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Entradas etiquetadas como ‘injusticia’

Somos una ciudadanía que lucha por la Champions pero no por nuestros derechos

Por Miguel Fernández-Palacios

Los jugadores del Real Madrid a su llegada a Cibeles con la undécima (EFE).

Los jugadores del Real Madrid a su llegada a Cibeles con la undécima (EFE).

La vida no es fácil y, en consecuencia, no se debe desaprovechar la ocasión de divertirse en cuanto se presente. Por eso resulta maravilloso que para celebrar la undécima del Real Madrid, miles de personas llenaran calles, plazas y un inmenso estadio, festejándolo en apasionado jolgorio.

O cuando en 1995 los aficionados entendieron que el descenso administrativo a segunda de sus equipos era una decisión injusta, y dos ciudades como Sevilla y Vigo se llenaron de protestas hasta revertir el veredicto.

Sin embargo esa expresividad espontánea se torna en amargo desencanto cuando, en este mismo país, se recortan derechos laborales, libertades, gastos sanitarios, educativos, de dependencia, etc. Cuestiones nada baladíes conquistadas con mucho sufrimiento y que hacen la vida más justa, pero las avenidas y plazas no se abarrotan en igual medida. No cabe duda de que la individualista sociedad moderna es moldeada en gran medida por los políticos, que forjan ciudadanos indiferentes para que no les incomoden en sus turbios enredos.

Y he aquí la piedra de toque: la indiferencia ciudadana es el peor de los males posibles para una democracia, porque la deteriora hasta ponerla en grave riesgo. Esperemos que los nuevos partidos, en un esfuerzo titánico por el bien y la pervivencia de la libertad democrática, reviertan esta perversa tendencia y sepan ilusionar a la gente formando ciudadanos responsables y comprometidos con lo cívico.

La excepción como argumento de la injusticia

Por I. G. M.

Hay una costumbre en cualquier debate que se puede escuchar en plazas; bares, redes sociales y, a veces, en parlamentos, que hace que él mismo deje de ser limpio y se convierta en un debate tramposo: argumentar que una excepción justifica el hecho de cometer una injusticia.

Se pueden poner bastantes ejemplos:

No se puede ayudar más a los parados porque hay algunos que tienen mucha cara y aprovecharían para vivir a costa de todos nosotros. Hay que privatizar los servicios públicos porque hay algunos funcionarios que no dan palo al agua. La sanidad pública no debe atender a los inmigrantes porque hay algunos que vienen a hacer turismo sanitario. No se puede ayudar a los desahuciados porque hay algunos a los que les ha ocurrido porque no quieren trabajar y se aprovechan. Hay que hacer pagar las medicinas a los abuelos porque hay algunos que las piden sin control, y acumulan muchas en su casa.

(EFE)

(EFE)

El último de estos ejemplos se viene escuchando durante estos días: No hay que dejar entrar a los refugiados a Europa porque entre ellos hay algunos terroristas del ISIS. Esta forma de verlo, mezclada con el miedo, puede ser, sin duda, un generador de odio; no hacia algunos terroristas, sino hacia todos los refugiados. Cada persona construye su opinión como quiere, pero sólo hago una observación; es curioso ver que estos argumentos suelen perjudicar a los que menos tienen y suelen ser lanzados (directa o indirectamente) por los responsables de impedir que estas excepciones se produzcan.

 

Atracón de injusticia

Por Isabel Moreno,

Cuatro imputados por corrupción, algunos cumpliendo condena en la cárcel: Luis Bárcenas (Gürtel), Francisco Javier Guerrero (ERE andaluces), José María del Nido y Díaz Ferrán. (EFE / ARCHIVO)

Cuatro imputados por corrupción, algunos cumpliendo condena en la cárcel: Luis Bárcenas (Gürtel), Francisco Javier Guerrero (ERE andaluces), José María del Nido y Díaz Ferrán. (EFE / ARCHIVO)

El día despierta con un nuevo titular: otro caso de corrupción, de avaricia sin límites, de ausencia total de valores, de enriquecimientos ilícitos a costa de los “nada de hoy y de siempre”.

Otro día más la impunidad está presente ante hechos repugnantes. Esta forma de ser, de estar, de existir se instala entre nosotros como algo cotidiano. Lo que antaño podría ser impensable, hoy toma un cariz de normalidad.

Y, entretanto, una sensación de profundo asco va extendiéndose por doquier; una náusea nace en nuestro estómago y desata el vómito ante el atracón de injusticia.

Esa peste negra, esa epidemia a gran escala va tiñendo el horizonte, va carcomiendo paulatinamente nuestros cuerpos famélicos. Como buitres, siguen devorando un cadáver del que ya nada queda….

Y una, y otra vez más, esas aves de carroña emprenderán su vuelo infranqueable… y nunca, jamás, mirarán hacia abajo.

Si hubiera justicia, no haría falta caridad

Por Ángel Villegas

Lo he oído recientemente en un programa deportivo de radio: a los oídos de un futbolista que está entre los más grandes del mundo llegó la noticia de que un niño de diez u once meses sufre una grave enfermedad. Alguien se lo dijo y él entregó, inmediatamente, un par de botas y una camiseta para el chaval.

Un hombre pide limosna. (REUTERS)

Un hombre pide limosna. (REUTERS)

Pero no se quedó ahí y, después de informarse, se comprometió a entregar una importante cantidad de dinero para que el niño fuera intervenido quirúrgicamente, porque de la rapidez con que se efectuara la operación dependía mucho la curación. En el sistema de salud español se le intervenía pero esperando un año, o quizá más, por lo que había que acudir a la sanidad privada.

Al parecer, hay una lista de espera que hace «imposible» que se le opere antes. Este crío no es el único caso y supongo que, con otras dolencias, habrá muchos en las mismas circunstancias. Lo he escuchado con una mezcla de alegría e indignación. Alegría porque esos privilegiados deportistas, admirados y, en ocasiones, aparentemente distantes, tienen nobles sentimientos que hacen que, al menos yo, les admire mucho más por ello que por lo que me deleitan con su talento deportivo. Indignación porque en un país como España, donde tanto sinvergüenza desvalija las arcas públicas, hay enfermos graves que tienen que esperar años para ser intervenidos, aun sabiendo que esa demora puede ocasionarles gravísimas consecuencias e, incluso, la muerte.

Bien está, y en lo que a mí respecta se lo agradezco en el alma, que haya gestos tan nobles como el del futbolista en cuestión. Pero, si hubiera justicia, si no se diera el hecho vergonzoso de una espera injustificable para acceder a un tratamiento médico, no sería necesaria la caridad de nadie.

Inspección ética de la conciencia social

Por Alejandro Prieto

Príncipe de CambridgeAunque intente situarme y otear el paisaje desde atalayas ajenas, la verdad es que soy incapaz de visualizar el atractivo y entender el elevado nivel de interés social que, por cuestión de fama o linaje, se crea en torno a determinados hechos de carácter privado. Los asuntos de amoríos, infidelidades, divorcios, embarazos o nacimientos ofrecen un juego asombroso.

Pero desgraciadamente, mientras las miradas contemplan con distracción y deleite la estela de la banalidad cotidiana, la corrosiva lava del egoísmo y la arbitrariedad recorre las laderas causando estragos humanos bajo el silencio de la indiferencia. ¿Cuántas revistas hay en los quioscos dedicadas a la divulgación de la frivolidad y el cotilleo, y cuántas centran su contenido en analizar, localizar y poner rostro a la injusticia? Sería conveniente someter la conciencia social a una inspección ética, pues existen sobradas muestras que constatan un error importante de calibración, con los perjuicios que ello comporta.

¿Desiguales o desigualdades?

Por Victorio Martínez

Mapa muncial de la desigualdadLas personas por naturaleza no somos iguales. Hasta ahí bien. Pero a partir de ahí, según el Gobierno de turno y las políticas que desarrolla, vienen los problemas y las desigualdades.

Qué casualidad que siempre perdemos los mismos: el 99% de la sociedad. ¿Cómo es posible que el 1% dominen al resto de la ciudadanía? Pienso que la culpa es nuestra, del 99%. No actuamos cuando nos quitan lo nuestro. Tampoco hacemos nada cuando recortan nuestros derechos que tanto esfuerzo y lágrimas nos han costado. Miramos el fútbol, ¡ojo!

Por eso las élites nos quitan lo nuestro y nos obligan a cumplir so pena de sanción o cárcel lo que ellos incumplen todos los días. Saben que no tienen razón pero su billetera se llena de nuestro dinero. Durante esta crisis provocada, que se inició en aquel verano de 2007. Desde entonces nosotros somos más pobres y ellos, los poderosos, más ricos. A partir de aquí aumentan las desigualdades entre los pueblos y en los pueblos entre los ciudadanos.

No se puede permitir que haya menores pasando hambre y mayores sufriendo necesidades. Es inhumano que se gaste en un retrato de un político más de 100.000 euros, en fanfarrias religiosas y otras inutilidades de alta alcurnia política y que haya niños que no tengan para comer o personas mayores que tengan que dejar de tomar medicamentos que necesitan para vivir. Esto son desigualdades. Que paguemos impuestos y ellos defrauden también son desigualdades.

Es urgente actuar para evitar y prevenir las necesidades en la parte más débil de la población: niños, mayores y personas con discapacidad. La escasez aumenta en la mayoría de la población por culpa de los recortes del Gobierno de Rajoy y por la falta de unas medidas de prevención. Seguimos siendo desiguales por naturaleza, con muchas desigualdades por inhumanidad política.

Por el respeto de todos a los discapacitados

Por David Olid Britos

policia localEste jueves por la mañana cuando bajaba de la moto recién estacionada he visto cómo tranquilamente unos agentes de la Policía Local de Barberá del Vallés (Barcelona) aparcaban en una zona de discapacitados. En mi opinión, esto no es sólo una falta de ejemplo sino que puede perjudicar a los usuarios con dificultades de movilidad.

Al preguntarle a los agentes que por qué aparcaban allí, me han contestado con un «acuéstate». Acto seguido me han pedido la documentación de identidad. Me han cogido la matrícula y han salido sonriendo como diciendo «ya te llegará la receta».

Aún así, me arriesgo a recibir esa multa injusta a cambio del respeto hacia la gente con dificultades de movilidad. El pueblo les da derechos a las personas con dificultades mientras la ley se los salta.