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Entradas etiquetadas como ‘internet’

Los refugiados ya no están de moda

Refugiados en un tren en Macedonia. (EFE)

Refugiados en un tren en Macedonia. (EFE)

Por Eva Rodríguez Táboas

Recuerdo cuando, a principios de septiembre, la fotografía de aquel niño sirio ahogado en Turquía inundaba las portadas de todos los diarios. De la misma forma, los comentarios de apoyo a los inmigrantes sirios en las redes sociales no tardaron en llegar en forma de tsunami: la gente estaba embargada por un sentimiento solidario nunca antes visto. Pero como pasa con un tsunami, así como vino, así se fue.

Pasaban las semanas y parecía que la crisis de refugiados se había solucionado, los informativos dejaron de emitir imágenes sobre ellos y la gente ya no tenía tiempo para defenderlos a través de las redes sociales. Pero los olvidados reaparecieron en pantalla y yo me preparé para presenciar otro aluvión solidario en Internet.

Ya llevo dos días agazapada en las redes y nada de nada, parece ser que están ocupados divulgando otras cosas más importantes. Cierto, lo que realmente está acaparando sus esfuerzos y energías es la subida a sus perfiles de selfies, los cuales les reportarán un número considerable de “Me gusta” y eso es muy buen alimento para el ego.

Muchos se aventuraron a clamar que la solidaridad demostrada en las redes era un claro síntoma de que nuestra sociedad no estaba perdida y que pensaba diferente a los gobiernos clasistas europeos; yo me aventuré a decir que todo era “postureo” para alimentar la soberbia. Y mientras yo me ganaba la fama de insensible, los refugiados se ganaron un sitio en las publicaciones antiguas de los perfiles. Es una pena que de “Me gusta” y de compartir no se sobreviva.

Las graves consecuencias de intentar divorciarse por internet

Por Luis Carlos Moreno Fidalgo

Muchas personas contratan los servicios jurídicos para divorciarse a través de internet. Basta teclear ‘Divorcio’ en google para encontrar decenas de páginas que ofrecen estos servicios a un precio muy atractivo y de forma rápida y sencilla, según reza su publicidad.

Los convenios de divorcio que estas páginas redactan se elaboran esencialmente mediante un copia/pega de la información que el cliente rellena en un formulario previsto al efecto.

El problema es que en muchas ocasiones la información que recogen estos formularios es incompleta e incluso errónea y al no haber una supervisión letrada adecuada, nadie los detecta.

Una persona navega por Internet. (GTRES)

Una persona navega por Internet. (GTRES)

Divorciarse por internet es cuanto menos arriesgado puesto que el cliente no es jurista y carece de los conocimientos necesarios para poder interpretar correctamente conceptos legales que afectan al proceso de divorcio y esta carencia no es suplida por un letrado ya que los datos, una vez confirmados por el cliente, se vuelcan directamente sin procesar en el convenio de divorcio y sin la necesaria supervisión de un letrado.

En mi caso, me encontré con que en el convenio de divorcio, que la empresa contratada presentó al juez, se había descrito el piso conyugal como un bien ganancial cuando en realidad no lo era por haberse comprado antes del matrimonio (en ningún lugar del formulario se pedía la fecha de compra y nadie comprobó los datos registrales). Como consecuencia de este error de descripción que solo un jurista puede conocer y detectar, no fue posible modificar la titularidad del piso en el registro de la propiedad.

Parece ser que estos errores no son aislados y afectan a numerosas personas. Tanto los procuradores como el personal de los registros, con los que yo he tenido contacto, hablan de infinitud de casos similares.

Esta situación produce un manifiesto vacío en la seguridad jurídica de las personas puesto que el procedimiento, tal cual está diseñado, carece de supervisión legal y jurídica. Al prestar estas páginas de internet servicios de carácter jurídico, las consecuencias e implicaciones jurídicas de los errores que se producen son graves y serias.

Contra los programas de televisión sexistas

Por Matilde Crespillo Sánchez

Tengo 75 años, soy madre y abuela y estoy de vuelta de todo. Mis nietos viven por y para el móvil, enganchados a Internet, selfies, chats…

Fotograma de Mujeres y hombres y viceversa.

Fotograma de ‘Mujeres y hombres y viceversa’.

En la tele solo miran ese programa en el que chicos y chicas supuestamente buscan amor a cambio de enseñar su anatomía, peleando por minutos de fama, faltándose al respeto y besándose todos con todos.

A mi modo de ver, es un programa machista que solo enseña el culto excesivo al cuerpo y a cómo venderse. No pido que lo retiren, pero sí que lo reubiquen en un horario más adecuado, quizá el nocturno.

No creo que los chicos que vienen a comer a casa, como mis nietos, deban presenciar tan bochornoso espectáculo, y no me digan que cambie de canal… ¡A ver quién es el valiente que lucha con adolescentes con las hormonas revueltas! Por cierto, el programa en cuestión es Mujeres y hombres, y viceversa.

La hipocresía de las redes sociales

Por Luis V.

Qué gran hipocresía la de las redes sociales como Facebook. Aquí vale todo con tal de lograr incrementar el número de personas registradas.

Facebook (GTRES)

Facebook (GTRES)

Hace tiempo había leído en la prensa que había censurado la publicación en el perfil de una persona en un fotografía dando el pecho a un lactante en el hospital en el que se encontraba ingresado, esto me produjo una gran indignación.

Sin embargo, ésta fue en aumento cuando hace unos días veo a través de mi perfil un vídeo en el que literalmente dos hombres de gran envergadura se golpean con una violencia desproporcionada durante alrededor de quince minutos hasta que uno de ellos, finalmente, acaba en el suelo semi inconsciente y con el rostro tumefacto como consecuencia de la golpiza recibida. Pues bien, ante la posibilidad de denunciar el video por su contenido inapropiado accesible a todo el mundo, decido dar cuenta del mismo a la red social.

¿Cúal es mi sorpresa al recibir días más tarde respuesta? Al parecer este no era considerado ofensivo y que no iban a hacer nada al respecto. ¿Acaso es más molesto una fotografía de un niño tomando el pecho de su madre que la de dos hombres mostrando un comportamiento animal? Es indignante que se prohíban aquellas imágenes que no dejan de ser reflejo de una celebración de la vida y se permitan las que fomentan la violencia tan gratuitamente.

Cuando creíamos que el mundo se acababa sin Megaupload

Por Laia Lombao Agustín

Un hombre señala el menú de la página web series.ly. (JORGE PARÍS)

Un hombre señala el menú de la página web series.ly que ofrece contenidos audiovisuales (JORGE PARÍS)

Si tuviéramos que escribir tres adjetivos sobre Internet diríamos: democrático, abierto y generoso. Internet se basa en la lógica del contenido libre para ver-lo, compartir-lo e incluso modificar-lo.

Entiendo que ciertos sectores vean de manera perjudicial que sus materiales se distribuyan de forma gratuita, pero no están jugando bien sus cartas. Les guste o no Internet nos ha cambiado la forma de entender y de consumir sus contenidos.

El camino no es la imposición, sino buscar medidas que beneficien a ambas partes. Medidas como la nueva ley de propiedad intelectual son inútiles. Todos pensábamos que se nos acababa el mundo sin Megaupload y nos espabilamos. Ahora haremos lo mismo.

¿Está sustituyendo la tecnología a la comunicación interpersonal?

Por Sara Pérez Dolz

Dos personas abrazándose (REUTERS)

Dos personas abrazándose (REUTERS)

Gran parte de mis amigos viven en otros países ya que se han visto obligados a ir a estudiar y/o a trabajar al extranjero.

No ha sido sólo por la sed de nuevas experiencias, ni por una voluntad de cambio de aires, ni siquiera por la excitación de empezar de cero en un nuevo escenario, sino que se han visto obligados a tomar este tipo de decisiones de forma reactiva.

La precariedad tanto laboral como educativa en España ha hecho que la fuga de cerebros se multiplicara exponencialmente en los últimos años. Y esto, además de crear problemas económicos y un enorme vacío de talento, ha generado un nuevo tipo de relación: la virtual o digital.

No siendo posible el encuentro físico o el diálogo presencial, vivo y real, se aceptan sucedáneos tecnológicos que nos crean una ilusión de proximidad.

Pero ¿puede esto a largo plazo sustituir a una relación real? Aún perteneciendo a la “generación digital” debo confesar que esta ilusión de proximidad no es suficiente: necesitamos el calor humano, intransferible a ningún medio digital habido o por haber.  Con este modelo virtual acabamos sintiéndonos íntimamente huérfanos de amistades profundas, aunque la digital la mantengamos.

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Por Elisabet Serena Valls

Las redes sociales, las apps y en general las nuevas tecnologías han cambiado la forma en que nos relacionamos y comunicamos en nuestro día a día. Y es que cada vez es más habitual ver a la gente con un smartphone o una tablet entre las manos.

Hemos desarrollado la capacidad de estar presentes en todas partes sin estar realmente en ninguna de ellas, de sentirnos acompañados en nuestra soledad.

Algunos hablan de la comunicación sin barreras. Yo, del fenómeno socialización de-socializada. Sin darnos cuenta nos hemos vuelto adictos a una tecnología que, en vez de hacernos más sociales, nos aleja cada vez más de la realidad.

Creemos estar acercándonos a las personas, ¿pero no estamos acaso separándonos de ellas? El contacto físico, presencial y más cercano está desapareciendo ante nuestros ojos y parece ser que nadie se está dando cuenta.

¿Las nuevas tecnologías dificultan las relaciones personales?

Por Vicnuel Sánchez González

Una persona navega por Internet. (ARCHIVO)

Una persona navega por Internet. (ARCHIVO)

Recientemente llamé por teléfono a un amigo, quién, al fallecer su mujer, se había quedado solo. Le di el pésame y seguimos charlando un buen rato. Al terminar, se me echó a llorar y, con voz desgarradora, me decía: y ahora…, ¿con quién comento esto que hemos hablado?

Pues esta o similar pregunta se hacen hoy muchas personas que no están viudas ni huérfanas: llegan a casa deseosos de contar lo que les ha ocurrido, bueno o malo, a lo largo de la mañana o del día y se topan con un repetitivo ¡chitón!, porque se está viendo la televisión o navegando por Internet. Y ahí tienes al pobre niño que llega del cole, al pobre anciano o al cónyuge sintiéndose ninguneados (unos don nadie). ¡Qué pena!

Es evidente que las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) tienen muchos pros, pero también tienen algunos contras que causan mucho mal y que, por lo tanto, habrá que tratar de evitar.

Que no tengamos que decir como el de la soleá de Juan Talega: “¿A quién le contaré yo las fatiguitas que estoy pasando? Se lo voy a contar a la tierra cuando me estén enterrando”.

Pero también esta regla tiene sus excepciones; así, por ejemplo, si los miembros de una familia saben por experiencia que, cada vez que entablan una conversación, suelen acabarla tirándose los trastos a la cabeza, tal vez sea mejor que vean la televisión o que naveguen por Internet, incluso durante las comidas.

Madre trabajadora y divorciada: “No tengo tiempo”

Por Nuria Rodrigo Alonso

Me levanto, me ducho, desayuno, corro al cuarto de mi hija, le despierto, le ayudo a vestirse, le preparo los cereales, le grito por su parsimonia, al fin salimos de casa, crispadas y nerviosas, siempre al filo de llegar tarde, ella al colegio, yo a la oficina…

Discurre la mañana, atiendo a gente que tramita que le concedan la ayuda del alquiler, hago lo que puedo, aun así todo el mundo se queja, no reúnen requisitos, les falta un papel, todo va lento, unos pagan sus frustraciones conmigo, otros se muestran comprensivos.

Una trabajadora durante su jornada laboral. (GTRES)

Una trabajadora durante su jornada laboral. (GTRES)

Al fin, una horita para comer lo que ayer por la noche me preparé en un ‘tupper’, está frio, insípido. Tomo un café en el bar del curro, este momento me reconcilia con la dureza de escuchar durante horas problemas ajenos, problemas reales que vive un montón de gente.

Vuelvo a mi mesa, solo quedan dos horas y saldré escopeteada hacia el colegio. Llevaré a la niña a la escuela de música, que me cuesta un gran sacrificio ya que ya no está subvencionada por el Ayuntamiento, pero me compensa ver cómo avanza en el viejo piano que he comprado a plazos.

Mientras ella permanece en el centro, voy corriendo al supermercado a comprar. Al fin llegamos a casa. Ella se ducha, yo pongo la lavadora, hago la cena y la comida que llevaré al trabajo… Y así, día tras día.

El fin de semana nos levantamos sin prisas, luego limpio un poco a fondo, el resto de días no tengo tiempo. Por la tarde intento hacer algo distinto, ir al cine, ir a ver una exposición… Tiene 8 años y empieza a interesarse por las cosas.

Y aquí termina todo. Soy divorciada, el padre de la niña ha tenido que marcharse al extranjero a buscarse la vida, no hay fines de semana alternos para tener un poco de vida propia.

Entonces, ¿por qué todo el mundo pone el grito en el cielo cuando confieso que estoy chateando con desconocidos por Internet? Que si es penoso, que si no tengo necesidad, que si hay que conocer gente en la calle, que si todos mienten en la Red, que si seguro que serán patéticos, que si esto o lo otro…

Respuesta: No tengo tiempo. Y al final, voy a tener una cita. Por escrito era genial, veremos en directo.

Medidas para cuidar el medio ambiente… ¿a cuenta de qué bolsillos?

Por José Carlos Canalda

Personas con las clásicas bolsas de plástico de comercios. (ARCHIVO)

Personas con las clásicas bolsas de plástico de comercios. (ARCHIVO)

Hace ya algún tiempo los supermercados decidieron en su gran mayoría dejar de dar gratis las bolsas de plástico con la compra, tanto daba si el gasto era pequeño como si te llevabas un carro lleno. Yo desde el principio lo entendí como una forma de abaratar costes, pero la excusa presuntamente ecologista que dieron fue la de evitar el deterioro del medio ambiente; al tiempo que en todos estos establecimientos se siguieron suministrando bolsas de plástico sólo que cobrándolas, cuando lo lógico hubiera sido que dejaran de darlas -o cobrarlas- de forma total.

Ahora la situación se vuelve a repetir con los bancos. Hace unos días me llegó una carta de mi entidad bancaria en la que me “felicitaban” por dejar de mandarme por correo los movimientos de mi cuenta, con lo cual contribuiría a preservar el medio ambiente y bla, bla, bla… de modo que a partir de ahora podría consultarlos y/o imprimirlos vía Internet.

Tal desfachatez me dejó perplejo, puesto que no gano nada, al tiempo que salgo perdiendo al tener que imprimir unos documentos que antes me llegaban por correo. Quien sí ahorrará, tanto en los gastos de correos como en los de impresión y manipulación será el banco, único beneficiario de esta iniciativa unilateral e impuesta.

Peor aún es el caso de todas aquellas personas, en especial las más mayores, que no están familiarizadas con la informática. Aunque la carta incluía un ambiguo párrafo en el que se afirmaba que se podría pedir que volvieran a remitir esta información por correo, “casualmente” olvidaba aclarar si este servicio, hasta ahora incluido en los costes de mantenimiento que cobran los bancos, pasará a ser de pago (como mucho me temo visto el precedente de las bolsas de plástico).

Obligados a manejar las nuevas tecnologías

Por Lázaro Martín

Un hombre sentado frente a su ordenador. (GTRES)

Un hombre sentado frente a un ordenador. (GTRES)

No pongo en duda que, incluso en los remotos tiempos en que el homo erectus caviló sobre el transcurrir del tiempo y los avances logrados, llegara a pensar lo que hoy  —espero que muchos— podemos afirmar: “esto va muy deprisa”. Deducción que te lleva a considerar dos alternativas: una, bajarse, por la que ni he apostado, ni apuesto, ni apostaré; y dos, la de reconducir y regular la marcha, asunto que merece como mínimo ser convenido por todos y para todos.

Hasta hace unos años, la gestión ante administración, instituciones u organismos estaba fundamentada en documentación, papel con registro y copia para seguridad y confianza del ciudadano. El progreso tecnológico ha llegado “desbocado” y las alternativas actuales eran inimaginables hace unos días; así pues, y en razón de ello, se han incorporado a nuestra vida diaria y a los quehaceres y obligaciones que tenemos con el mundo administrativo-burocrático, entendiendo por ello, público y privado. Pero el quid de la cuestión es: ¿ha de ser la única e imprescindible vía?

Tajantemente entiendo que no: la burocracia vía Internet y la comunicación vía online ha de ser la gran alternativa voluntaria del presente y futuro. Considero que, en defensa de mis ciudadanos coetáneos más próximos (generaciones de los cincuenta y cuarenta), hay pocas razones para que la administración pública inste, exija y sancione según el caso a aquellos que se ven obligados a realizar las gestiones vía Internet, depender de sus hijos o ponerse en manos de la gestoría correspondiente.

Así lo hemos de entender cuando, para cumplir con las obligaciones ante la Agencia Tributaria, nos encontramos con que, a la hora de realizar el denominado modelo 390 o el 347, nos vemos obligados a realizarlas vía Internet, con la certificación digital correspondiente, hecho insólito e inadmisible; o cuando se solicita una beca al Ministerio de Educación, esos padres que precisan la ayuda económica han de cumplimentarla telemáticamente.

Por tanto, todo ello implica dos premisas: una, que los gestores y responsables de la Administración Pública entienden que la tenencia de ordenador es universal; y dos, que todo ciudadano maneja el mismo. Conclusión incorrecta, salvo que la intención sea externalizar todo servicio administrativo burocrático que el ciudadano debe realizar.

Así pues, desde la perspectiva de un ciudadano con perfil profesional y personal que tiene conocimientos y manejos medios de nuevas tecnologías, pido «¡un poquito de por favor!» puesto que para caernos no precisamos que nos empujen.