia, tal vez, de corrientes políticas y económicas decimonónicas. En mi humilde opinión, el término no puede estar más de actualidad. Y es, además, una explotación tolerada e incluso incentivada desde los ámbitos institucional, empresarial y académico.

No es casual, pues, que tantísimos jóvenes formados, hartos de regalar nuestro tiempo (o de la sola idea de tener que regalarlo, haciendo caso a ese imperativo etéreo pero tan rígido de que hay que hacer currículum), prefiramos venderlo al mejor postor. Yo, como tantos y tantas, he servido copas y mesas, he puesto gasolina, he fregado escaleras, podado setos, limpiado baños… De todos los trabajos guardo buenos recuerdos, amistades; esto no pretende ser un pataleo clasista o elitista de tantos otros que leo por ahí; esto no es un “yo valgo mucho como para dedicarme a esto”. No, no valgo más que un camarero o un jardinero, pero no son mi profesión. Soy ambientólogo, y no puedo permitirme perder ni un minuto trabajando gratis para nadie.

De los ‘Ni-Ni’ a una nueva generación de superhéroes

Por Cristina López Sánchez

Durante algún tiempo, se ha calificado a la generación de jóvenes como ‘Ni-Ni’, término que hace referencia a personas que ni estudian ni trabajan. No obstante, la realidad que yo vivo es muy diferente.

Varias estudiantes en los alrededores de la Universidad Autónoma de Madrid. (EFE)

Varias estudiantes en los alrededores de la Universidad Autónoma de Madrid. (EFE)

En la actualidad somos muchas las personas que no sólo estudiamos sino que además trabajamos. En mi caso, estudiante de universidad y trabajadora en una tienda de deporte veo como mis compañeros salen de trabajar y se van directamente a sus clases, teniendo que comer en el metro.

Otros, además del trabajo extracurricular y la universidad también realizan prácticas relacionadas con su carrera en empresas.

Las nuevas generaciones nos convertimos en superhéroes que somos capaces de trabajar, estudiar y además salir de fiesta y pasárnoslo bien. Así que, ¡un aplauso por toda esa generación Sí-Sí!

No me digáis que me vaya al extranjero

Jóvenes universitarios. (ARCHIVO)

Jóvenes universitarios. (ARCHIVO)

Por Carlota Poveda,

No es ninguna novedad que muchos jóvenes tengan que marcharse al extranjero en busca de oportunidades que aquí son inexistentes.

También somos conocedores de la situación actual, tanto laboral como económica, en nuestro país. De las cifras de desempleo, de los sueldos base y de los recortes en educación.

Aún así, no puedo quejarme. Actualmente tengo trabajo como becaria en una importante empresa. Allí estoy aprendiendo y ganando una experiencia única para mejorar mi formación. Además, ¡cobro! Algo insólito en el mundo de los becarios.

Por otro lado, trabajo de camarera los fines de semana para, con ambos sueldos, poder pagarme los estudios. Aún así, cruzo los dedos deseando que al terminar mis prácticas, pueda quedarme en la empresa en la que estoy. Me da miedo encontrarme con una mano delate y otra detrás. Con un grado, un máster y un par de títulos de inglés pero con una mano delante y otra detrás.

Muchos me dicen que no me preocupe. Que si me quedo sin trabajo puedo aprovechar para irme al extranjero a aprender algún idioma o en busca de oportunidades.

Me insisten en que no deje escapar la oportunidad y me aseguran que si no lo hago, me arrepentiré. Y yo les pregunto, ¿me pagáis la aventura?, ¿Realmente creéis que, en el contexto actual, el mejor consejo que le podéis dar a un joven es que se vaya a otro país?

Profesores, amigos, conocidos, familiares… No me lo digáis más. Por supuesto que quiero, pero dejemos de creer que es algo asumible para todos.

 

 

Jóvenes divididos e izquierda

Por Sarah Whitehurst Alfonso

La juventud está asociada por definición con cierto grado de ignorancia e ingenuidad, no del todo negativas si hacen que se viva cada momento con más pasión y garra. Esto hace que los que menos han vivido y menos saben del mundo se queden más en aspectos generales y en la superficie de los asuntos que los rodean.

"Jóvenes en una manifestación". (SARAH WHITEHURST ALFONSO )

Jóvenes en una huelga de estudiantes. (SARAH WHITEHURST)

Y por una parte es la magia de esta edad, y puede tomarse como una virtud, por ejemplo, en materia de política, haciendo que las luchas por sus respectivas ideologías, aunque parezcan más vacías -que no tiene en verdad porqué ser así- tengan más fuerza.

Pero no, esto no ocurre así y se desaprovecha muchas veces esa fortaleza juvenil. Véase el ejemplo de “la izquierda juvenil” o como quieran llamarlo. ¿Será que se cumple a rajatabla el refrán, “de tal palo tal astilla”? ¿Puesto que es lo que ven de sus “ejemplos a seguir”, es lo que acaban desarrollando?

Todos conocemos lo de que “la izquierda está dividida”, frase ya demasiado desgastada. Hay que empezar a sacar la cabeza de nuestros amplios, diversos y críticos ombligos; y saber que es este el momento en el que debemos de ceder por un bien común.

El objetivo, pues, debe ser accionar esa mentalidad, dejando a un lado las reyertas de veinteañeros inmaduros que hacen que realmente tengamos que avergonzarnos por no haber crecido lo suficiente.

Si usamos nuestra “inmadurez” no para imitar a los mayores,sino para alzarnos de una manera más fuerte podremos parar ese círculo vicioso de división continua en el que parece que la izquierda se ha instaurado. Y así, seremos los jóvenes los que demos ejemplo, haciendo que ellos reflexionen y se den cuenta de que los que han sido infantiles durante todo este tiempo han sido ellos.

Hacer que se sientan avergonzados puede ser el golpe necesario para que reaccionen los llamados adultos de una vez por todas.

Falta de educación financiera

Por Yacine Roumane

Un alumno toma notas en un instituto. (JORGE PARÍS/ARCHIVO)

Un alumno toma notas en clase. (JORGE PARÍS)

Lamentablemente, en los centros educativos no nos enseñan sobre educación financiera y la ignorancia nos lleva a cometer errores.

Cada vez más son los padres víctimas de un consumismo incesante, débiles para resistir los embates del consumo excesivo. ¿Por qué en las escuelas no se enseña educación financiera?

La necesidad de preparar a nuestros jóvenes para que puedan manejar el dinero con éxito en su vida adulta está a la vista. Espero que las autoridades pertinentes tomen conciencia y hagan algo para solucionar esta situación.

Gracias al PSOE andaluz por todo lo que me ha dado… y me ha quitado

Por Valentina Gómez

A todos los políticos de mi país, en especial al PSOE andaluz, pues son sus actos los responsables de estos agradecimientos:

Gracias por todos los malos momentos que nos habéis hecho pasar a mi familia y a mí, porque de todo llanto, de toda herida, algo se aprende, y nosotros hemos llorado mucho y lo seguimos haciendo. Y es que sin ese año durante el que mi madre trabajó sin que le pagarais, y sabiendo que jamás lo haríais, en la Mancomunidad de Lebrija (Sevilla) que el PSOE aún preside, esto no hubiese sido posible.

Gracias por separar mi familia a miles de kilómetros de distancia, porque eso nos ha enseñado lo mucho que nos queremos y lo mucho que nos necesitamos.

La secretaria general del PSOE de Andalucía y presidente de la Junta, Susana Díaz. (EFE)

La secretaria general del PSOE de Andalucía y presidente de la Junta, Susana Díaz. (EFE)

Gracias por darme la oportunidad de saber qué se siente tanto cuando eres una inmigrante como una emigrante, porque ambos casos me han mostrado lo cruel que puede llegar a ser un ser humano cuando está muy lejos de saber lo que es estar en el lugar del otro, en el lugar del débil.

Gracias por acercarme a entender la impotencia que sienten muchas personas cuando se topan con alguien que no tiene interés en que os entendáis. Porque cuando no entiendes nada de lo que oyes, es como si no oyeras, y cuando hablas pero nadie te entiende, es como si no pudieses hablar.

Gracias por todos esos viajes, por todo ese trabajo y ese tiempo invertido en encontrar un vuelo, y no por aventura o placer, sino para sencillamente poder estar en mi casa, para algo tan simple como poder darle un beso a mi novio. Ya que lo menciono, gracias también por hacerme contar, cada día de mi vida, los días que faltan para poder hacer justo eso. Todo esto me ha enseñado a tener paciencia.

Gracias por enseñarme lo que es estar sola, porque ya nunca más lo desearé y gracias por todas esas mentiras, porque ahora sé ver más allá de vuestras palabras, políticos, y ya nunca más las creeré.

Gracias de verdad por haberme enseñado lo que es el dolor y la cara más amarga de la vida, porque de ella he renacido y ahora sé apreciar lo bueno que me ofrece.

Gracias por esos momentos, malos y buenos, en los que no he podido acompañar a mi familia, porque me he dado cuenta de lo mucho que me aprecian.

Gracias por permitirme, a cambio, haber acompañado a otras personas aquí, haber podido abrazar a mi amiga, rota de dolor, porque su abuelo había muerto a más de 2000 km y ella no podía decirle adiós. Esto me ha enseñado el valor de la amistad y de la familia, y que sin ellos no somos nada.

Gracias por los amigos que he hecho aquí, porque de ellos he aprendido que aún hay gente en el mundo que quiere ser tu amigo por el mero hecho de disfrutar de tu amistad, sin pensar en los beneficios que puede obtener de ello.

Gracias también por ayudarme a descubrir el mundo de las videollamadas y las redes sociales, algo que antes tanto odiaba, y que ahora se ha convertido en mi salvación, mi única ventana a España, a mi casa y a mi gente.

Por supuesto, el PSOE no es el culpable absoluto de todo esto. Tal vez si el Gobierno no hubiese pagado sobresueldos; si hubiese utilizado bien el dinero procedente de los fondos europeos, en lugar de malversar con ellos, entonces el PSOE tampoco lo hubiese usado para falsos ERES, falsas guarderías como las de vuestro compañero Antonio Maestre, ni triples contratos públicos como los del exgerente de la Mancomunidad donde trabajaba mi madre, etc.

Grupo de tres amigas de viaje. (JUTTA KLEE / GTRESONLINE)

Grupo de tres amigas de viaje. (JUTTA KLEE / GTRESONLINE)

Si tomaseis, vosotros los políticos, la coherente decisión de acabar ya con esas costosas dietas y de usar vuestro cochazo propio también para ir al trabajo, o simplemente ir en transporte público, ese que tanto promovéis, como hacen el resto de los españoles. Si hicieseis eso en vez de, por ejemplo, unificar dos grandes hospitales como el de la Macarena y el Virgen del Rocío, porque claro, cerrar uno de ellos sería mucho más escandaloso. Pero igualmente los servicios han quedado reducidos a más de la mitad, al igual que la plantilla de médicos, enfermeras, auxiliares… pero el personal directivo sigue siendo el mismo. Si hubiesen reducido este personal en lugar de la mano de obra, tanto en hospitales como en el resto de empresas y servicios públicos o privados (donde también muchos políticos y sus familiares y “amigos” son directores, presidentes, etc.), entre otras miles de ventajas, seríamos más productivos.

Si hubieseis destinado los fondos a crear empleo sostenible para TODOS, y no empleo de primera clase para familiares y “amigos”. Si los andaluces hubiésemos votado a otro partido en lugar del PSOE…

Si los españoles nos uniésemos todos a una en lugar de querer separarnos todos, como dice el lema de los extrabajadores de la Mancomunidad que cerrasteis: “O luchamos juntos o nos derrotan por separado”.

Si los españoles no votásemos más ni al PP ni al PSOE… Tal vez entonces, mi familia y muchas otras más no estarían pagando los errores y deudas de otros y yo no estaría escribiendo esta carta. Pero como les decía al principio, sin ese año que mi madre dedicó a trabajar sin percibir nada a cambio, en el que la vi llorar desesperada cada día, ese año que tanto miedo pasamos, ese año maldito en que lo perdimos todo…sin ese año, mi vida aquí, en Alemania, no hubiese sido posible.

Sólo espero que algún día podáis vosotros también aprender tanto como he aprendido yo.

El legado que Márquez deja a los jóvenes

Por Diana Peinado

Gabriel García Márquez, en su casa de México. (GTRES)

Gabriel García Márquez, en su casa de México. (GTRES)

El mundo entero se encuentra de luto por la muerte del gran escritor Gabriel García Márquez. Son tiempos tristes para las generaciones que han crecido con sus libros, con sus historias y su filosofía, pero también son tiempos tristes para las nuevas generaciones, las cuales acabamos de descubrir un nuevo mundo leyendo Cien años de soledad.

No puedo sino indignarme cuando escucho comentarios menospreciando a las futuras generaciones comparándolas con grandes pensadores y escritores como García Márquez o Cortázar. Claro que ninguno va a ser como ellos, nadie va a tener su imaginación y sobre todo, nadie va a vivir en sus circunstancias, pero tenemos su legado y compartimos sus ganas de cambiar.

Tras ver las noticias y observar cómo la tristeza inunda el salón de mi casa por la muerte de García Márquez, me he decidido a escribir esta carta para ofrecer un rayo de esperanza.

La literatura es algo universal y eterno, dadnos una oportunidad a las nuevas generaciones, dejad de desconfiar y de infravalorarnos, pues no todos leemos Cien años de soledad por obligación y nosotros os responderemos con las mejores historias jamás escritas.

Si de verdad creéis que somos el futuro, dadnos un voto de confianza y volveremos a poner de moda la literatura.