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Entradas etiquetadas como ‘gay’

Los gays rusos no existen

Por  Eduardo Almeida

No entiendo cómo Holanda es el único país que se atreve a alzar la voz para defender los derechos de los gays en Rusia. Solo Holanda ha ofrecido asilo a los homosexuales rusos que se vean atacados. Ningún otro país ha sabido ponerse manos a la obra para actuar en contra de esta discriminación homófoba desmesurada que no se veía desde la Segunda Guerra Mundial. Orgullo gayEstados Unidos se ha pronunciado, pero no ha actuado, no ha hecho nada. Mucho ruido y pocas nueces. Y mientras tanto, en Rusia, se dedican a acosar, a linchar, a provocar suicidios ante este trato infrahumano. ¿Cómo es posible que nadie haga absolutamente nada ante esta violación de los derechos humanos? Hasta la época de Pedro el Grande no había ninguna prohibición legislativa contra los gays, era tolerada. Hasta que llegó Putin y el Gulag en la extinta Unión Soviética. Y ahora, con Putin hemos topado. Claro, lo mejor es mirar hacia otro lado. Como hacemos con todo.

 

Orgullo y libertad

Por Miguel A. Castro

OrgulloNuestra libertad debe de terminar donde empieza la de los demás. Que cada cual decida ponerla límite antes es una decisión personal, pero que termine después debería de ser un problema compartido por todos en una sociedad sana. Y como lógica consecuencia de este argumento, parece obvio que gente que desea vivir su relación sentimental y sexual de forma diferente a la nuestra, como es la del colectivo de gays y lesbianas, debería de poder hacerlo sin más obstáculos que el de respetar la premisa de no perjudicar a nadie con ello.

Defendiendo las libertades de otros defendemos las nuestras, por cuanto que contribuimos a hacer que nuestro sistema social sea más justo.
Los heterosexuales no debemos caer en el error de trabar las opciones que no nos interesan personalmente. Y sobre todo no podemos pensar que atacar lo que no queremos ser ayuda a demostrarle al mundo que no lo somos. Nuestra femineidad o virilidad es algo que, si queremos, se lo tendremos que demostrar en la intimidad a nuestra pareja. Pero nunca discriminando a ciudadanos que solo quieren vivir su libertad.

Carta de un militar gay al ministro de Interior

Por Alberto Linero Marchena

72465Fui el primer militar gay en contraer matrimonio entre militares en España. He callado mucho tiempo pero tras escuchar al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, no puedo más. Lucharé contra todo este sistema que está vulnerando el derecho a vivir en libertad. A los que nos gusta luchar por los derechos de todos, no creo que nos veamos reflejados en usted. Me da vergüenza que este país no solucione los problemas desde arriba. Con vuestras medidas recaudatorias estáis dejando a los ciudadanos sin los recursos esenciales para “la pervivencia de la especie”. Me da vergüenza ajena tener un ministro del Interior que diga semejantes barbaridades.

¿Desde cuándo el matrimonio ha tenido relación con la pervivencia de la especie? ¿Desde cuándo no existen embarazos de personas solteras? Tengo una hermana lesbiana que dará a luz a mi sobrina. Si existe la libertad de creencia religiosa, es contradictorio que no se dé oportunidad a otras religiones a que sean materia educativa. Señor ministro, no debería confundir la biología con la ley. Si de verdad se siente usted preocupado por el número de hijos engendrados, podría plantear a su Gobierno políticas de protección social que no conviertan tener un hijo en un problema. ¿Qué especie quiere preservar, la de familias que se quedan en la calle tras perder hogares? Por si lo ha olvidado, si es que llegó a saberlo, el matrimonio civil que reconocen las leyes del país del que usted es ministro, esas que juró cumplir y hacer cumplir, es un acuerdo de convivencia y socorro mutuo entre dos personas independientemente de su sexo. Con este comentario, este señor demuestra que ser inteligente no es un requisito para llegar a ministro.

El ministro, los gays y la especie

Por Jon García

«Darwin… y Stalin le hubieran aplaudido»

Mi madre suele decir que el amor y el dinero son dos cosas que no se pueden ocultar. A lo que, seguramente, también habría que añadir la homofobia, un defecto -sin cura- que transforma en intolerante e inquisidor a quien lo padece. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se dejó llevar por sus moralinas religiosas en un coloquio sobre religión que tuvo lugar en Roma y, mostrándose en tono ufano, soltó de perla su rechazo hacia el matrimonio homosexual porque «no garantiza la pervivencia de la especie». (Nada mejor que echarse a la carretera y distanciarte unos kilómetros para mostrarse tal cual eres, como diría aquél). ministro del InteriorSeguramente, de haber estado presente Darwin le hubiera dado la razón, aunque también le hubieran aplaudido Hitler o Stalin si hubieran estado de público. Y es que precisamente este es el problema: la intencionalidad con la que se habla. El ministro esconde sus fobias homosexuales tras argumentos de biología molecular que nada tienen que ver. La especie, sr. ministro, seguirá perpetuándose per sécula seculorum a pesar de intolerantes como usted, ya que como ocurre con la gallina y el huevo, entre el hetero y el gay no sabría decir quién fue el primero.

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Por Enrique Chicote.

«De todo hay en la viña»

El argumento de Jorge Fernández Díaz es, hoy por hoy rigurosamente cierto. No obstante, habrá a quienes les preocupe sobremanera la pervivencia de la especie, como al señor ministro, y habrá a quienes les importe un bledo. Lo grandioso de vivir en un sistema plural de libertades es que los primeros puedan ponerse a procrear con la intensidad que sus órganos sexuales les permitan y los segundos a lo que les plazca, pues de todo hay en la viña de Señor, don Jorge; frase que como usted bien sabrá en calidad de miembro supernumerario del Opus se atribuye nada menos que a San Mateo, hace más de dos mil años.

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Por F. Gomis

«Una perogrullada, por no decir una tontería»

Negando que lo haga por motivos religiosos, el piadosísimo ministro del Interior ha afirmado que se opone al matrimonio gay –es decir, a nuestras leyes, poniéndolas así en peligro desde su puesto- por argumentos racionales, ya que “no garantiza la pervivencia de la especie”. Por supuesto que no lo garantiza: eso es una perogrullada, por no decir una tontería. Pero tampoco hace falta que lo haga.

Esto se debe a varias y reales razones científicas. Porque todos somos genéticamente bisexuales. Porque el número de homosexuales que se dicen exclusivos no supera el 6% de la población. Porque muchos hijos son concebidos fuera del matrimonio. Y porque lo que con frecuencia no asegura de verdad la pervivencia de una especie es lo contrario: la excesiva proliferación; de modo que la naturaleza, cuando hay superpoblación en una especie –moscas o personas- fomenta la aparición de conductas homosexuales en los estadios superiores de la que los estadígrafos llamamos curva de Pearl.

Zapatero ministro Fernández Díaz, a tus zapatos, sin intentar con falsas razones imponernos, debido a sus peculiares convicciones religiosas, conductas a las que nos inclina la naturaleza para asegurar nuestra supervivencia. Más aún: nuestra crisis actual se debe en parte también a sus peculiares convicciones religiosas de que ciertos métodos anticonceptivos eficaces son “antinaturales”, prohibiéndonoslos o dificultando ahora su acceso, lo que ha agravado nuestra superpoblación, hacinamiento, contaminación, desempleo, etcétera. F. Gomis.

Empeño por alterar el orden de la naturaleza

Por Lluis Esquena Romaguera

Europa asiste durante estos días a un momento especialmente delicado por la pretensión de redefinir una de las instituciones básicas de la sociedad: el matrimonio formado por un hombre y una mujer.

105853-620-282El “efecto dominó” del empeño de algunos Gobiernos de alterar el orden de la naturaleza y de que se instale jurídicamente el mal llamado “matrimonio homosexual”, constituye un experimento de revolución social con negativas consecuencias para el futuro.

La decisión de la Cámara de los Comunes británica, o la reciente aprobación en Francia de los primeros artículos de la ley de Hollande, pese al amplio rechazo social manifestado en la calle, son datos de una ceremonia de la confusión que se pretende alcance a todos los Gobiernos del planeta. Todo hace indicar que detrás hay grupos potentes, ideológicos y/o económicos.