Por Manuel Nogueras Tamargo
No es la primera vez que tengo que esperar una inmensa cola en una gran superficie para ser atendido en atención al cliente, ni tampoco pasar un filtro y esperar por teléfono mucho tiempo para realizar una gestión, si no es para contratar un nuevo servicio. Es más, cuando necesito ser atendido por algún vendedor dentro de la superficie, no suelo encontrarlo.
Imagino que no debo ser el único que desesperado y harto de seguir esperando, desista para ser atendido u opte por hacer una reclamación.
Cuando pasan estas cosas, el comentario del resto de los clientes es el mismo de siempre: “En todos los sitios pasa igual, falta gente”.
En el chaleco de los trabajadores de estas grandes superficies suele poner: “Estoy para ayudarle”. El marketing funciona, pero lo que verdaderamente se siente, es enfado y cabreo. Esto conduce a su vez a una baja calidad y puntuación de la atención al cliente y quizás su prestigio.