Por Miguel Abeledo
Este fin de semana queríamos viajar en el metro de Barcelona con nuestra perrita. En la parada de metro no había ningún cartel ni pegatina que prohibieran la entrada de perros por lo que pensábamos que ya había entrado en vigor la nueva norma que permitía viajar a los perros en el metro.
Tan pronto entramos, un guardia de seguridad vino corriendo hacia nosotros para decirnos que teníamos que salir, que hasta cierto punto lo entiendo si así es la norma.
Mientras estaba con nosotros, unos 2 minutos, se colaron sin pagar unas 5-6 personas. Cuando le preguntamos por qué no hacía nada para pararlos o llamarles la atención, la respuesta recibida fue que no llevaban perros.